Según la ONIC, el Estado no ha tenido en cuenta el impacto de flagelos como el desplazamiento en quienes se han quitado la vida.
En el informe sobre violaciones de derechos humanos a indígenas en 2015, la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) pone sobre la mesa una denuncia grave: que las cifras de suicidio están incrementando en varios pueblos y que no se le ha prestado suficiente atención a este problema, por lo que no hay registros confiables que unifiquen la información.
Uno de los documentos que sustentan la denuncia es un informe de Medicina Legal sobre suicidio de indígenas entre 2010 y 2014, que aclara que en el 59% de los casos falta información para establecer las causas de las muertes. El estudio reporta los 61 casos registrados entre enero de 2010 y junio de 2014 (en la segunda mitad del año pasado ocurrieron al menos 12 casos más). Allí, Medicina Legal diferencia las cifras según género, departamento, edad y causa de la muerte, cuando ésta se conoce o se presume.
El primer problema es el subregistro. No hay un consenso nacional sobre el número de pueblos indígenas, mucho menos sobre el número de habitantes, y eso, entre otras cosas, dificulta la comunicación con las comunidades para obtener los datos de los casos de suicidio. Esas diferencias en el registro hacen que mientras Medicina Legal dice que hay una tendencia a la baja, la ONIC alerta sobre un aumento considerable.
Mario Villazón, Coordinador Nacional de Juventud Indígena, dice que valora el informe de Medicina Legal, pero que debieron darse más encuentros y reuniones para fortalecer los datos y trabajar sobre las soluciones. Dice que, por ejemplo, a pesar de que insistieron en que había casos en Amazonas, La Guajira y Cesar, el informe, aunque los nombra, solo desarrolla los más relevantes en Cauca, Risaralda y Chocó.
Mario y Medicina Legal, sin embargo, sí concuerdan en dos cosas importantes: la población más vulnerable son jóvenes entre 16 y 24 años, que representan el 57% de los casos, y una de las causas más probables para explicar los suicidios es que se presentan en zonas donde ha golpeado con fuerza el conflicto armado.
Según el informe, casi dos de cada tres casos se cierran sin información sobre las causas y uno de cada cinco parece estar relacionado con desamor. Y si es así, ¿dónde quedan la hipótesis de que el conflicto es la principal causa de suicidio indígena?
Villazón dice que, en su cruzada por darle relevancia a este tema, habló con varios jaibanás, que son médicos y autoridades dentro de las comunidades, y ellos señalaron que una de las causas era que había vacíos espirituales que no se están atendiendo. Por eso el desamor y los conflictos familiares y de pareja. Para algunos líderes indígenas, se está cortando el flujo con la naturaleza en las nuevas generaciones y eso les crea problemas que no saben manejar.
“La ruptura de elementos culturales no se da porque sí”, dice Villazón. Según él, “los problemas personales van ligados a las consecuencias colectivas”. Es decir: sí hay problemas individuales y esas pueden ser las causas superficiales, pero esos problemas obedecen a una causa mayor, que es el conflicto.
El departamento con más casos de suicidios de indígenas es Cauca, que históricamente ha tenido una fuerte presencia de grupos armados, en especial de las Farc. A Cauca le siguen zonas rurales de Risaralda y Chocó, también afectadas por el conflicto. Y las que menciona Villazón que se quedaron por fuera: Amazonas, Cesar y La Guajira.
La violencia en sus territorios, por un lado, puede causar confinamiento, y esa presión constante puede desembocar en casos de suicidio. Pero muchos otros se deben al desplazamiento, porque, según voceros de la ONIC, para los indígenas es muy difícil llegar a los cascos urbanos, debilitar los lazos con su comunidad, adaptarse al ritmo de la ciudad, y sobre todo cuando cargan la guerra a cuestas.