Elogio de la cacerola | ¡PACIFISTA!
Elogio de la cacerola Montaje por: Natalia Torres.
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Elogio de la cacerola

Santiago A. de Narváez - noviembre 22, 2019

Porque, como dice el poeta, cada golpe de muñeca en el teflón es responsable del porvenir del mundo. Porque estamos torciendo el túnel del carpio del destino. 

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Porque es sencilla y práctica.

Porque es democrática y diversa:

¿Quién no cocina en la mañana su huevo en un sartén?

Porque viaja a velocidad de sonido, más veloz que las balas de goma, los disparos de fusil y las granadas lacrimógenas.

Porque es inminente; porque enrumba la noche.

Porque nos acompaña con su estruendo,

donde sea que estemos.

Porque su aguacero de teflón es una afiliación a la vida, 

Porque contagia como el peor de los virus, barrio a barrio.

Calle a calle, pueblo a pueblo.  

Porque podrán mandar a callar a un periodista, mirar para el otro lado y no reconocer los resultados de una movilización masiva; pero no podrán silenciar con fusiles el sonido agudo de una ciudad que estalla desde los balcones de las casas. 

Porque descubrimos al vecino.

Por nuestros vecinos.

Cacerola porque es una forma de invertir las cosas. Después de su fallida intervención presidencial anoche, y cuando nos damos cuenta de que sigue sin saber dónde está parado, le preguntamos ahora a él:

—¿De qué carajo estás hablando, viejo? 

Ya no en qué país, sino ¿en qué planeta vives?

Porque nos devuelve la empatía anquilosada.  

Porque nos hace solidarios de nosotros mismos.

De los otros.

Solidaridad con quienes recibieron bolillo y fueron asesinados por las fuerzas del temor. 

Palo y rasca y cacerola contra ellos.

¡Porque esto es una fiesta!

Porque demuestra que la acción política es a veces es así de simple, así de obvia.

Porque no estamos solos.

Porque nunca lo estuvimos.

Porque señala con dedo objetivo la incapacidad de un Presidente que no ha entendido dónde vive, ni que gobierna. ¡A resonar, pues, con cuchara y cacerola frente al jardín de su casa pequeña!

Porque sube como espuma y consolidará como el colbón el cambio de una sociedad cansada de guerra y arrodille. 

Porque muestra la debilidad (la cacerola) de un discurso sostenido a fuerza de baba;  porque la policía no puede entrar en la casa de todos los colombianos que cacerolean. 

Cacerolear, un verbo que tendremos que empezar a usar y añadir a nuestro diccionario en Word.

Porque organiza la rabia,

Porque defiende la alegría,

Porque desbarata el miedo de un timbrazo

O de dos

De doscientos

De millones y millones,

Porque es multitud, somos multitud. 

Somos legión: democrática y pacífica. 

Riqueza semántica: palangana, sartén,

Olla,

Cacerola, coca

Taza de peltre

Cuchara de palo,

Wok, paellera,

Cuchara de palo rota 

Astillas de indolencia

Miedos rotos

Tapa de olla contra tapa de olla

Porque la sinonima nos pone más cerquita. Desde los balcones, desde nuestras ventanas, nuestros techos, nuestras calles. Somos ese ruidajo. 

Estamos protegidos por el ruido.

Las calles son nuestras y si nos quieren sacar —a fuerza de bolillo, sevicia y gas— nosotros inundaremos el ambiente con sonido de timbal y pala.

(Porque no hay toques de queda o leyes secas que prohíban agarrar con una mano un tenedor, con la otra por la mano la sartén, y replicar con fuerza destemplada las consignas que pedimos:

No más a la política del “buen muerto” que justifica la masacre de niños bajo bombardeos. No más  medidas que vayan en contra del bienestar de los trabajadores, de los pensionados, de los estudiantes, de los profesores, de los campesinos. De las víctimas de esta guerra que ustedes han decidido no nombrar. No más a la falsa implementación de los Acuerdos de La Habana. 

¡Implementación real de los Acuerdos ya! 

Contra la incompetencia de Duque. Contra la indolencia de Duque. Contra la muerte sistemática de líderes sociales que jalonan procesos democráticos en todo el país. Contra los asesinatos del Esmad, contra la violencia de la Policía. Contra la inversión de los sentidos: por un país que respete sus ríos, sus páramos, sus cuencas de agua. Por un país que sea democrático en su información. Por el cultivo de la vida diversa y el disenso. Porque protestar no sea un crimen que se paga con la muerte). 

Porque allá Duque, su cinismo y gabinete,

Porque el teflón —tan sencillo— nos recuerda que la libertad es nuestra, siempre

Porque es el silencio en un país de metralleta.  

Porque irrumpe en la violenta comodidad de nuestra rutina. 

Porque es una manera de desandar nuestras formas del día. 

Porque celebra la impuntualidad del que llega tarde:

¡Bienvenidos siempre los nuevos caceroleantes!

Porque es la cuchara de palo en la rueda de la desinformación,

Contra la tergiversación de los medios. 

Vivan los twitteros que reportan cacerolas en sus calles, viva Twitter que replica cacerola. 

Cacerola contra el periodismo desinformativo, contra periodistas que piensan que la muerte de alguno callará al resto; cacerola contra quienes piensan que lo del 21 fue una vergüenza con Federer; contra la imbecilidad de algunos periodistas que muestran vandalismo, cuando hubo cientos de miles de colombianos que caminamos sin violencia y con coraje. 

Rebelémonos contra esa moral estúpida del miedo y de la sumisión,

Cacerola contra la militarización de la vida.

Cacerola porque ella ha sido capaz de lo que nadie en tantos años de guerra: nombrar a Colombia con una nueva sintaxis que todavía estamos inventando. 

Porque es una forma sublevada de la poesía,

Una manera nueva de sentir y de entendernos

De habitar. 

De soñar diferente; lo imposible.

Porque contra las armas de los poderosos poseemos la poderosa arma del amor sinfónico. 

Porque estamos cansados de que traicionen nuestro espíritu.

Porque, como dice el poeta, cada golpe de muñeca en el teflón es responsable del porvenir del mundo. Porque estamos torciendo el túnel del carpio del destino. 

Porque estamos asistiendo a la irrupción de la historia. Porque somos espectadores y al mismo tiempo figurantes en la comparsa de la vida. 

¡Viva la vida!

¡Viva la paz!

¡Viva el Paro Nacional!

¡Viva la democracia!

¡Cacerola y vida!

¡Cacerola y esperanza!

***

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