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Los cuerpos de las Farc
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Los cuerpos de las Farc

Juan David Ortíz Franco - mayo 28, 2015

La orden para que los guerrilleros muertos en operativos de las Fuerzas Militares sean identificados y entregados a sus familias es más importante de lo que parece.

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La orden para que los guerrilleros muertos en operativos de las Fuerzas Militares sean identificados y entregados a sus familias es más importante de lo que parece. Aunque lo es más por el mensaje que por lo práctico del asunto.

Las palabras del presidente Santos pidiendo a Medicina Legal adelantar esas diligencias con los cadáveres de los integrantes de las Farc que murieron el jueves y el sábado de la semana pasada en los bombardeos de Guapi (Cauca) y Segovia (Antioquia) son, por una parte, un punto de acuerdo entre el Gobierno y la guerrilla luego que desde La Habana se pidiera no enterrar a esos muertos como NN. Por otra, y pese al aumento de las acciones ofensivas de uno y otro bando, representan un avance hacia el reconocimiento de los enemigos como seres humanos.

“Los padres de nuestros soldados asesinados y los padres de los guerrilleros muertos son también colombianos, por eso he dado la orden a Medicina Legal de identificar sus cadáveres y entregarlos a sus familias (…) No más guerrilleros enterrados como NN. El Estado garantizará a sus familias que puedan reclamar a sus seres queridos y darles un sepelio como corresponde. Y así será de aquí en adelante”, dijo el presidente el lunes en una de sus primeras declaraciones luego de los bombardeos.

En Guapi (Cauca) murieron 26 guerilleros en un bombardeo e la Fuerza Aérea. Entre los muertos se encuentra alias “Jairo Martínez”, integrante de la comisión negociadora de esa guerrilla.

Pero en esencia, el mensaje de Santos fue más discursivo que eficaz, pues según Carlos Valdés, director de Medicina Legal, no pasan de 100 los cuerpos de guerrilleros sepultados como NN luego de haber sido entregados a esa institución. Explicó que en todos los casos se trata de establecer la identidad y los vínculos familiares de los muertos, independientemente de su vinculación o no con el conflicto.

Solo en caso de que ningún pariente los reclame o no sea posible identificarlos por la condición en que son entregados los cuerpos –muchas veces afectados en bombardeos-, el Estado los inhuma en fosas comunes.

Pero más allá de las declaraciones del presidente y de las cifras de Medicina Legal, los cadáveres de los guerrilleros muertos en combate que quedan en manos de la Fuerza Pública sí han sido objeto de polémica y, en algunas ocasiones, trofeos de guerra.  El caso del jefe guerrillero Luis Édgar Devia Silva, alias “Raúl Reyes”, quien murió en un bombardeo en marzo de 2008 en la selva ecuatoriana, es un buen ejemplo de la novela que se teje alrededor del tema.

Lo poco que se conoce sobre el destino del cadáver de Reyes es que fue transportado desde Ecuador hasta Medicina Legal en Bogotá. En ese lugar se adelantó su necropsia y luego de varios días una persona que decía representar a la familia del guerrillero y que contaba con una autorización firmada por su esposa, retiró el cuerpo para sepultarlo.

Tiempo después, la Policía Metropolitana de Bogotá aceptó que fueron sus hombres quienes se encargaron de darle “cristiana sepultura” al guerrillero en un lugar secreto. Según esa institución, lo hicieron por solicitud de la esposa de “Reyes” quien habría firmado el poder que utilizó el hombre que reclamó el cuerpo el 8 de marzo de 2008, ocho días después del bombardeo.

Pero ahí no terminó la historia. En agosto de 2009 la senadora Gloria Inés Ramírez citó al entonces comandante de la Policía de Bogotá, general Rodolfo Palomino, para que asistiera al Congreso y explicara el procedimiento. Según la legisladora, la firma de la esposa de “Reyes” habría sido falsificada. Palomino dijo en su momento que no existió ningún fraude y que conoce el lugar donde fue sepultado el cuerpo.

“Raúl Reyes” murió en un bombardeo el primero de marzo de 2008 en territorio ecuatoriano. A su cuerpo no se le practicó levantamiento en el lugar y fue trasladado a Bogotá. La Policia lo enterró en un lugar secreto.

Los cuestionamientos de la senadora no prosperaron. El tema se enfrió y la última vez que estuvo entre micrófonos fue en marzo de 2013 cuando ya desde La Habana la delegación de paz de las Farc pidió que el Estado devolviera el cuerpo de quien para, el momento de su muerte, era el número dos y uno de los líderes históricos de esa organización.

Ahora, con los muertos de la última semana, que las Farc cuenta por decenas, ha vuelto a surgir el tema. Las familias de los guerrilleros, dice el mismo presidente, merecen conocer el destino de sus cuerpos porque “no hay guerra buena ni muertos que no importen”.