"Uno retorna porque aquí uno nace, se cría y muere. Pero en abandono total" | ¡PACIFISTA!
“Uno retorna porque aquí uno nace, se cría y muere. Pero en abandono total”
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“Uno retorna porque aquí uno nace, se cría y muere. Pero en abandono total”

Staff ¡Pacifista! - abril 15, 2015

Construir la paz no es solo negociarla. La tercera fase del proceso implica hacer justicia en los territorios, involucrar a las comunidades y reparar a las víctimas. Pero ya hay comunidades que se las han tenido que arreglar solas. ¿Tendremos que esperar a firmar el acuerdo para que esta paz territorial se haga real?

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Por: Natalia Otero Herrera.

Construir la paz no es solo negociarla. Esta semana, en el Glosario ¡Pacifista!, presentamos la definición de paz territorial, correspondiente a la tercera fase del proceso que implica hacer justicia en los territorios, involucrar a las comunidades y reparar a las víctimas. Pero ya hay comunidades que se las han tenido que arreglar solas. ¿Tendremos que esperar a firmar el acuerdo para que esta paz territorial se haga real?

“Nosotros somos hijos del agua. Vivimos de la pesca tradicional y no sabemos trabajar en la ciudad. Fuimos enseñados a pescar con los padres, a tejer las atarrayas, a vivir dentro del agua. Así se crearon nuestros pueblos palafíticos en esta Gran Ciénaga, la más grande del país, que contiene el bosque de manglar más importante del Caribe por la cantidad de especies de flora y fauna que habita en él.

Cuando retorné a Bocas de Aracataca (oficialmente Trojas de Cataca), la entrada estaba tapada de maleza. No pasó la lancha y tocó bogar en la canoa. El centro comunitario dejó de existir. El patrimonio del pueblo, tapado de matas. El restaurante, abandonado y comido por la naturaleza, igual que la iglesia, la escuela, las casas. Todo, completamente desolado.

Llegué en el 2001, un año después de ocurrida la masacre del 11 de febrero. Esa noche del 2000 llegaron unos 60 hombres del Bloque Norte de las AUC, dirigido por el paramilitar, hoy desmovilizado, Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’. Mataron a 12 pescadores, que porque tenían nexos con los guerrilleros, o algo así. Desde las cinco de la mañana, cuando salieron los perpetradores, la población se desplazó en su totalidad para los palafitos vecinos, en su mayoría a Nueva Venecia (conocida como El Morro), porque teníamos familiares allá. Nos desplazamos 260 familias. Y los paramilitares fueron tras nosotros. Por eso, volvieron a buscarnos y masacraron a El Morro también, el 22 de noviembre de ese mismo año. Ahí cogimos pa’ Ciénaga. Pero no, eso no pudimos. Somos hijos del agua. No sabemos trabajar en la ciudad. Entonces nos volvimos con mi esposa y los dos niños, que en ese momento tenían seis y ocho años.

Uno retorna porque aquí uno nace, aquí se cría y aquí muere. Y, a pesar de todo, aquí es donde sabemos sobrevivir, hasta que Dios lo quiera. Hay algunas familias que se adaptaron en la ciudad, pero 22 nos devolvimos por voluntad propia y sin ayuda de nadie, porque este pueblo no puede desaparecer del mapa. Es una lástima que una población pesquera, con tantos años de tradición, desaparezca. Y aquí estamos sobreviviendo solos. Ni el Estado ni la Gobernación departamental nos han gestionado nada para que Trojas de Cataca se recupere.

Vea así estamos:

Hay una sola escuela, en la que dicta clase una sola profesora, únicamente hasta primaria, de 1º a 5º.

El centro de salud nunca fue reconstruido y cuando ocurre alguna emergencia nos toca ir hacia Puebloviejo. Pero no hay transporte directo, entonces agarramos a vela o a remo. Tardamos cerca de dos horas.

Bocas es un pueblo beneficiado porque da contra el río Aracataca, lo que le permite tener agua dulce, menos contaminada que la del río Magdalena. Y tiene el complejo lagunar, con sus manglares y la pesca. Pero hoy el cauce del río está completamente disminuido y la población infantil ha venido enfermando por falta de abastecimiento de agua potable. Los agricultores y ganaderos, que están cinco kilómetros hacia arriba del río, lo tienen taponado con una zanca, para acaparar todo para ellos. El agua en Bocas se está sedimentando. Nos toca recolectar agua que baja de la Sierra Nevada de Santa Marta para sobrevivir.

Pero para ninguna de estas situaciones el Estado hace algo. No hay organización ni gestión que pueda buscar alternativas que mejoren nuestra calidad de vida. Entonces, nos conformamos así y pasamos los días en abandono total.

En Trojas de Cataca hace falta la organización a nivel institucional, para la educación, la salud, el trabajo, el sostenimiento, la vivencia. Soy consciente que la comunidad debe organizarse y exigir a los funcionarios que aporten. Pero nos hemos acostumbrado a terminar ya nuestra vida así.

Hay que ser realistas porque si no decimos las cosas nunca se saben: acá nunca se construyó una paz territorial. Abandono total”.

Carlos Castro, habitante de Trojas de Cataca, pueblo palafítico de la Gran Ciénaga de Santa Marta.

Definición técnica

Paz territorial: En de la estructura del Proceso de paz existen tres etapas: la fase 1, exploratoria, en la que se estableció una hoja de ruta para definir el propósito del proceso, las condiciones y reglas del juego; la fase 2, el fin del conflicto, que está en desarrollo actualmente, bajo la famosa premisa “nada está acordado hasta que todo esté acordado” y, la fase 3, en la que se construirá la paz, la paz territorial, después de firmado el acuerdo. Esa paz, según el Alto Comisionado, “será una Paz Territorial en la que participen todos los ciudadanos y los comunidades en torno a su construcción: impactará positivamente los derechos de las víctimas y tendrá que asegurar garantías para todos”.

Entonces, la paz territorial, explicada por Sergio Jaramillo, el Alto Comisionado para la Paz, durante una conferencia en la Universidad de Harvard, es la fase transicional en la que se inicia un diálogo entre las comunidades y el Estado para discutir el cumplimiento de los derechos alrededor de los territorios en función de la paz. Esta se caracteriza, por un lado, por desarrollar instituciones en el territorio que garanticen los derechos de propiedad de la tierra, la transformación de las condiciones del campo, la reparación de los efectos de la violencia y la reducción de la brecha entre lo urbano y lo rural. Por el otro, busca romper el vínculo entre la política y las armas, para que nadie vuelva a recurrir a ellas para promover ideologías, y que nadie que promueva sus ideas políticas se convierta en víctima.

La paz territorial pretende incluir todos los sectores de la sociedad–campesinos, indígenas, afros, empresarios, universidades, organizaciones sociales, miembros de la Iglesia–, para que se genere una inclusión e integración territorial y hacer justicia en el territorio de la manera más amplia posible.