Entre 1990 y 1994 ocho grupos armados colombianos dejaron sus armas. Hicimos un recuento de esos procesos.
- Francisco Rojas Birry, representante de la Asamblea Nacional Constituyente, presidió la entrega de armas del EPL. Foto vía El Espectador.
El reciente acuerdo sobre el fin del conflicto entre el Gobierno y las Farc comprometió a esa guerrilla a dejar las armas con las que ha combatido por más de 50 años. No obstante, esta no es la primera vez que un grupo armado colombiano se compromete a entregar sus fusiles.
Desde 1990 hasta 1994, ocho organizaciones estuvieron involucradas en procesos de pacificación en los que dejaron sus armas, ya sea entregándolas al Gobierno, a organizaciones internacionales o arrojándolas al mar. A continuación, un recuento de esos capítulos:
El acero inutilizado de las armas del M-19
La entrega de armas del M-19 ocurrió el 9 de marzo de 1990, en los campamentos de esa guerrilla en el caserío de Santo Domingo, en el municipio de Tacueyó (Cauca), y en el corregimiento de El Vergel, en Suaza (Huila). Ese desarme fue el punto final del proceso de paz que este grupo había empezado con el Gobierno de Virgilio Barco el 10 de enero de 1989.
Los guerrilleros entregaron los fusiles liderados por su máximo comandante, Carlos Pizarro, quien en la ceremonia de dejación les ordenó: “Por Colombia, por la paz, dejad las armas”. El M-19 sometió sus fierros, disparó sus últimos cartuchos y rompió filas.
El desarme en Santo Domingo fue verificado por delegados de la Internacional Socialista, una organización mundial de partidos socialdemocrátas, socialistas y laboristas. Además, el evento se realizó bajo la atenta mirada de decenas de periodistas nacionales y extranjeros, representantes de los gobiernos de Perú, Bolivia y Ecuador, el general suizo Heinrich Bwchbinder, el general venezolano Ernesto Uscátegui y el experto en balística Gerard Laube.
Por otro lado, en El Vergel, la compañía ‘Gloria Amanda Rincón’ del M-19, en cabeza de Marcos Chalita, entregó su armamento en presencia del coronel británico Frank Barberie, comisionado de la Internacional Socialista, y el gobernador del Huila, Félix Trujillo.
La última arma del M-19 que fue entregada, envuelta en la bandera de Colombia, era la pistola 9 mm de Carlos Pizarro. En total, se recogieron 280 armas, entre fusiles, pistolas y carabinas que, según El Tiempo, fueron llevadas a la Siderúrgica de Cali y convertidas en 16 lingotes de acero con un peso cercano a los 155 kilos.
Inicialmente, el material que resultó de la fundición iba a ser usado para construir un monumento de paz, pero con el paso de los años la obra no se concretó. Solo hasta 2015 el presidente Juan Manuel Santos y Gustavo Petro, exmilitante del M-19 y en ese momento alcalde de Bogotá, declararon públicamente su intención de realizar un monumento a la paz en el parque El Renacimiento con el acero de lo que fueron las armas de esa guerrilla. Hoy, esos lingotes reposan en el Centro de Documentación y Cultura para la Paz, en la capital del país.
- ‘Adiós a los fierros’, artículo del periódico El Espectador del viernes 9 de marzo de 1990.
El mar desarmó al PRT
Los guerrilleros del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), grupo armado que se asentó en la Costa Atlántica, dispararon sus últimas balas el 25 de enero de 1991 en la población de Don Gabriel, municipio de Ovejas (Sucre). El acuerdo de paz, firmado ese día, estableció que las armas serían arrojadas al mar frente a miembros del Gobierno, una comisión de la Asamblea Nacional Constituyente y los negociadores del PRT.
Los fusiles fueron llevados un día después a la Bahía de Cartagena, donde se realizó una ceremonia a las 12:05 del mediodía. Valentín González, comandante de la organización, gritó: “Por la vida, la paz y la democracia: adiós a las armas”. Luego, zarpó el yate Alcatraz III con parte del armamento, previamente desmantelado, para dejarlo en lo profundo del mar Caribe. A bordo de la embarcación, González, junto a los exguerrilleros del M-19 Antonio Navarro Wolff y Otty Patiño, arrojó los primeros tres fusiles de los siete que terminaron en el mar. Lo del yate fue un acto simbólico porque horas más tarde el resto fue lanzado al océano desde un helicóptero.
El periodista Arturo Jaimes, en su crónica ‘El PRT: las armas y el mar’, publicada en El Tiempo el 27 de enero de 1991, relató que “ya, en mitad de la tarde, aquel yate emprendió el regreso. Ya ninguno de los que venían a bordo era guerrillero, porque allá en altamar el PRT había muerto”. El acuerdo de paz, suscrito por Valentín González, Sergio Sierra, Pablo Roncallo, Rafael González, Ernesto Falla e Iván Suarez, principales dirigentes del PRT; y Jesús Antonio Bejarano, Carlos Eduardo Jaramillo, Gonzalo de Francisco, Álvaro Hernández, Gabriel Restrepo y Tomás Concha, delegados del Gobierno, terminó en el desarme de 250 personas que hicieron el tránsito hacia la democracia.
- ‘PRT: las armas y el mar’, crónica del periódico El Tiempo del 27 de enero 1991.
El EPL no sólo entregó armas, también los uniformes
La parte del EPL que buscaba la desmovilización y participación en la Constituyente, en cabeza de Bernardo Gutiérrez, firmó la paz con el Gobierno el 15 de febrero de 1991 en la Casa de Nariño. Según el acuerdo final, todo el material de guerra debía ser inventariado por la guerrilla para especificar el tipo, marca, calibre y número de serie de cada arma. Pero el Gobierno no solo le pidió a esa organización entregar su armamento, también solicitó las prendas de uso privativo del Ejército que tenía en su poder.
El 1 de marzo de 1991, el EPL entregó sus fusiles en un acto oficial que se celebró en los cinco campamentos de esa guerrilla: Labores y Pueblo Nuevo, en Antioquia; Villa Claret, en Risaralda; Arenas, en Bolívar; y Juan José, en Córdoba. En total, fueron 600 armas y 2.520 combatientes desmovilizados.
Tres días después, en el Palacio de Exposiciones y Convenciones de Medellín, los ya exguerrilleros se reunieron para reafirmar su compromiso y para presentarse como el movimiento Esperanza, Paz y Libertad. Las armas fueron entregadas a una Comisión de Veeduría Internacional y, posteriormente, se usaron para construir el Monumento a la Paz, que hoy se encuentra en el parque de las Naciones Unidas de Medellín.
- ‘Nueva vida para el EPL’, artículo del periódico El Espectador del sábado 2 de marzo de 1991.
El desarme de los Quintines
El Movimiento Armado Quintín Lame, guerrilla indígena, llegó a un acuerdo de paz con el Gobierno de César Gaviria el 27 de mayo de 1991. El texto que surgió de ese pacto estableció que la entrega de armas sería cuatro días después y debía contar con la verificación de una veeduría internacional conformada por Luis Otero Fernández, representante de la Asociación de Derechos Humanos de España, y por Donald Rojas y Rodrigo Contreras, delegados del Consejo Mundial de Pueblos Indios.
El 31 de mayo de 1991, el Quintín Lame se desarmó y entregó los fusiles en una jornada denominada ‘Alborada por la Paz’, en Pueblo Nuevo, municipio de Caldono (Cauca). Las 50 armas entregadas por los combatientes fueron enviadas a la Siderúrgica de Occidente en Cali para fundirse. Tras el desarme, los 157 combatientes desmovilizados se reincorporaron a sus respectivas comunidades indígenas.
- ‘El Quintín Lame dejará sus armas hoy en Cauca’, artículo del periódico El Tiempo del 31 de mayo de 1991.
La entrega de armas tardía de los CER
De la facción del EPL que se había desmovilizado en 1991, aún quedaba un ala en guerra para 1992. Ese frente era conocido como los Comandos Ernesto Rojas (CER), una agrupación que decidió sumarse al desarme del EPL, pero un año después. Para expresar su voluntad de paz, los CER acudieron al ya creado movimiento Esperanza, Paz y Libertad con el fin de acercarse a dialogar con el Gobierno.
Así las cosas, el 20 de marzo de 1992 los guerrilleros suscribieron su desarme y desmovilización. Entregaron las armas en un acto confidencial en el que estas se fundieron, así como las del M-19 y el Quintín Lame, pero esta vez en la Siderúrgica del Muña, en Bogotá. En total se derritieron nueve fusiles, una escopeta, cuatro subametralladoras y seis pistolas. Una cantidad pequeña porque solo 41 combatientes hacían parte de los CER. Se desconoce el destino final del material fundido.
De metralletas a campanas; el fin de la guerra de la CRS
La Corriente de Renovación Socialista (CRS), una disidencia del ELN, dejó las armas el 9 de abril de 1994, en la población de Flor del Monte (Sucre). Como al EPL, el Gobierno le pidió a esta organización un recuento detallado de las armas y explosivos en su poder. Luego del desarme, una veeduría internacional recibió los fusiles. Algunos fueron fundidos con el propósito de construir tres campanas para varias iglesias de la región y otros fueron arrojados al mar.
Como dato curioso, el desarme de la CRS fue el único en que la relación entre el número de armas y de combatientes fue casi equivalente: se desmovilizaron en total 747 guerrilleros y se entregaron 500 armas.
- ‘CRS quemó últimos cartuchos’, artículo del periódico El Tiempo del 9 de abril de 1994.
La pacificación de las Milicias Populares de Medellín
Las Milicias Populares de Medellín (Milicias Populares del Pueblo y para el Pueblo, Milicias Independientes del Valle de Aburrá y las Milicias Metropolitanas) fueron movimientos urbanos que se desarmaron en 1994 y tuvieron su origen en las guerrillas.
En 1993, estas milicias y el Gobierno hicieron historia al sentarse a negociar, ya que por primera vez el Estado entablaba unos diálogos con este tipo de organizaciones. El proceso de paz, que para algunos fue sui generis, desarmó y desmovilizó alrededor de 700 combatientes.
El acuerdo final se firmó el 26 de mayo de 1994, en la cancha de fútbol del barrio Granizal de Medellín. Las 200 armas fueron entregadas a los negociadores del Gobierno quienes, posteriormente, las fundieron.
El último en desarmarse: Frente Francisco Garnica
El 30 de junio de 1994 dejó las armas el Frente Francisco Garnica, otra facción del EPL que no se desmovilizó en 1991. La negociación de paz de este frente fue exprés. Empezó el 14 de junio de 1994 y terminó el 30 de junio con la firma de un acuerdo final. El proceso permitió desmovilizar 150 guerrilleros y autorizó al Frente a convertirse en la Corporación Colombia Viva.
El acto de dejación fue en el corregimiento de Cañaveral, municipio de Turbaco (Bolívar). En ese momento se entregaron 15 armas. Dos semanas después, el 15 de julio de 1994, fueron arrojados al mar 70 fusiles más. Los explosivos se entregaron a la Armada Nacional.
- Entrega de armas del Frente Francisco Garnica. Foto: cedema.org.