Los beneficios de la paz en Irlanda del Norte | ¡PACIFISTA!
Los beneficios de la paz en Irlanda del Norte
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Los beneficios de la paz en Irlanda del Norte

Colaborador ¡Pacifista! - junio 2, 2016

Juan Ricardo Díaz Ayure* El 10 de abril de 1998 quedó grabado en la memoria de la gente de Irlanda del Norte. En esa fecha se firmó el Acuerdo de Paz de Viernes Santo, con el cual se superó el estancamiento político-militar que desde años atrás mantenía la confrontación armada

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Juan Ricardo Díaz Ayure*

El 10 de abril de 1998 quedó grabado en la memoria de la gente de Irlanda del Norte. En esa fecha se firmó el Acuerdo de Paz de Viernes Santo, con el cual se superó el estancamiento político-militar que desde años atrás mantenía la confrontación armada entre republicanos —que buscaron la independencia de la nación— y unionistas —que se aferraban a ser parte del Reino Británico—. En los dos bandos existieron radicales estructuras militares: las diferentes facciones del Ejército Republicano Irlandés (IRA) y los unionistas de La Fuerza Voluntaria del Ulster (UVF).

La trayectoria de este conflicto armado y su proceso de paz, aún en curso de implementación, puede ser reconstruida a través de canciones de la banda irlandesa U2. Para iniciar estaría “Sunday Bloody Sunday”, estrenada en 1983, que hace mención al Bloody Sunday de 1972, cuando una manifestación pacífica convocada por los republicanos terminó con la muerte de 14 personas a manos de paracaidistas del Reino Unido.

Luego seguiría “Please”, inspiración de 1997, que se consideró un llamado a no dilatar más las conversaciones de paz y a declarar el fin de la confrontación armada en la isla. Tras la firma del acuerdo y del referendo que lo legitimó, en 1998 un carro bomba detonado por una facción del IRA que se oponía al proceso de paz acabó con la vida de 29 personas. U2 respondió a este hecho con “Peace on Earth”, una composición muy emotiva que denuncia el desgaste que representan estos episodios de violencia tan espantosos.

A través de “Raised by Wolves” y las canciones utilizadas en el cortometraje “Every Breaking Wave”, los irlandeses construyeron una imagen acerca de lo que representó crecer y vivir en medio de las fuertes tensiones entre católicos y protestantes. En este corto es posible reconocer que además de su agitación bélica, Irlanda del Norte era un lugar pobre. Su población dependía de un mercado muy pequeño basado en productos agrícolas y manufacturados. Toda esta situación está muy bien recreada en la película “In The Name of the Father”. Frente a este marco social, James Molyneax, un reconocido líder unionista, afirmaría que la guerra era el principal dinamizador de la economía de la isla. Esta situación empezó a cambiar con las negociaciones que condujeron a la firma del Acuerdo de Viernes Santo.

La paz, como la guerra, tiene sus intereses económicos, y acá quedó demostrado. Tanto Estados Unidos como la Unión Europea ofrecieron ayudas condicionadas a la ejecución y progreso de los puntos acordados en la agenda de paz. Esto se tradujo en la promoción de la isla frente a grandes multinacionales como un buen destino para el desarrollo de negocios, con una mano de obra cualificada. Asimismo, hubo una apertura de nuevos mercados para recibir las exportaciones provenientes de la isla, especialmente en Norteamérica. También se incrementó la presencia de compañías estadounidenses en la isla, que a finales de 1990 eran alrededor de 40.

Pero Irlanda del Norte también se benefició del crecimiento que registró su vecino, la república de Irlanda, apodada por su buena economía “El Tigre Celta”. Del mismo modo, fueron trascendentales los auxilios económicos donados por Europa y una política de subsidios por medio de la cual se realizaron obras de regeneración urbana y rural, generación de empleo, desarrollo e inserción social, entre otras. A esto se sumó la reducción en gasto militar y seguridad, que permitió disponer de dineros para potenciar las inversiones sociales.

Entre 1996, año en que transcurrían las negociaciones de paz, y 2007 el promedio de crecimiento de la economía norirlandesa estuvo entre el 2.9 y 3%. Sus principales dinamizadores fueron los servicios financieros, la tecnología, el sector farmacéutico y el turismo. Esto condujo a una radical reducción del desempleo en los primeros años del siglo XXI, cuando no superó el 4%. En el 2013 subió a 7.5% y aún así fue una cifra impensable en épocas de confrontación bélica, cuando hubo picos de 18% y 13%. (Estos datos y otros más se pueden consultar en NISRA, una fuente oficial de estadísticas en Irlanda del Norte).

Cuando se presenta el positivo devenir norirlandés, el turismo suele pasar desapercibido. Una vez se logró demostrar que se estaba superando la inseguridad propia de la confrontación armada, los turistas se animaron a visitar lugares que en el pasado eran considerados peligrosos. En este proceso la población fue muy importante, especialmente los excombatientes, que a través de asociaciones se prepararon para aprovechar los posibles dividendos de ese renglón económico.

Atractivos naturales fueron rescatados del olvido para hacerlos parte de la oferta turística de la isla. En el extremo norte, la Calzada del Gigante, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986 y Reserva Natural Nacional en 1987, apareció como uno de los destinos más llamativos. Una gran cadena de lagos y paisajes listos para su contemplación también suelen llamar la atención de quienes buscan lugares para relajarse.

Otra de las principales atracciones de la región son los murales de Belfast, muchos de los cuales fueron pintados sobre paredes construidas en 1969 para segregar y evitar la confrontación entre católicos y protestantes. En estas obras se recrea la historia del conflicto, contada por republicanos y unionistas. Tanto así que los visitantes pueden encontrar exmilitantes armados de las dos facciones que a uno y otro lado del muro ofrecen pequeñas excursiones. Con este tipo de visitas se ha consolidado un turismo político con grandes afluencias de público, que incluye el Ulster Museum, donde se reconstruye la historia del conflicto.

Otra de las principales atracciones es el Titanic Belfast, un museo que recuerda la historia del gigante del mar que allí se construyó.

En general, se han ampliado los servicios turísticos que pasan por campos de juego y aventura, caminatas por hermosos jardines, ciclismo de montaña, una generosa actividad cultural y visitas por viejos castillos, entre otras. Lugares que antes no eran frecuentados y actividades que tal vez no existían por falta de público.

Pese a que las cosas han cambiado, los asesinatos y las acciones armadas ilegales no han cesado, tampoco las confrontaciones entre protestantes y católicos. Sin embargo, el panorama es mucho más alentador que en las épocas en las que el conflicto armado estaba en pleno apogeo.

Una razón más para creer en la conveniencia de la paz, a partir de un caso que entre 1972 y 1976, en plena algidez de la confrontación, alcanzó a tener 1.581 víctimas, y que tras la firma de los acuerdos pasó a no más de 50 en los primeros cinco años del siglo XXI.

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