Una mina estalló y mató una vaca. El miedo no se ha ido de Orejón | ¡PACIFISTA!
Una mina estalló y mató una vaca. El miedo no se ha ido de Orejón
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Una mina estalló y mató una vaca. El miedo no se ha ido de Orejón

Juan David Ortíz Franco - abril 11, 2016

El artefacto explotó muy cerca del camino de Chirí, dentro de uno de los cuatro puntos donde se concentró el proyecto de desminado humanitario.

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A menos de 100 metros de esta casa, en el camino que de Orejón lleva a la vía que conduce al Valle de Toledo, estalló un explosivo el pasado 2 de abril. Foto: Juan David Ortiz Franco

 

A un costado del camino está una casa abandonada. En sus paredes, el Ejército y la guerrilla pintaron gritos de batalla e intercambiaron insultos: “Juramos vencer y venceremos”, se leía desde la distancia. Era la frase que más resaltaba en la fachada.

Era finales de enero y hacía más de un mes que el Batallón de Desminado Humanitario (Bides) y las delegaciones de la ONG Ayuda Popular Noruega (APN), de las Farc y del Gobierno, a cargo del proyecto piloto de desminado de la vereda Orejón, en Briceño (Antioquia), habían levantado sus campamentos para salir de la región.

En varios tramos del camino se veían a medio poner varias cintas amarillas que delimitaban la zona segura, que separaban esa franja de tierra por donde pasan personas y animales domésticos de la vegetación más espesa en los costados. Esas cintas, ya escasas, eran la señal que diferenciaba el suelo que se podía pisar de los lugares donde los soldados estuvieron retirando los explosivos instalados por las Farc.

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Las cintas también estaban cerca de la casa, pero un hombre de la región dijo que el sitio ya estaba despejado, que el Ejército había sacado varias minas de los alrededores, y que ya era seguro caminar por el lugar. “Búsquennos con sus mujeres”, se podía leer en uno de los garabatos firmados por el frente 36 de las Farc.

La casa, las cintas de precaución, buena parte de ese camino que usa la gente de Orejón para salir a la vía que llega hasta el Valle de Toledo —el centro poblado más cercano—, están en la finca Las Aliadas, un predio que compró Empresas Públicas de Medellín en 2015 para la construcción de Hidroituango, un megaproyecto para la generación de energía.

También en Las Aliadas están dos de los cuatro puntos delimitados para el proceso de desminado que, en su primera fase, inició a mediados de 2015 y culminó en diciembre de ese año. Fue precisamente en uno de esos puntos, Chirí 1, donde hace 10 días estalló un explosivo que despertó a los campesinos de las fincas más cercanas y mató a una vaca. Fue a menos de 100 metros de la casa abandonada.

“Gracias a Dios fue una vaca”

Un campesino de Orejón cuenta que la explosión se escuchó en la madrugada del sábado 2 de abril, hace dos fines de semana. Los habitantes de la zona creen que la vaca se escapó del potrero de uno de sus vecinos y llegó al camino de Chirí, a un sitio que la comunidad conoce como La Palma.

“Llegamos hasta allá el lunes y debajo de la vaca estaba el hueco y las piedras removidas. Por eso creemos que fue una mina. Sin embargo, todavía no nos han dicho a ciencia cierta si fue una mina u otro explosivo. Vino una comisión del Gobierno, pero por ahora están investigando”, dice una líder de la comunidad.

El general (r) Rafael Colón, a cargo de la Dirección para la Acción Integral Contra Minas Antipersonal (Daicma), dependencia del Gobierno a cargo del proceso, confirmó que, como dicen los campesinos, la explosión ocurrió en una de las áreas delimitadas para el proyecto de desminado.

Varios pobladores de Orejón escucharon la detonación que mató a una vaca en una de las zonas delimitadas para el desminado humanitario. Foto: Cortesía

 

Sin embargo, dijo que se investiga si en ese sitio en concreto estuvo trabajando el Batallón de Desminado Humanitario del Ejército y se trata de un explosivo que no fue detectado o si, por el contrario, se trata de un lugar que no alcanzó a ser intervenido durante el proceso.

“Lo que estamos haciendo es una evaluación con el Batallón de Desminado, Ayuda Popular Noruega y el Daicma, para establecer si fue en unas áreas que no hemos terminado de desminar o a qué obedece lo que pasó. No sabemos si fue en un punto que intervino el Bides o si fue en un punto anexo que no se ha terminado de desminar. Es que todavía el proceso no ha terminado”, dijo Colón.

Lo que pasó en Chirí 1 demuestra que, pese a que ya culminó la primera fase de desminado —en la que el Bides retiró 33 minas en un área de 14 mil metros cuadrados—, aún no existen las condiciones de seguridad necesarias para entregarles esos predios a los pobladores de Orejón como territorios libres de sospecha de minas.

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El problema, a juicio de algunos líderes, es que cuatro meses después del cierre del proceso y luego de varios aplazamientos no se sabe a ciencia cierta cuándo culminará la intervención, ni tampoco si el desminado se extenderá a otros puntos que la comunidad considera de mayor importancia.

“Nos dieron fecha para enero 12 y ahora, hace 15 días, el general Colón dijo que todavía no había fecha. Lo de la semana pasada gracias a Dios fue una vaca y nos avisó, eso nos dio la razón de que eso no está listo y genera una alerta para que nadie se vaya a meter a esos sitios. El problema es que ahora quedamos con más desconfianza que antes. Yo ahora por ninguno de esos sitios me meto, que se mueran los animales por allá, pero no uno”, dice otro líder.

Sobre la continuidad del proyecto, Colón aseguró que la dependencia a su cargo, APN y el Ejército han hecho presencia constante en la zona y que espera, en la próxima semana, “tomar unas decisiones sobre lo que nos hace falta y continuar los trabajos”. Sin embargo, como le había dicho a ¡PACIFISTA! en marzo pasado, sigue sin decidirse la continuidad de las Farc en el proceso. Ese es un asunto que, según el funcionario, todavía se discute en la mesa de conversaciones de La Habana.

Por lo pronto, y mientras la limpieza definitiva de los explosivos no se resuelva, el trabajo parece estar concentrado en la prevención. No obstante, el miedo a las minas se mantiene. “A la comunidad no la hemos abandonado —dice Colón—. Allá estamos con estrategias de educación en el riesgo y de comportamiento seguro. En todos los puntos de la vereda estamos trabajando con enlace comunitario para enseñarle a la comunidad qué hacer en esos puntos tan críticos, porque lo que está claro es que no hemos terminado de desminar”.