Por Lina Gabriela Cortés
La indignación y las demandas sociales que se manifestaron durante los meses del Paro Nacional del 2021 no fueron ajenas a las acciones artísticas; de hecho, todo lo contrario. En los meses del Paro el arte se convirtió en una herramienta principal para colectivizar emociones, experiencias, formas de enfrentar y hablar sobre lo que estaba pasando; la poesía, en este caso, fue protagonista.
Diversas acciones poéticas se consolidaron en lo que llamaron: Primeras Líneas Poéticas. Grupos, colectivos, organizaron recitales, performances, antologías, podcast de poesía durante los meses de la movilización nacional. En Bogotá, por ejemplo, se organizaron varios recitales en espacios públicos, uno de ellos fue en el Parque Nacional y se llamó La poesía está en la calle, otro fue en la localidad de Ciudad Bolívar en el barrio Potosí, entre muchos más.
En Cali se organizaron performances poéticas, rituales en los que fusionaron diversas acciones artísticas, Madre ya regreso fue una y contó con la participación de artistas, jovenes y mayoras del territorio, y se puede consultar en este link: madreyaregreso
También se organizaron diversas antologías de poesía, una de ellas, Disipados y moleculares, miniantología de emergencia, fue publicada por la editorial Jübilo, distribuida a través de la colección de formato híbrido (digital e impreso) por Dosis Mínima, y se puede descargar gratuitamente.
El podcast Tufillo de poeta realizó un especial de Colombia que contó con dos episodios: Poemas para tumbar a los tombos y Poemas para que no nos gane el silencio, acá se pueden escuchar:
El arte se tomó diversos escenarios presenciales y virtuales y cientos de colombianos y colombianas, dentro y fuera del país, participaron de distintas acciones poéticas. En las movilizaciones confluyeron no sólo el desgaste socioeconómico de la población, sino el desgaste emocional, cultural y físico de la gente tras el encierro de año y medio como consecuencia de la pandemia de la COVID-19. Estos factores produjeron la necesidad por construir espacios con otrxs, espacios que no fueron indiferentes a la situación que se estaba viviendo.
Y uniéndose al eco del llamado, a un año del Paro Nacional del 2021, Pacifista decide inaugurar su sesión de poesía: Primeras líneas poéticas. En esta primera entrega compartimos cinco poemas de poetas de diversos puntos del país, escritos en esos meses de estallido social, una respuesta ante tanta incertidumbre y violencia.
Las justas jaurías del poder
La del hambre escondida
en el misterio invisible
de los mendigos
En el retazo de tela
ensangrentado
con la historia de la modista
La de los gritos
de los obreros
en su caída del andamio
La de las lágrimas de una hija
con su dolor
de madre asesinada
La de los ruegos ancianos
En los eternos funerales
De los desaparecidos
La del quejido
De los ríos
Que usted convirtió en cementerios
La de los ojos estallados
En coágulos cardinales
A manos de su autoridas
Lina Alonso (Bogotá, 1994)
Mi hijo
que no conoce de patrias
del precio de los huevos o la gasolina
de revolución molecular disipada (yo tampoco)
que no distingue entre la ‘gente de bien’ y los tombos infiltrados
y me dice sonriendo que los malos son los buenos .exe
Mi hijo
que apenas aprende a contar con los dedos
sabe que para tantos muertos
no alcanzan nuestras manos
Michael Benítez (Bogotá, 1991)
Las cosas ahora significan diferente –
Las cosas ahora significan diferente
Mientras caminamos por la calle
o llamamos a nuestros amigos
no paramos de decir
“Me avisas cuando llegues a casa”
“Espero que estés bien”
“Cuidado con la policía”
Nuestro corazón es un infierno que palpita
Barricadas
un salto colectivo en cámara lenta
sueños y pancartas
un chiste sobre infiltrados
bicarbonato y leche en los ojos
espacios renombrados
un poema de piernas y manos
manos que sirven comida
voces que cantan
risas y lágrimas
Sangre
Una bota fracturando un cráneo – Fusiles
Los vamos a desaparecer – Gritos
Busquen a su amigo en el río – Disparos
– lo mataron
– la mataron
Quiero dormir y no puedo
Ya no confío en mis vecinos y sus camisas de blanco
Tengo miedo del helicóptero que vuela bajo
Tengo miedo del helicóptero que vuela bajo
Tengo miedo
el helicóptero vuela bajo
y deseo
Que lo único que nos sobrevuele sean los pájaros
Que lo único que nos sobrevuele sean los pájaros
Que lo único que nos sobrevuele sean los pájaros
Que lo único que nos sobrevuele sean los pájaros
Daniela Prado (Cali, 1994)
Piedras
El día 26 de febrero prendimos la ciudad de la Quince para arriba, la tropa en todas partes, vi matar muchachos a bala, niñas a bolillo. Eso no se olvida. Que di piedra y me contestaron con metralla.
A.C.
Con la boca y los ojos
estrujados por el gas lacrimógeno
huyo de los robocops de la Policía.
Los poemas no van a regresar a los desaparecidos
ni aliviarán las heridas de los torturados,
pienso
mientras corro.
Suenan las aturdidoras,
el zumbido de pelotas de goma:
un enjambre de cuerpos, de objetos
se pierden por las esquinas
y revuelen el espacio que hierve,
intranquilo.
Pongo mis palabras al servicio
de la piedra calentada por el sol.
Los poemas no harán que
que cambie el precio del arroz
ni revivirán a los muertos
pienso
mientras huyo.
Una tanqueta de la policía dispara
agua a presión y derriba
a un par de personas,
luego la hacen retroceder
con bombas molotov.
Los poemas no van
quitarle el hambre a nadie,
corro
y ya no pienso.
Veo gente capturada
en medio de la revuelta,
caballos veloces,
el sobrevuelo de un helicóptero.
El gas lacrimógeno
sigue inundando
todo con su cuerpo humeante.
Soporto el peso
de una piedra en mi mano,
palpo su dureza mineral
y escucho
su voz.
Santiago Rodas (Medellín, 1990)
policía que espera
nos gritan cerdos cerdos apenas a. unos metros de distancia
y son cientos o miles nosotros apenas unos cuantos
pero son ellos los que temen cerdos cerdos
miro el reloj sudo debajo de mi casco se me empaña
la visera llevamos hora y media esperando alguna orden
cerdos cerdos me miro con mi compañero nos reímos.
le grito cerdo cerdo y saltamos al mismo ritmo de ellos
sus insultos nos divierten
ahora cambian las arengas qué triste debe ser
reprimir al pueblo para poder comer me deja
pensando si es triste reprimir al pueblo
y no
no me parece
sería más triste no poder comer
así que acaricio
mi bolillo y le agradezco a dios por mi trabajo
qué triste debe ser me acuerdo de que comí poco al almuerzo
reprimir al pueblo mi capitán estaba putísimo y apuró
para poder comer qué hambre
hace calor y esta gente ni avanza ni se va
solo saltan bailan gritan sus arengas dan discursos
uno que otro se me acerca me pregunta qué pienso
yo no pienso esa es mi arenga frente a ellos
para que no me jodan tanto pero obvio que sí
tan diferente no soy de todos ellos
cerdos cerdos mi jefe de civil ha dicho
que todos son bandidos por supuesto que no
si aquí hay gente buena y estudiada a veces
siento envidia pero siento más calor
acaricio el bolillo cerdos cerdos
creo que hoy los golpearé un poco más fuerte
porque el capitán nos ha hecho esperar
alerta alerta que camina la lucha de estudiantes
en América Latina yo me aburro miro de nuevo d reloj
me apoyo contra la pared bajo e] escudo al piso
alerta alerta el casco me tapa el sol cierro los ojos
que camina siento el cuerpo flojo relajado
la lucha de estudiantes en América Latina
me estoy quedando dormido anoche no dejaron
descansar nos tiraron línea hasta tarde
cerdos cerdos
erre me copia erre oigo a lo lejos
al parecer ya dieron la orden lo de siempre
nos formamos nos despabilamos marchamos
en linea recta
golpeando los escudos asesinos asesinos
yo nunca he matado a nadie pero son gajes del oficio
algunos compañeros se encarnizan
es normal asesinos asesinos quién les manda
es que la carne es débil
la nuestra y la de ellos
pero son dos debilidades diferentes
una a cada lado del bolillo asesinos asesinos
además los jefes civiles dicen que todos son bandidos
así es más fácil desquitarse
ya estamos tirando los gases las aturdidoras
nuestra arenga es pum pum pum qué calor
corro persigo a unos cuantos ya no gritan
pum pum pum más bien se quedan calladitos detrás de las paredes
esquivo algunas piedras otras pegan al escudo
quiero que se calmen pum pum pum ya me quiero ir a casa
hay muy pocos que se quedan tienen capuchas
son muy valientes pum pum pum
nosotros avanzamos ellos hacen hogueras queman un auto
no entiendo para qué
me parecen estúpidos
haciéndose matar por la política pum
a mí por lo menos me pagan
claro que no mucho teniendo en cuenta todo esto
pum pum pum será que saben algo que yo no?
hijos de puta
erre me copia me dan una orden diferente
lo busco lo persigo alcanzo a ver su escondite
estoy cansado estoy harto
acaricio mi bolillo tengo hambre
qué triste deber ser recuerdo su arenguita
creo que él está más triste que yo
ahora que lo tengo agarrado
ahora que nos miramos a los ojos
Juan Camilo Lee (Bogotá, 1982)