OPINIÓN| La militarización en el territorio no ha mejorado la situación. La guerra puede empeorar en la frontera con una posible alianza entre el ELN y la disidencia de Farc.
Por: Wilfredo Cañizares*
La foto de Juan Guaidó con dos líderes de la banda criminal Los Rastrojos – alias ‘Brother’ y alias el Menor – deja muchas preguntas complejas. El gobierno colombiano le debe varias explicaciones a la opinión pública. Una, quizás la más inmediata, es responder por qué la presidencia organizó el operativo de ingreso de Guaidó a Colombia por un paso fronterizo que es dominado por narcotraficantes. Es muy grave que el gobierno escogiera justamente esa zona para que Guaidó cruzara la frontera el pasado 22 de febrero.
¿Por qué? Porque es una zona de narcotráfico que creó ‘el Iguano’; era su lugar de operaciones. Las fincas el Guaranito y Pacolanida, por donde pasó Guaidó, eran propiedad de ‘el Iguano’. Para garantizar la salida de la coca y moverse con seguridad, él compró fincas a lado y lado del río. Hoy esas tierras están en manos de narcotraficantes. ¿Dónde están las explicaciones del gobierno nacional al respecto?
Por esta foto han quedado expuestas varias situaciones que a nivel central han querido ignorar. Una de ellas es la problemática sumamente grave que está ocurriendo en Puerto Santander, lugar donde se existe una grave crisis de violencia criminal. Es importante que el país sepa que existe una guerra entre las Autodefensas Gaitanistas (AGC) contra los Rastrojos desde hace más de seis años. Y todas estas expresiones paramilitares, no lo olvidemos, le han declarado la guerra al ELN.
El cartel de Sinaloa está muy fuerte. Ellos están trabajando con Los Rastrojos pero le compran a todo el mundo; el ELN les vende, el EPL también. El rol de los Rastrojos ha consistido en prestarles seguridad, en cuidarles los laboratorios a este cartel. Los Gaitanistas hacen lo mismo. Hoy, el que no trabaje con el cartel de Sinaloa no está en nada. Y a esta realidad tenemos que sumarle el rearme de Iván Márquez, quien logró que Enrique Muñoz, ‘comandante Villa’ y antiguo mando del frente 33 de las Farc, se fuera con ellos. Él se había desarmado, estaba en reincorporación pero Iván Márquez se lo llevó y eso grave porque él tiene mando, conoce los negocios y el territorio.
En los medios de comunicación parecen preocuparse, por encima de otras cosas, por las acciones militares del gobierno venezolano en la frontera y la presencia del ELN y las Farc en ese territorio. Esta es una realidad que lleva más de 25 años, no es que apareciera con Maduro. Esta situación difícilmente cambiará. Ya existen indicios de un acuerdo entre el ELN y Farc. Es probable que se junten y la guerra podría sostenerse con los Gaitansitas, Los Rastrojos y otras bandas como la Línea y los Urabeños; todos provenientes del paramilitarismo.
Hoy, el que no trabaje con el cartel de Sinaloa no está en nada
Nosotros estamos acostumbrados a que Maduro envíe tanques a la frontera cada vez que quiere. Lo cierto es que todo eso hace parte del paisaje que vemos todos los días. Todo sigue igual, incluida la ilegalidad, el contrabando, el pimpineo, el narcotráfico, todo eso hace parte de nuestra cotidianidad. Ahora, esos problemas han aumentado, el reclutamiento en las trochas ha incrementado, lo mismo los cultivos de coca. Todo esto con una crisis migratoria como telón de fondo.
Algunas personas se preguntan de qué ha servido la militarización en el territorio. Hasta ahora no ha cambiado nada. Por el contrario, la fuerza pública ha sufrido varios golpes, principalmente del ELN. Los Rastrojos pueden recuperar su capacidad militar si Necoclí, líder de ese grupo y quien fue capturado en junio en Venezuela, puede solucionar esa división que provocó su ausencia. Hay dos caminos, o Necoclí logra reorganizar a Los Rastrojos o se juntan con el EPL.
Mientras, tanto de manera paralela, los líderes sociales están siendo asesinados —van 30 en los últimos 3 años— y las comunidades que luchan por la sustitución de cultivos de uso ilícito son cada día smás estigmatizadas. Lo que se ha visto es que el gobierno no tiene dinero para sacar adelante planes de sustitución. Y anuncian en ruedas de prensa “grandes inversiones”, como 10.000 millones para las vías terciarias, cuando la carretera de Cúcuta a Tibú cuesta 250.00 millones. Eso evidencia un desconocimiento de nuestra realidad, de nuestra región. Aquí no va a pasar nada si el gobierno no ve realmente lo que está pasando y habla con la sociedad civil. Cuando este gobierno viene al Catatumbo se reúne con alcaldes y empresarios, no escucha a las comunidades.
No somos muy optimistas desde esta región. Con la campaña electoral todo se está agravando. Ahora está la disidencia de las Farc, al mando de Iván Márquez, en proceso de rearme y el fortalecimiento del ELN, que está en campaña militar. Y claro, el EPL, que busca reivindicarse como guerrilla. Todo esto con el cartel de Sinaloa como el gran comprador. ¿El resultado de toda esta situación? Más de 1.000 familias desplazadas y confinadas en un lapso menor a seis meses.
*Investigador en Norte de Santander. Director de la Fundación Progresar.