Detrás de esta obra está la idea de que los lugares son más que el conflicto que los castiga, más que cifras de guerra.
- Ilustraciones: cortesía.
Caminos condenados (Cohete, 2016) narra de manera gráfica la vida cotidiana en los Montes de María -esa región ubicada entre Bolívar y Sucre-, valiéndose de la combinación entre las ciencias sociales y el cómic, de la fidelidad investigativa de la primera y la creatividad narrativa de la segunda. También, pretende ser puente entre el pasado y el presente, entre el campo y la ciudad, para mantener viva la historia colectiva de una región.
La historia se basa en personajes ficticios y deja el protagonismo a la memoria en tiempo presente. Todos los diálogos y situaciones son tomadas de la investigación, son la vida real. Caminos condenados habla de la vida de los Montes más allá de la violencia, el control social y los despojos que usaron diferentes grupos armados ilegales. Puntualmente, se enfoca en las problemáticas actuales: los monocultivos y los despojos que causa.
Según Pablo Guerra, el guionista, la idea de Caminos Condenados es “que aporte, que la gente pueda visualizar momentos, instancias e implicaciones de lo cotidiano de una manera diferente. Le apunta a generar un diálogo más horizontal con la vida de una persona que vive en el campo. Menos desde la lástima, la culpa o la nostalgia”.
El título de la novela obedece a una expresión frecuente en los habitantes de la región. “A medida que se van consolidando los monocultivos, se rompen y desaparecen los caminos. Ellos utilizan esa expresión: condenaron ese camino”, dice Guerra. En suma, esta es la historia de caminos de los Montes de María que ya no pueden ser transitados, caminos condenados.
Detrás de esta obra está la idea de que los lugares son más que el conflicto que los castiga, más que cifras de guerra. Los escenarios están vivos y escribiendo su historia cada día. El lector puede empezar a enfrentarse, a través de los protagonistas de la novela, a los problemas que dejó la guerra, a lo que será el posconflicto en el campo.
La investigación estuvo a cargo de la geógrafa Diana Ojeda y el Centro de Estudios en Ecología Política de la Universidad Javeriana. La novela gráfica, en manos de Pablo Guerra (guionista) y Camilo Aguirre y Henry Díaz (dibujantes).
El sello editorial Cohete Cómics es una apuesta nueva de la Editorial Laguna. Además de Caminos Condenados, ha lanzado otros tres libros: Elefantes en el cuarto, Uncle Bill y Dos Aldos. En sus próximos proyectos, las historias cotidianas de las regiones seguirán siendo protagonistas: “estamos haciendo dos libros en paralelo, que quieren seguir abordando lugares como Montes de María. Siempre alterando la forma como se ven, como se pueden entender. Nuestro objetivo es que esto se convierta en una línea de publicaciones. Focalizarnos en una situación particular, de la mano de la academia”.