En defensa de la Sierra Nevada: cinco preguntas para entender la Línea Negra | ¡PACIFISTA!
En defensa de la Sierra Nevada: cinco preguntas para entender la Línea Negra Nehemías Arroyo, indígena de comunidad arhuaca. Foto: Natalia Márquez
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En defensa de la Sierra Nevada: cinco preguntas para entender la Línea Negra

Natalia Márquez - agosto 14, 2018

Divergentes | La Línea Negra delimita el territorio ancestral de los indígenas Arhuaco, Kogui, Wiwa y Kankuamo, y fue declarada por Santos un día antes de terminar su gobierno.

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Desde el pasado seis de agosto, los hermanos mayores de la Sierra Nevada de Santa Marta celebran la victoria de sus cuatro pueblos guardianes: Arhuaco, Kogui, Wiwa y Kankuamo. Luego de cuatro años de conversaciones, el expresidente Juan Manuel Santos decretó  la ampliación de la Línea Negra: una delimitación de los territorios sagrados en la Sierra.Antes de dejar el poder, cumplió la promesa: pasó de reconocer 54 a 348 sitios sagrados indígenas.

Mucha polémica ha despertado este reconocimiento para el desarrollo de la cosmología indígena. Según gremios económicos y autoridades del Magdalena, Guajira, Cesar, Atlántico y Bolivar, esta delimitación podría traer efectos negativos sobre la propiedad privada y, dicen, constituiría una “barrera” para la ejecución de nuevos proyectos de infraestructura. De hecho, como lo contamos en su momento, el Consejo Gremial Nacional y ocho gremios más le pidieron al gobierno no firmar el decreto que define los límites del territorio ancestral.

A las comunidades indígenas les preocupa que el gobierno de Iván Duque revierta el decreto sobre la línea negra. Ante la confusión en el gremio empresarial, investigamos los verdaderos alcances de este decreto y su importancia para los grupos étnicos.

¿Qué es?

Contrario a lo que se piensa, la Línea Negra no es una frontera física. No, acá no hay muro de Trump. Así que los comentarios de Make Colombia Great Again guárdelos, no tienen cabida. Los cuatro pueblos de la Sierra Nevada –Iku, Kogui, Kankuamo y Wiwa– son sus guardianes y protectores, pues allí se encuentra el corazón y origen del mundo.

La Línea la entienden y viven como un cuerpo vivo y, de este modo, todo está en conexión. Los ríos son las venas, las montañas los pulmones, el mar los pies y los nevados la cabeza. Constantemente se trata del complemento. Los líderes espirituales de estos pueblos, llamados mamos, afirman que todo lo que hay en material se encuentra primero en espíritu. De ahí la importancia del trabajo de pagamento en estos lugares sagrados.

Julio Nieves, miembro de la comunidad arhuaca y rector de dos escuelas en el sector de la Lengüeta (Magdalena), nos contó  que “el pagamento es una ceremonia que hacen los mamos para entrar en contacto con los padres espirituales y rendir tributos a ellos por todo lo que nos ofrecen y por todo lo que hacen. Es un acto de reparación por los daños cometidos hacia la naturaleza para que estemos en paz y armonía con ella”. La Línea Negra la entienden, entonces, como todos aquellos puntos de conexión –cargados de energía positiva y negativa, femenina y masculina– necesarios para mantener el equilibrio del universo.

¿Qué implica?

Es diferente la delimitación del perímetro de los sitios sagrados indígenas a una ampliación del resguardo indígena. Lo primero no conlleva a lo segundo. Son tres resguardos: Iku (arhuaco), Kogui y Wiwa. Además, la Sierra Nevada tiene tres Parques Naturales: Parque Natural Sierra Nevada de Santa Marta, Parque Nacional Natural Tayrona y Parque los Flamencos. La delimitación de los puntos de conexión, por el contrario, se hace con el fin de salvaguardar el derecho indígena ancestral dictaminado por la Ley de Origen de hacer los trabajos de pagamento. Los cuatro grupos indígenas se rigen bajo ella, la cual según el mamo Camilo Izquierdo, líder arhuaco del asentamiento Katunsama, “establece las normas de conducta y de relacionamiento con el territorio”.

La importancia del decreto que reconoce los 348 puntos de conexión radica en que los indígenas de la zona podrán acceder a lugares sagrados –algunos de ellos restringidos por estar en propiedad privada– para hacer el trabajo de pagamento. Lo que se busca, mediante el trabajo espiritual, es la protección de la naturaleza frente a los daños que los hermanos menores perpetúan. “Los mamos están totalmente de acuerdo. Después de tantos años de lucha quieren que se reconozca el territorio ancestral”, agregó el rector Nieves. Esto no quiere decir, sin embargo, que los indígenas puedan apropiarse de terrritorios que hoy en día son propiedad privada. El decreto les permite acceder a estos lugares sagrados, más no establecer resguardos allí (si quieren hacerlo, tendrían que comprarlos).

¿Cuál fue el camino legal para establecer la Línea Negra? 

La discusión de la Línea Negra no es nueva. En 1973 la Corte Constitucional, bajo la sentencia T849-14, la georeferenció por el Ministerio de Gobierno. Según la sentencia, el Estado debe garantizar  “la protección al desarrollo de las actividades culturales y religiosas de las comunidades indígenas en sus sitios sagrados”. Posteriormente, en 1995, el Ministerio del Interior emitió la Resolución 837, en la cual reconoció la existencia de estos territorios ancestrales. Sin embargo, fue hasta el 2014 que la Corte Constitucional emitió una orden en la que obligó al gobierno a delimitar el polígono simbólico.

¿Por qué es un triunfo?

La redefinición del territorio ancestral era un compromiso de gobierno que estaba pendiente con esta comunidad desde hacía años, por lo que su cumplimiento representa un verdadero triunfo para el pueblo indígena de la Sierra Nevada, el cual, pese a la minería ilegal, la guaquería y el conflicto armado,  ha resistido y persistido en el territorio. El decreto, al reconocer 348 lugares sagrados que aglomeran la Línea Negra, suscita un logro para la comunidad indígena en términos del fortalecimiento de la autonomía del pueblo indígena.

De acuerdo con Alejandro Arias, periodista reconocido de la región Caribe, con el decreto “las autoridades de estos cuatro pueblos podrán solicitar ante el Ministerio del Interior que coordine los espacios necesarios con la entidad territorial para la elaboración de acuerdos o protocolos de acceso a los espacios de la Línea Negra sobre áreas o predios determinados. El Ministerio Público se encargará de vigilar el cumplimiento de dichos acuerdos y protocolos”.

¿Cuál es la polémica?

Teniendo en cuenta que el polígono reconocido abarca la jurisdicción de tres corporaciones regionales, los tres Parques Nacionales ya mencionados, piedras, lagunas, ríos, sectores de la zona urbana de Santa Marta, Riohacha y Valledupar, la playa de Taganga y los pueblos de Fundación, Aracataca y Dibulla, los gremios de petróleo, minería y construcción enviaron una carta oponiéndose a la delimitación. Los 21 empresarios firmantes se mostraron preocupados por los efectos que el decreto podría tener sobre la propiedad privada y la incertidumbre para los futuros proyectos económicos en la región. También hicieron reparos por los territorios sagrados que están en los  cascos urbanos.

Por otro lado,  las gobernaciones de los departamentos de Bolívar, Cesar, Magdalena, Atlántico y la Guajira enviaron otra carta en julio, comunicándole al ex presidente la preocupación central de que la decisión tomada respecto al decreto afecte la “competividad de la zona”. Los funcionarios dejaron claro su mensaje a través de un comunicado:  “Consideramos que el decreto debe ser analizado de una manera profunda en la que intervengan todos los actores involucrados”, es decir, la empresa privada también.

Sin embargo, el expresidente afirmó que el terreno reconocido “no supera las 350 hectáreas sobre una superficie de total de 1’700.000”, desmitificando las quejas de los empresarios sobre los ´terribles´ efectos que este decreto traería. El saliente gobierno también fue enfático en explicar que el nuevo decreto no modifica el procedimiento de la consulta previa, no expropia a nadie, no adjudica territorios ni mucho menos convierte a las comunidades indígenas en autoridades ambientales. “Este decreto lo que hace es respetarle a las comunidades el acceso que deben tener a sus sitios sagrados”, dijo el expresidente Santos.

A las palabras de Santos se suma la voluntad los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, quienes buscan un acceso a los lugares sagrados, una protección ambiental de los mismos y un equilibrio entre la urbanización creciente en la región y los saberes ancestrales; en ningún momento han expresado algún interés por consolidar resguardos en zonas que hoy en día son privadas. Simplemente, con estos avances legales quieren ser reconocidos, fortalecer la autonomía de su pueblo y generar una reflexión sobre el futuro del territorio en el Caribe colombiano.