'Veo a Petro muy desdibujado y me duele': María Mercedes Maldonado | ¡PACIFISTA!
‘Veo a Petro muy desdibujado y me duele’: María Mercedes Maldonado María Mercedes Maldonado. Todas las fotos por: Juan Esteban Quintero - ¡Pacifista!
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‘Veo a Petro muy desdibujado y me duele’: María Mercedes Maldonado

Santiago Valenzuela A - agosto 14, 2019

Estos son los detalles de la ruptura entre la negociación que sostenían Gustavo Petro y Claudia López, según una de las mujeres más cercanas al líder de la Colombia Humana.

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María Mercedes Maldonado ha sido una de las mujeres más cercanas a Gustavo Petro. Estructuró el plan de desarrollo de la Bogotá Humana, fue secretaria de Hábitat, también alcaldesa encargada y estuvo detrás del programa de gobierno que presentó Petro como candidato a la presidencia. En los últimos meses representó a la Colombia Humana en las reuniones con Claudia López, el Polo y Activista para definir un acuerdo programático para la alcaldía de Bogotá. Hoy, con Hollman Morris como candidato oficial de su movimiento, Maldonado da un paso al costado y pone, por primera vez en ocho años de trabajo con Petro, una pausa indefinida. 

La decisión que tomó Petro de apoyar a Morris en la contienda electoral por la alcaldía de la capital fue un punto de quiebre. Las críticas por las denuncias de acoso que rondan al candidato, así como su su designación a dedo, alejaron a muchas personas que hacían parte de los comités directivos de la Colombia Humana. En entrevista con ¡Pacifista!, Maldonado habló sobre la ruptura del acuerdo con Claudia López, sobre los problemas del metro elevado de Peñalosa y sobre las divisiones internas del que prometía ser el mayor movimiento de la oposición.

María Mercedes, ¿qué pasa con la Colombia Humana? Usted por qué se está distanciando… 

Yo ya me distancié. La Colombia Humana está pasando por un momento difícil. Después de la participación que tuvo en las elecciones presidenciales, de lo que significaron las propuestas de Gustavo Petro y Ángela María Robledo, de ser una alternativa de cambio de las condiciones de vida de muchas personas en este país, esa fuerza no se ha traducido en una apuesta por la organización de un movimiento sólido con instancias claras para la toma de decisiones a nivel nacional y regional. 

El año pasado se hizo una asamblea a la que vino mucha gente de todo el país pero ahí apareció el primer síntoma de que no éramos capaces de responder a las exigencias organizativas: no se estableció una dirección nacional, se delegaron las decisiones al presidente y la vicepresidenta y se empezó a mostrar que no teníamos las condiciones para fortalecer nuevos y diversos liderazgos y definir mecanismos democráticos y de comunicación con las regiones. Llegaron las elecciones regionales y todo se comenzó a diluir. 

¿Qué pasó?

Gustavo Petro dijo en varias entrevistas que no quería un partido sino algo distinto, un movimiento aparentemente más democrático, más abierto y más flexible en su relación con las organizaciones sociales, a partir de nodos, apelando a la idea de ciudadanías libres. Todo eso suena bien en el discurso pero en la realidad es necesaria una estructura para ir formando liderazgos a corto, mediano y largo plazo y para mantener vivas las apuestas que se le habían planteado al país. Cuando llegó la hora de tomar decisiones se tomaron sin consenso, como pasó con la candidatura de Hollman Morris. Y este no es el único caso, en las regiones también hay descontento. Hay mucho desconcierto con lo que está pasando en comparación a lo que dejó la campaña de 2018. 

¿Discutieron el tema de Hollman en la última asamblea? 

No. En la asamblea distrital de mayo se eludió tratar ese tema por razones que no fueron claras. Petro a último momento no quiso asistir y ni siquiera se definieron unos criterios para definir una candidatura a la alcaldía ni se estableció una instancia plural y legítima para definirla. La dificultad aumentó por el hecho de que Hollman Morris y Jorge Rojas hicieron jugadas no del todo leales con el movimiento. Hollman se lanzó con Mais y dijo ‘yo soy de Colombia Humana, pero igual me puedo ir solo’. Rojas inició recolección de firmas y no le fue bien, después obtiene la promesa del aval de la UP.  

Mientras tanto Petro estaba buscando candidato por fuera, como ocurrió con Alejandro Gaviria, algo que él acostumbra hacer pero que es equivocado, a mi modo de ver, porque debilita los liderazgos internos. En la asamblea se aprobó la realización de alianzas orientadas por unas bases programáticas para los candidatos a alcaldía, JAL, Concejo. Se conformó además un comité de garantías y otro de ética, que fue un avance importante, pero que no fueron consultados cuando se eligió a Morris. El mensaje fue de desconocimiento de un proceso en el que muchos creíamos.

¿Cuál fue su participación en el acuerdo programático con Claudia? 

Yo siempre trabajé en lo programático, desde la campaña a la alcaldía de 2011. Llegué a esa campaña porque Petro estaba convencido de vincular a personas que vinieran del sector académico, a técnicos que le dieran solidez a su propuesta política. Tuve la oportunidad de coordinar la formulación del Plan de Desarrollo de la Bogotá Humana, que es un referente para el movimiento. Después entré a ser coordinadora programática en la campaña presidencial, en la que Petro propuso una matriz inicial que fue desarrollada y enriquecida por gente de la academia, de las organizaciones sociales, de las regiones. Con esa propuesta se logró transmitir una alternativa de transformación en asuntos vitales para nuestra sociedad, como el cambio de  una economía rentista y extractivista a una economía productiva, la sociedad del saber, la necesidad urgente de enfrentar la crisis ambiental o unas políticas sociales no asistencialistas

Este año acordamos que trabajaría en la definición del acuerdo programático en coordinación con Ángela María Robledo para lograr una coalición amplia con el partido Verde, el Polo Democrático, la UP, Activista, Mais y sectores liberales.  

¿Qué pasó con ese acuerdo? 

Al principio esos partidos y movimientos  plantearon un acuerdo de mínimos o básicos, bajo la idea de destacar lo que los unía. Petro planteó, en contraste,  un acuerdo de máximos y rápidamente dijo que el tema del metro era un inamovible y pienso que ahí se cometió un error porque desde un principio dijo que había que deshacer el contrato del metro elevado si Peñalosa lo dejaba firmado. Al final planteó que el tema era político y no jurídico, pero era tarde, porque fue él quien hizo girar durante meses el tema en torno a una discusión jurídica difícil de resolver.

Los otros movimientos avanzaron  en un documento que firmaron el 22 de julio, en cuya versión final no participó Colombia Humana. Jorge Rojas jugó un papel desafortunado, porque se empeñó en decir que participaba como Colombia Humana  sin tener esa representación y creó confusión en los demás movimientos de la coalición, las bases y la ciudadanía.

Cuando llegó la hora de tomar decisiones se tomaron sin consenso, como pasó con la candidatura de Hollman Morris. Y este no es el único caso, en las regiones también hay descontento. Hay mucho desconcierto con lo que está pasando en comparación a lo que dejó la campaña de 2018. 

¿Y qué pasó en la reunión de Petro, Claudia y Ángela María? 

¿En la de la foto? 

Sí. 

Parecía que se había llegado a un acuerdo y que se iba a concretar en un documento. Claudia López habló de estar dispuesta a acompañar las acciones judiciales y ante los organismos de control que habían iniciado los otros integrantes de la coalición contra el metro elevado y quedaban por precisar las metas en materia de acceso a educación superior y dejar claro que no se recurriría a oferta en universidades privadas, además del enfoque en materia de seguridad, donde Gustavo Petro y Angela María Robledo priorizaban una política de inclusión de los jóvenes y de presencia de políticas sociales integrales en las zonas con mayores problemáticas. En los demás temas el acuerdo fluía.

Yo propuse que partiéramos del documento firmado con los demás partidos, bajo la idea de sumarnos a la coalición y empezamos a trabajar en el documento. Luego vino un trino de Petro donde desconocía el acuerdo firmado por Jorge Rojas a título personal, que Claudia López entendió en otro sentido,  y al día siguiente dijo en una entrevista que no tenía ningún compromiso con Petro y se mostró de nuevo jugada con el metro elevado. Las declaraciones de Claudia ocurrieron mientras le enviábamos el documento del acuerdo para su revisión. Si nos atenemos a la expresión literal los compromisos, pues no se habían concretado, pero sí había una manifestación mutua de intención de llegar a un acuerdo.

Para rematar, el día de la inscripción de su candidatura Claudia  presentó a Fajardo como futuro presidente de Colombia.

Petro dice que Claudia rompió el acuerdo… 

Para mí el acuerdo era el documento aceptado por las dos partes que no se acabó de elaborar, pero la verdad es que Petro sí quiso concretarlo: él mismo lo revisó y ajustó, así como lo hizo Ángela María Robledo.

En eso tiene razón Petro cuando habla de ruptura porque en menos de una semana Claudia López pasó de sostener  una intención de revisar la licitación del metro elevado y participar en las acciones jurídicas a mostrarse a favor del metro elevado. 

Mirando en perspectiva el asunto, es probable que el inamovible del metro subterráneo hubiera impedido la concreción del acuerdo, pero los hechos indican que fue Claudia la que se levantó de la mesa. 

Luego viene lo de Hollman… 

Petro intentó en los últimos meses que Angela María Robledo se lanzara como candidata a la alcaldía pero ella nunca estuvo dispuesta a hacerlo por diversas razones. En un momento dado a ella le interesó  lanzarse como cabeza de lista al Concejo, pero el mismo lunes 22 de julio nos informó que no estaba en condiciones de emprender una campaña.

Ante la imposibilidad de una alianza con Claudia López y la dificultad de conformar una lista fuerte, Petro vio como última opción la de Morris y aunque no estaba convencido planteó que no le quedaba de otra, como lo dijo en los medios. Convocó por Twitter a una asamblea distrital  pero era imposible organizarla en tan pocos días. Su argumento final fue que necesitaba tener un candidato para presionar más adelante un acuerdo con Claudia López.

Cuando esta posibilidad se vislumbró, un grupo de mujeres de la Juventud Humana plantearon la necesidad de un pronunciamiento y nos sumamos distintas personas a la iniciativa, entre candidatas al Concejo, a edilatos y diversas activistas. Salió una carta firmada por 51 mujeres y más de 20 hombres, rechazando el apoyo a Morris y llamando a la reflexión. Nunca hubo una respuesta a la carta.

Luego aparece otra carta de mujeres que firman en favor de Hollman… 

Sí, hay una carta de apoyo, válida dentro del debate que había y que hay que dar, por supuesto. Sin embargo, la argumentación de quienes suscribimos la primera carta tenía que ver con la coherencia ética y política de un movimiento que asume como uno de sus principios programáticos la de cero tolerancia con las distintas violencias hacia las mujeres.

Además, una decisión que generaba tantas resistencias no podía ser tomada a dedo por una sola persona, ni Petro ni nadie. 

En pocos días, por un cálculo electoral estrecho, Petro desvirtuó el discurso y las apuestas políticas de la Colombia Humana, así como su concepción interna de democracia. Un golpe duro para quienes hemos creído en ese movimiento y nos la hemos jugado por él. 

No querría entrar en los detalles de la demanda de alimentos de su esposa, a su favor y de sus hijos o de su denuncia por violencia intrafamiliar, o las denuncias de otras mujeres, porque no se trataba de entrar en decisiones que corresponden a los jueces, la discusión real y de fondo era de coherencia ética. Morris en una coyuntura específica, en julio de 2019, no representaba el ideario de Colombia Humana y Petro pasó por encima de las mujeres que denunciaron.  

Mirando en perspectiva el asunto, es probable que el inamovible del metro subterráneo hubiera impedido la concreción del acuerdo, pero los hechos indican que fue Claudia la que se levantó de la mesa. 

Petro dice que usted y Hollman tienen un problema personal… 

Él nunca me dijo eso a mí en las conversaciones que tuvimos sobre el tema, lo dijo en los medios así como ha dicho una sucesión de incoherencias sobre el feminismo y sus enfoques o, por ejemplo, cuando dijo que el metro subterráneo es una reivindicación feminista y cosas por el estilo. 

Yo no tengo un problema personal con Morris, tengo una discusión desde hace años sobre la forma en que él concibe y ejerce la política y sobre su solidez técnica para gobernar muestra ciudad. Morris ha mostrado una posición de fuerza y agresividad en el ejercicio de la política que es todo lo contrario a lo que necesita esta ciudad y este país. Eso se expresa en la imposición de su candidatura desde Mais, en la denuncia que hizo en la revista Semana contra Ángela María Robledo y contra mí cuando exigimos claridades ante las denuncias de su exesposa o en las denuncias penales y disciplinarias contra quienes lo denunciaron.

¿Si esto fuera un asunto personal usted cree que Ángela María Robledo hubiera participado en la decisión sobre la carta y con ella tantas personas habrían reaccionado contra esa candidatura? 

¿Y usted cómo ve las propuestas de Hollman? Porque él está hablando de hacer el subterráneo, de respetar la reserva Thomas van der Hammen…. 

A ver, yo estoy totalmente a favor del metro subterráneo y el análisis técnico al que pude tener acceso durante el proceso de definición del acuerdo indica que el metro elevado es un desastre anunciado. La licitación tiene serias debilidades en su estructuración técnica y financiera, hay incertidumbres por los resultados de los estudios que todavía faltan, no hay plena determinación de los costos y la distribución de responsabilidades y riesgos no es equilibrada. Eso sin contar con los impactos urbanísticos de largo plazo. 

Sin embargo, Hollman ha dicho que va a iniciar la licitación del metro subterráneo en el primer semestre de 2020, sin explicar cómo va a hacer para echar atrás un contrato eventualmente firmado o una licitación avanzada.  El metro subterráneo necesita actualización de los estudios, no solo en relación con la tasa de cambio como han dicho, sino algunos diseños de detalle y los ajustes necesarios para unos productos entregados en 2014. Abrir la licitación del metro subterráneo podría tomar mínimo un año y medio, no los cuatro años que dice Claudia pero tampoco en los seis meses que dice Hollman. Eso sin contar con las decisiones del gobierno nacional, porque esta decisión implica hacer un nuevo Conpes, ajustes al convenio de cofinanciación y  renegociación de los términos  en un escenario adverso políticamente. 

En términos generales coincido con el programa de Morris porque se deriva de las bases programáticas de Colombia Humana, elaboradas por el equipo programático. Las debilidades están del lado de las metas, algunas francamente demagógicas, en el cómo y en la capacidad para hacerlo. 

Claudia dice que no hará Transmilenio por la séptima para llevar el metro elevado hasta Suba y Engativá…. 

Ahí también hay demagogia. Cuando más logrará dejar los estudios para extender la primera línea del metro hasta el noroccidente. Olvida que el Transmilenio por la séptima tenía la función de recibir la demanda parcial de Transmilenio en la Caracas, porque con el metro elevado hay que rehacer completamente 7 estaciones y construir cada 35 metros columnas con cimentación a profundidad. ¿Cómo va a ser la gestión de la movilidad de los usuarios de Transmilenio, un sistema que está en riesgo permanente de colapso? Eso no está claro. 

¿Claudia se la podría jugar por el subterráneo? 

Está jugada con el metro elevado. Ha dicho que no hay nada que hacer si Peñalosa lo deja contratado y dijo que  tampoco va a perder la financiación de la nación ni el tiempo. Comete un gran error porque está asumiendo los riesgos de un desacierto y una irresponsabilidad de Peñalosa. Como mínimo debería tomar distancia del proyecto. Entre tanto hay que decirle la verdad a la ciudadanía: la licitación en curso contempla 27 meses para completar los estudios, recibirlos, hacer interventoría y luego empezar la construcción. En el mejor de los casos, sin tropiezos en el contrato, las obras estarían iniciando en el último año de gobierno. En el caso del metro subterráneo, bajo el supuesto hipotético de que se caiga la licitación, por ejemplo, se requieren alrededor de 18 meses para abrir una nueva y una negociación difícil con el gobierno nacional. Dos escenarios problemáticos que deja Peñalosa que en unos meses se lavará las manos. 

Usted lleva ocho años trabajando con Petro…¿Cómo ha tomado todo esto? 

Para mí ha sido doloroso porque tuvimos una comunicación abierta y fluida, compartimos muchas cosas y teníamos  una relación de trabajo en común. Nunca había trabajado en el sector público ni hecho política y entré porque él me ofreció la posibilidad de llevar a la práctica temas de políticas urbanas que había elaborado por años. Y tengo mucha tristeza por la forma en la que ha reaccionado ante esta situación. Lo veo muy desdibujado, a mí me duele. Si tomó la decisión de apoyar a Hollman pues vaya a la calle, muéstrele a la gente las propuestas como el político grande que es en lugar de atrincherarse en Twiter a decir cosas sin sentido sobre su relación con las causas de las mujeres. Yo creo que todo esto es una manifestación de la poca confianza que tiene en Morris y en la decisión que tomó. 

También es un costo político muy alto. Quizás subestimó al feminismo… 

Las luchas de las mujeres han ganado fuerza y peso en la arena y en la agenda pública y muestran su capacidad de problematizar las relaciones sociales,  políticas y culturales. En este ciclo que se cierra me llevo muchos aprendizajes a ese nivel.  

Yo sigo pensando que es necesario hacer un acuerdo con Claudia López, por difícil que parezca y por distantes que seamos. Petro habló mucho en la campaña presidencial de un acuerdo sobre lo fundamental y creo que ella es la candidata con la que hay que definirlo. En este país tenemos que ser capaces de llegar acuerdos sobre temas como el proceso de paz, la lucha contra la captura del Estado por la corrupción o contra la extracción de rentas y con la comprensión de la dimensión de la crisis ambiental y los retos pendientes en inclusión social y el reconocimiento de la diversidad. Es con diferentes que se hacen acuerdos y no bastan los análisis simplistas que ven el mundo en blanco y negro.