Según la OCDE, una familia de bajos recursos tardaría 11 generaciones en alcanzar el ingreso promedio del país.
Gracias a que nuestro país ha dejado atrás gran parte de un conflicto armado que le dejó costos inmensos en materia de víctimas, violencia y vidas humanas, hay otros temas importantes que han surgido en la discusión nacional y que también son de atención y cuidado. Hemos empezado a escuchar y a preocuparnos, por ejemplo en el debate alrededor de las elecciones presidenciales, de temas como la corrupción, el cuidado al medio ambiente y la desigualdad, asuntos que antes estaban en un segundo plano por la preponderancia del conflicto armado.
Con respecto a la pobreza, hemos tenido mejorías en los últimos años. Según la información de Techo, que es una organización sin ánimo de lucro dedicada a la superación de pobreza, lo índices en Colombia han mejorado desde el 2002. Esto no significa que hayamos solucionado el problema pues, según el Dane, todavía hay 13, 5 millones de colombianos que se encuentran en una condición en la que no tienen acceso a servicios básicos como agua y alimentación y que no viven en condiciones dignas.
Y aunque los números hayan presentado una mejoría en este rubro, hay una situación problemática que, por el contrario, ha aumentado en los últimos años, y es la desigualdad. Esta la podemos definir como la brecha o la distancia que hay entre los sectores de la población con más ingresos -y por lo tanto, con más oportunidades- y los de menos, que además son quienes menos acceso tienen también a cosas como la educación y la salud.
En este momento, el 10 por ciento de la población colombiana más rica gana cuatro veces lo que gana el 40 por ciento más pobre. El 20 por ciento de los ingresos totales en nuestro país están concentrados en solo el 1 por ciento de la población, y la mitad total de los ingresos está en las manos de el 10 por ciento de ella. También, el 1 por ciento de la población más rica del país, junto a algunas compañías transnacionales, poseen alrededor del 81 por ciento de las tierras en Colombia.
Otra cifra preocupante la publicó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), entidad de la que Colombia hace parte desde mayo. De acuerdo con sus estudios, a las familias de menos recursos en Colombia les tomaría 11 generaciones para poder alcanzar el promedio de ingresos del país. De todos los países miembros del OCDE, somos el peor en esta clasificación.
Estos números nos ubican, según cifras del Banco Mundial, como el país con más desigualdad en latinoamérica, y como el segundo más desigual de todo el hemisferio, solo superados por Haití. En el mundo, somos el séptimo país más desigual.
Esta entidad propone algunas soluciones para que las brechas de desigualdad se puedan resolver de manera progresiva en el mediano y el largo plazo; gran parte de la realización de estas se encuentra en responsabilidad del Estado: el Banco Mundial empieza por expresar la necesidad de que en el país exista educación universal de calidad. Esto no solo significa aumentar los cupos escolares y construir más colegios y universidades -más de la mitad de los colombianos no completan la educación secundaria, y el 62 por ciento de los que lo hacen no llegan a la educación superior- sino fortalecer a los maestros y mejorar la infraestructura de las instituciones educativas.
El Banco también propone que el acceso a la salud sea universal, pues esto disminuye la desigualdad y “aumenta la capacidad de las personas para aprender, trabajar y progresar”. También se hace énfasis en la buena nutrición de la primera infancia, pues la carencia de esta en los primeros 1.000 días de vida puede generar problemas cognitivos y de desarrollo en los niños, o en el peor de los casos, ocasionarles la muerte. El año pasado fallecieron 321 niños por desnutrición en Colombia.
Otra condición que puede ayudar a disminuir la desigualdad en nuestro país es que se invierta en la infraestructura de las áreas rurales, pues esto mejora la economía al reducir los costos de transporte dentro del país y conecta a la agricultura de los campos con los mercados y puertos, además de facilitar el acceso a los colegios, universidades y hospitales. El Banco Mundial también sugiere modificaciones en el sistema tributario para que las condiciones de vida y la competitividad económica mejoren.
Por su parte, Thomas Piketty, economista francés dedicado a estudiar los temas de desigualdad económica y de distribución de renta, opina que la mayor fuente de desigualdad en un país es el desempleo -en mayo de 2018 la tasa de desempleo en Colombia fue del 9,7 por ciento, según el Dane- y sugiere que para un país como el nuestro la mejor estrategia para disminuir la desigualdad es la inversión en educación y salud, y sistemas tributarios en los que los ricos no paguen menos impuestos que los pobres.
El fin del conflicto armado acabó en buena medida con una de las grandes preocupaciones que hemos tenido en las últimas décadas -la violencia-, pero también nos dejó otros retos para mejorar como sociedad, y uno de los más grandes es disminuir de manera progresiva la desigualdad en nuestro país.