El conflicto armado provocó que más de 500.000 colombianos huyeran hacia otros países. Con ellos también se fue buena parte de la verdad sobre la violencia en el país.
“A comienzos de mayo de 2005 me llaman al celular y me dicen: compra el periódico mañana, el próximo eres tú. Habían asesinado a un dirigente sindical”. Después de esa amenaza, el sindicalista Antonio Andrade salió de su pueblo rumbo a Bogotá. Y de ahí hacia Chile. Al igual que Andrade, más de 500.000 colombianos han salido del país hasta 2019 por el conflicto armado según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Justo viernes tuvo lugar ‘El retorno de nuestras voces’, uno de los Encuentro por la Verdad que organiza la Comisión de la Verdad. En esta ocasión, ocho exiliados por el conflicto armado y la violencia política contaron sus historias. “Hay mucha verdad de Colombia que está fuera de Colombia”, afirmó el comisionado Carlos Martín Beristain. Parte de esa verdad descansa en los 1.027 testimonios de exiliados que la Comisión recopiló en 23 países de América y Europa.
Si bien los testimonios que se compartieron con la Comisión hacen referencia a un pasado no tan reciente, es cierto que en Colombia aún hay quienes no encuentran otra salida más que el exilio.
Este espacio marca un precedente porque los colombianos exiliados, históricamente, han sido invisibilizados. Esto se debe a que el país reconoce a las víctimas de desplazamiento forzado interno, pero no a quienes cruzaron fronteras por culpa de la guerra. “Uno nunca deja de ser exiliado. Pero más allá de esa marca, uno tiene fuerza interior para seguir adelante. Para trabajar y luchar contra todo”, comentó el comisionado Saúl Franco, quien salió de Colombia a finales de 1987 tras el asesinato de sus colegas defensores de derechos humanos en Medellín.
Los exiliados guardan una verdad a la que poco se le presta atención. Esto sucede, en parte, por las distancias, el desarraigo y el dolor que provoca hablar sobre las causas que los llevó a huir. Como no todos los exiliados pidieron refugio o asilo político, lastimosamente hay un subregistro. De acuerdo con los datos del Registro Único de Víctimas, los cinco países con mayor presencia de víctimas en el exilio son: Ecuador (14.130), Venezuela (5.815), España (5.551), Estados Unidos (4.770) y Panamá (2.574). Ahora, según Acnur, 519.666 colombianos buscaron asilo en el extranjero entre 2017 y 2019.
El encuentro concluyó que la falta de reconocimiento a estas víctimas está lejos de acabar, pero que empezar a hablar de ello es un gran primer paso. Hay casos de comunidades que nacieron en el extranjero producto de la migración por la violencia. En el norte de Chile, en la ciudad minera de Antofagasta, más de 24.000 migrantes colombianos, principalmente nacidos en el Valle del Cauca, encontraron allí estabilidad económica y un hogar alejado del conflicto armado.
En 2019, según la Organización Internacional para las Migraciones, Colombia fue el segundo país de América Latina con mayor población de migrantes a causa de un conflicto. Además, los principales grupos de refugiados en Venezuela y Ecuador están integrados por colombianos.
El exilio en Colombia se ha dado por épocas, teniendo como punto de partida los años de ‘La Violencia’, a mediados del siglo XX. Los jóvenes fueron los principales migrantes debido a las detenciones arbitrarias y la represión policial; y los países con los que se tiene frontera eran los destinos más buscados. Ya en la década de los ochenta, el turno de salir del país fue para los sindicalistas, los líderes políticos, los periodistas y los defensores de derechos humanos. Estaban recibiendo amenazas por parte de grupos armados ilegales y por los cárteles del narcotráfico.
En los noventa, el exilio tuvo un flujo parecido. Los paramilitares y las guerrillas como el Eln y las desmovilizadas Farc aumentaron sus amenazas. Además, por esa época se dio el exterminio de la Unión Patriótica. Sin embargo, la gran ola de exiliados colombianos se dio en el siglo XXI, en el marco del Plan Colombia y la Seguridad Democrática de Álvaro Uribe Vélez.
Pese a que todavía persisten los pedidos de asilo, después de la firma del Acuerdo de paz las cifras presentaron un cambio drástico. Mientras que en el primer lustro de la pasada década las solicitudes de asilo a Acnur oscilaron por encima de los 300.000, entre 2016 y 2017 la cifra pasó a 191.635. Por desgracia, las fallas en la implementación de lo pactado en La Habana provocaron que esta cifra vuelva a crecer.
“El exilio no son unas vacaciones bacanas. Nunca tuve sueños americanos, mis sueños siguen siendo Pacíficos”: Elsi Angulo. Fue fiscal de Barbacoas, en Nariño. Ahora está exiliada en Canadá.
“Yo regresé entre comillas, porque muchos miembros de mi familia aún se encuentran en el exilio. El exilio continúa. Puede que no estemos allá, pero parte de nuestro espíritu se encuentra afuera”, dijo la jueza Amelia Pérez. Ella viajó hacia Canadá por la violencia que atacó a miembros de la Fiscalía que investigaban violaciones a los derechos humanos.
Hay varias razones para no volver. Una es el desarraigo, otra es la distancia. La mayor parte de los exiliados tuvieron uno o dos desplazamientos antes de abandonar el país y las secuelas de esa persecución siguen presentes en muchos casos. El tiempo es un factor clave para tomar la decisión de regresar, al igual que la consecución de una nueva ciudadanía o que la familia se haya mudado al nuevo país.
Jairo Valencia, exiliado en Washington, dijo en el encuentro: “Traté de olvidarme del famoso himno de Colombia y de los signos que envuelven a ese país”. Pero el dolor y la empatía de ver cómo sus compañeros continúan sufriendo por el conflicto armado le da motivos para luchar por sus causas desde la distancia.
Les dejamos el video completo del encuentro: