OPINIÓN| La Corte Constitucional protegió el derecho de las mujeres a decir “no” de forma pública en redes sociales.
Rechazar y ser rechazado es normal. Se puede sentir como el fin del mundo, pero forma parte de la vida. Lo ideal sería que la gente recibiera un “no” y siguiera con su vida. Pero pasa muchas veces que la insistencia frente a un no se vuelve fastidiosa y peligrosa. El romántico se convierte en un abusador y acosador.
Tal vez recordarán el caso de la actriz Natalie Portman y del cantante Moby. Este último escribió en un libro, publicado a comienzos de 2019, que había salido con esa actriz. Portman respondió sorprendida diciendo que lo que recordaba era “un hombre mucho mayor que yo que se portaba de manera perturbadora conmigo cuando acababa de graduarme de la escuela secundaria”. Moby insistió públicamente como si exigiera que no le quitaran un trofeo.
Algo similar parece haber pasado en el caso que decidió la Corte Constitucional. Una mujer se enteró de que un hombre estaba diciendo públicamente que ellos dos habían salido. Por esta razón, ella decidió publicar en Facebook, entre otras cosas, que ella no tenía un gusto tan “arrastrao” como para salir con esa persona y que no entendía por qué él tenía ese “deseo frustrado de andar diciendo” esas cosas.
El galán frustrado decidió entutelar a su pretendida porque, según él, las palabras de ella causaban un “grave daño en su honor, decoro, fama y reconocimiento como un buen abogado litigante”. Los jueces de primera y segunda instancia decidieron darle a la razón a este señor y dijeron que la demandada debía abstenerse de decir ese tipo de comentarios en el futuro.
La libertad de expresión en este tipo de casos es importante para la igualdad entre hombre y mujer. La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH (RELE) ha dicho que “El silencio es el mejor aliado para perpetuar los abusos y desigualdades a los que se encuentra sujeta la mujer en todo el hemisferio.” La orden de los jueces de primera y segunda instancia eran completamente contrarios a esto. Eran decisiones que servían para perpetuar la idea de que la mujer tiene que aceptar los avances machistas en silencio.
La Corte Constitucional no estuvo de acuerdo. Entre otras cosas, la Corte dice que las redes sociales pueden ser una “válvula de escape” para reivindicar luchas en contra de la desigualdad entre hombre y mujer. La RELE ha dicho algo parecido: Internet sirve para promover la igualdad como respuesta ante la discriminación y los Estados deben promover que sea así.
Además, la Corte se refirió a que la libertad de expresión protege con más fuerza palabras como las de la demandada. Explicar posturas sobre con quién desea relacionarse alguien es algo relacionado con la dignidad e identidad personal, dice la Corte. Esto es similar a varias cosas dichas por la RELE en el pasado: las expresiones sobre la orientación sexual y la identidad de género tienen una “estrecha relación con la dignidad, la libertad y la igualdad de todos los seres humanos”.
Una denuncia como la hecha por esta mujer en Facebook no puede verse simplemente como un uso de palabras irrespetuosas en contra de otra persona. Al final, lo dicho por ella es una denuncia de una situación que le incomoda en un ámbito muy sensible, como es la vida sentimental y sexual. Naciones Unidas ha dicho que las mujeres deben tener garantías que brinden confianza para usar Internet como medio para discutir experiencias de violencia o buscar ayuda.
La Corte Constitucional parece estar dividida internamente con respecto a la libertad de expresión. Algunos Magistrados tienen posiciones que podrían interpretarse como un deseo de establecer la urbanidad de Carreño como anexo a la Constitución, bajo una visión de que las críticas o denuncias tienen que ser respetuosas. Esto es peligroso y autoritario. Si se hubiera aplicado un criterio como ese en esta sentencia, la decisión tal vez hubiera estado alineada con la posición del demandante, que se puede percibir como alguien que ve las quejas, reclamos y denuncias frente al abuso o machismo como una vulgaridad, algo inapropiado o palabras de una “vieja loca”, en lugar del ejercicio de un derecho.
* @EmmanuelVP