Contrario a elecciones pasadas, en estas no se reportó ningún incidente de orden público y no hubo municipios amenazados.
La jornada de elecciones del domingo, en la que se escogieron los dos candidatos que irán a segunda vuelta para disputarse la presidencia el próximo 17 de junio, resaltó por la alta participación ciudadana –se registró la menor abstención electoral en la historia de Colombia–, por la diversidad de las opciones que había en el tarjetón y porque por primera vez en muchos años las encuestas fueron congruentes con los resultados finales. Al final, fueron Iván Duque y Gustavo Petro los candidatos que quedaron en carrera para suceder a Juan Manuel Santos.
También, vestidos de civil y no de camuflado, con lapiceros y no con armas, y como ciudadanos no diferentes a los demás, se presentaron varios integrantes de la exguerrilla de las Farc a votar, como una muestra fehaciente de que el Acuerdo de Paz ha logrado avances indiscutibles.
El director del partido de las antiguas Farc, Pablo Catatumbo, que también salió a votar, dijo que estas elecciones fueron tranquilas porque “la guerra se acabó, el proceso de paz puso fin al conflicto armado, por eso hay que defender el proceso de paz”.
Hay un dato importante, además, que sustenta la favorabilidad de la firma del acuerdo entre el Gobierno y las Farc en términos de paz y de confianza ciudadana a la hora de la democracia: la Misión de Observación Electoral (MOE) recibió 627 informes de posibles irregularidades en la jornada electoral –en 23 departamentos– que se dieron por presuntas compras de votos, suplantación de votantes y publicidad ilegal. No obstante, no hubo ningún reporte ni indicio de alteración del orden público. Es decir, estas fueron unas elecciones en paz.
Luis Trejos, profesor de Ciencia Política de la Universidad del Norte, dice que “estas elecciones demuestran que el desarme de la antigua guerrilla de las Farc es un hecho que contribuye a que no hayan problemas de orden público, que no haya que trasladar puestos de votación y que la gente pueda salir tranquila a votar”. También añade que el ambiente de tranquilidad que se vivió puede contribuir a la pluralidad de posiciones en los sufragios y al no constreñimiento de los votantes: “me atrevería a ir más lejos: con la desmovilización de las Farc, la gente con ideas de izquierda también pudo salir a votar sin el miedo de ser estigmatizados como guerrilleros o terroristas. Esto ayudó a la votación de Gustavo Petro”.
En ese sentido, otro hecho que ayudó a mantener la tranquilidad en los comicios, valga aclarar, fue el cese al fuego que declaró el ELN, que anunció la suspensión de sus activiades militares hasta el final de mayo. La ausencia de conflictos y de atentados en esta jornada electoral contrastan con lo sucedido en elecciones recientes, como los 507 secuestros en las de 1998, los 125 homicidios en las de 2002, los 37 en 2006 y los cuatro menores asesinados y el uso de una bomba en El Plateado, Cauca, en las de 2010. Todos estos actos fueron atribuidos principalmente a las Farc y al ELN. Incluso hace cuatro años, cuando se vivieron unas elecciones tranquilas, se reportaron 22 hechos en contra de la jornada y los candidatos.
La opinión de Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), es que “toda esta tranquilidad es producto del proceso de paz, y creo que quien se atreva a criticarlo en este momento está pensando en otra realidad, o está hablando de otro país o de otro momento. Los problemas que hubo de traslados de puestos de votación fue solo por el tema climático”. Según sus cifras, en las elecciones de 2006 hubo casi 300 municipios que fueron afectados por la violencia, en contraste con ninguno en estas. “Ahora la tranquilidad es realmente impresionante”, añade.
El clima de paz de estas elecciones acentúa lo sucedido en las de hace dos meses, las de Congreso. El número de municipios en riesgo electoral que reportó la MOE fue el más bajo más en más de diez años. “Uno de los grandes cambios que se han podido registrar”, nos dijo Fabián Hernández, vocero de la MOE, “es que hay municipios que por primera vez en mucho tiempo pueden desarrollar sus elecciones sin tener el pueblo militarizado. Antes de los Acuerdos de Paz, las Farc ocupaban pueblos enteros y entorpecían el proceso electoral”.
Confianza renovada en zonas de conflicto
La abstención electoral bajó de manera significativa en estas elecciones, y esto se debe en parte a que la gente salió a votar con tranquilidad en zonas en las que antes el conflicto persistente entorpecía los procesos de votación. ¡Pacifista! consultó la participación de sufragantes en los departamentos históricamente afectados por el conflicto y los comparó con cuánta gente votó en las dos últimas elecciones. Estos son los números:
- En el departamento del Meta, en 2010 hubo 301.100 votantes y en 2014 302.878. Este año hubo un aumento de más de 100.000 votantes, pues la participaron llegó a 437.197 personas.
- En Nariño hubo 438.867 votos en 2010 y 398.584 en 2014. Para estas elecciones votaron 525.501 personas.
- En Arauca, en 2010, hubo 57.344 votos y en 2014, 58.803. Este año fueron 89.387.
- Bolívar tuvo 497.966 votantes en 2010, 380.216 en 2014 y 638.736 en 2018.
- Caquetá, en 2010, registró 91.313 votos, y este año reporto 132.610.
- Cauca, en 2010, tuvo 354.920 votos, 346.300 en 2014 y en estas elecciones 481.620.
- Norte de Santander pasó de 462.250 votos en 2010, 392.015 en 2014 a 626.355 este año.
La gran conclusión es que la votación aumentó en todas las zonas en las que más hubo guerra y violencia, y que estas elecciones fueron las más pacíficas en la historia reciente de Colombia. Algo ha mejorado.