En el transcurso del último mes la ciudad de Ureña, fronteriza con Colombia, ha vivido un verdadero infierno por cuenta de las disputas internas de bandas criminales.
Julio ha sido un mes sangriento en la frontera venezolana. No ha pasado una semana sin que se reporten enfrentamientos, decapitaciones, hallazgos de personas descuartizadas e incluso incursiones de grupos paramilitares en territorio venezolano. Las disputas internas de las bandas criminales Los Rastrojos y La Línea, así como el control que está intentando tomar el ELN en territorio venezolano han dejado decenas de muertos que, por condiciones de seguridad, los agentes policiales de ambos países no han alcanzado a registrar en su totalidad.
En el transcurso de las últimas semanas han llegado noticias preocupantes desde la frontera. Por mencionar un ejemplo: el 6 de julio, militares venezolanos capturaron a cinco hombres que transportaban cabezas humanas en costales por el río Táchira. A las personas las capturaron en la ciudad de Ureña, donde el grupo ‘La Línea’ ha intentado expandirse. Un mes antes, el 9 de junio, un comando de la Guardia Nacional Bolivariana recibió un ataque en ese mismo lugar. De acuerdo con el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) de Venezuela, sujetos armados lanzaron la cabeza de un hombre contra el comando, con un mensaje que señalaba que la cabeza era de un “guerrillero, aliado a la Guardia Nacional Bolivariana”.
Volvamos al caso del 6 de julio. Los cinco hombres detenidos, según las versiones de las autoridades venezolanas, venían de la Isla del Escobal, en Cúcuta, un lugar en el que opera la banda La Línea. Dentro de los costales fueron encontrados panfletos de un grupo autodenominado las “Autodefensas Unidas Colombo-Venezolanas”. La Línea controla trochas ilegales de contrabando y narcotráfico, principalmente en la frontera de Cúcuta. Según la Policía, La Línea es dirigida por Jesús Hernández Almarza, conocido como ‘Causa’ y de 24 años de edad. Él está al mando de por lo menos 60 hombres que controlan seis kilómetros de la frontera venezolana que colindan con la ciudad de Ureña. La ONG FundaRedes, que trabaja en la zona, sugirió que estas decapitaciones tendrían que ver con una intención por parte de ciertas bandas criminales para recuperar un territorio que tomó el ELN durante el último año.
El pasado 18 de julio se presentó otro suceso: un grupo paramilitar atacó a tiros el puesto fronterizo La Mulata, de la Guardia Nacional Bolivariana en el municipio Pedro María Ureña, del estado de Táchira. Este fue el tercer ataque en el último año contra la Guardia venezolana. La Mulata, ubicado a 10 minutos de Ureña, es un punto estratégico para los contrabandistas. No es muy clara la razón del ataque, pero la hipótesis de la prensa local es que la Guardia subió el valor del cobro a las bandas criminales para permitir el contrabando, lo que desencadenó en una molestia que escaló a un enfrentamiento a tiros.
Por este ataque resultaron heridos dos militares venezolanos: el teniente Luis Ramos y el suboficial Darwin Armas Crespo. Los ataques pasados se presentaron en febrero de 2019, cuando un grupo armado se presentó con armas largas intentando tomarse el puesto militar, y el 10 de septiembre de 2018 llegó otro grupo, calificado por la Guardia como paramilitar, a instalarse en La Mulata. Y fue justamente en esta misma zona donde, en mayo de 2015, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) encontró 12 cadáveres en fosas comunes. Detrás, denunciaron desde la FANB, estarían los paramilitares.
La cronología continúa. Esta semana, precisamente el 24 de julio, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) reportó un hallazgo de restos humanos en un paso irregular que comunica a Cúcuta con Ureña. En el lugar los agentes encontraron cabezas descuartizadas y partes óseas en “alto estado de descomposición”. En lo corrido del mes, el Cicpc ha encontrado seis cráneos cercenados entre Táchira y Norte de Santander. Y por otro lado, la Policía colombiana reportó el hallazgo de cinco cuerpos desmembrados en la zona rural de Cúcuta. La Alcaldía de Cúcuta le atribuye el recrudecimiento del conflicto a la disputa y fortalecimiento de la banda criminal La Línea.
Estos episodios de violencia han sido denunciados en varias ocasiones por políticos tanto colombianos como venezolanos. En junio pasado, el parlamentario Franklyn Duarte, de Venezuela, denunció la incursión de grupos armados ilegales en Táchira, donde 12 personas murieron y 15 resultaron heridas tras un enfrentamiento. Lo más preocupante, y que también han señalado organizaciones humanitarias, es que en los enfrentamientos armados están viéndose afectados los civiles.
¿Qué hay de fondo?
Una fuente que conoce de cerca el movimiento de los grupos armados en la frontera — no revelamos su nombre por seguridad — nos dijo que los “descuartizamientos tienen que ver con ajustes de cuentas entre narcotraficantes, principalmente en peleas internas de Los Rastrojos y de La Línea. En Puerto Santander, los Rastrojos están divididos: por un lado está el grupo de alias ‘Necoclí’ y por otro los de ‘el menor era la mano derecha de ‘Necoclí’ y se estaban expandiendo en Venezuela, en San Cristóbal principalmente. Ellos no pudieron expandirse por una guerra con los Gaitanistas. En marzo, cuando ‘Necoclí’ es capturado, ‘el menor’ quedó al frente y ‘Necoclí’ ordenaba desde la cárcel”. En un momento, nos dijo la fuente, “‘el menor’ cortó con ‘Necoclí’ y ahí empezó una disputa que terminó en descuartizamientos, desapariciones, torturas, muertos por un lado y el otro”. ‘El menor’ fue capturado por las autoridades colombianas en junio pasado, después de que huyera de Venezuela después de que hombres de Necoclí intentaran asesinarlo.
El otro escenario, nos dijo la fuente, es el de Cúcuta, donde “La Línea ha intentado fortalecerse con alias ‘Causa’, quien es venezolano. Él hace dos o tres años era el quinto al mando, pero les han dado golpes duros. ‘Cara de niña’, que era del grupo, se entregó a la Policía cuando Maduró cerró la frontera. A él se le atribuyen por lo menos 100 desaparecidos. ‘Causa’, cuando llega a La Línea, comienza a darle juego a los venezolanos y comienza una guerra con Marranero, otro de los líderes que opera en la zona de La Mulata, donde se han presentado los ataques. El gobierno venezolano los tiene señalados como los responsables de los ataques a la Guardia. A nosotros nos llama la atención que algunos integrantes de la Línea tienen 20 años y están dirigiendo los descuartizamientos.El problema ahora es más difícil porque el ELN dio la orden de acabar con los de la Línea y Los Rastrojos, para ellos son paracos y hay que acabarlos, entonces la guerra se ha puesto más difícil”.
Como nos dijo la fuente, en este panorama el ELN es un actor clave que durante el gobierno de Nicolás Maduro se ha logrado fortalecer en territorio venezolano, controlando la minería ilegal y las extorsiones. En la guerra por el territorio, tanto el ELN como Los Pelusos han despojado por algunos periodos a los paramilitares. Sin embargo, con los ataques a la Guardia los grupos que surgieron de las Autodefensas intentan demostrar que no están derrotados y que están dispuestos a descuartizar para recuperar un paso codiciado por contrabandistas y narcos.