El Centro Nacional de Memoria Histórica trae las experiencias de los comandantes de esa guerrilla para discutir el proceso de paz que se discute en Cuba.
Por Ayda Martínez Ipuz*
Luego de 25 años son muchas las anécdotas y los recuerdos, además de las canas, que afloran en una conmemoración. Eso fue lo que pasó el pasado 1º de marzo en el parque de las Naciones Unidas de Medellín. Allí, congregados alrededor del Monumento a la Paz, hecho con la fundición de las armas que unos 2.000 excombatientes entregaron a veedores internacionales, cerca de 300 personas se reunieron para recordar los 25 años de la firma del acuerdo de paz entre el Ejército Popular de Liberación (EPL) y el gobierno de César Gaviria. Fue inevitable ver hacia atrás y pensar en los diálogos actuales.
Ese acuerdo constituye un referente ineludible. Por un lado, fue la desmovilización más grande de una guerrilla en la historia del país, y por el otro, 700 personas fueron asesinadas en el esfuerzo de integrarse a la vida civil. A pesar de ello, hoy ese proceso de paz se considera exitoso. Muchos de los jóvenes de aquel momento mantienen la vitalidad y los sueños de trabajar por la construcción del país. Y lo siguen haciendo desde diferentes campos y esfuerzos.
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- Es el caso de Álvaro Villarraga, exmiembro del grupo insurgente y hoy director de Acuerdos de la Verdad del Centro Nacional de Memoria Histórica, y de Jaime Fajardo Landaeta, exmiembro del comité ejecutivo central del Partido Comunista marxista-leninista de Colombia, brazo político del EPL, quienes hicieron memoria sobre aquella época que también llevó a otras guerrillas como el M-19, el Quintín Lame y el PRT, a dejar las armas.
¿Cómo el EPL decide hace 25 años que debía negociar con el Gobierno?
Jaime Fajardo Landaeta (JFL): El EPL era un partido político clandestino que tenía expresiones como la Juventud Revolucionaria de Colombia, en varias universidades, o los movimientos sindicales. Era una estructura que tenía una proyección nacional e internacional bastante sólida. Durante 10 años tuvimos una discusión interna sobre las características y los objetivos de la lucha democrática. Este debate lo encabezaron dos personas que fueron asesinadas en la década del 80, Oscar William Calvo y su hermano, Jairo de Jesús Calvo.
En 1985 el EPL firmó una tregua con Belisario Betancur que buscaba una solución negociada. Fuimos la primera organización guerrillera que planteó que si las condiciones políticas se modificaban, el grupo estaba en condiciones de desmovilizarse. También fue el primero que planteó una Asamblea Nacional Constituyente para darle salida al conflicto armado, pero Belisario nunca le dio una respuesta certera al problema. En los acuerdo de 1985 teníamos la posibilidad de sacar una organización política legal, nuestro brazo político fue el Frente Popular, mientras que las Farc creó la Unión Patriótica, pero todos ellos fueron extinguidos. A nosotros nos asesinaron entre 200 y 300 dirigentes del Frente Popular.
¿Por qué persistir entonces en un acuerdo de paz?
JFL: Las condiciones políticas en Colombia eran bien difíciles, estábamos ante una crisis humanitaria, estaban matando a toda la izquierda. Había un sector grande en el Estado que no quería la negociación. En ese entonces un sector interno creó un plan macabro de exterminio.
¿Qué es lo más importante que debemos recordar de este proceso con el EPL?
Álvaro Villarraga Sarmiento (AVS): Estamos hablando de un conflicto de 50 años en el que ha habido 4 guerrillas (Farc, EPL, M19 Y ELN), y hay una paz ya hecha, la del M19 y el EPL. Y esas paces con esa parte de la insurgencia se resuelven en el contexto de la Asamblea Nacional Constituyente. La importancia de recordar el proceso con el EPL es que se le mostró al país que era posible una negociación política por la paz. La organización no negoció en una situación de debilidad militar, en ese momento se contaba con 18 frentes locales, había 2.200 combatientes en filas y 6.400 militantes clandestinos.
¿Cree que la Asamblea Nacional Constituyente fue la gasolina que impulsó el proceso de paz de los 90?
AVS. Permitió acelerar el proceso, aunque yo diría que no fue poco tiempo, en el sentido de que nuestra negociación no fue como la que actualmente concibe las Farc. Nosotros no pretendíamos discutir las reformas ni todos los cambios del país con el Gobierno. No creíamos que el EPL o el Gobierno pudieran cambiar el país, únicamente lo podía cambiar una figura de soberanía popular, en donde nosotros éramos una fuerza política.
¿Hoy se habla de mecanismos de refrendación de los acuerdos de paz de La Habana, la Constituyente podría ser uno de ellos?
AVS. Para esta situación se necesita un mecanismo de refrendación expedita, por lo que la constituyente sería un grave error. En este momento no me imagino una constituyente con las divisiones políticas actuales, con una extrema uribista con el 40% y una izquierda que tiene el 10%, sería regalar los avances democráticos del 91. Es una cuestión de oportunidad. Bienvenida sea en el futuro una constituyente que traiga más desarrollos a la Constitución.
¿Qué mensajes tiene el proceso de paz con el EPL para el actual proceso de paz?
AVS. Queremos mandarle tres mensajes al país. Primero: fue exitosa esta paz hecha por el EPL y otras insurgencias, y el principal éxito de esa paz fue la Asamblea Nacional Constituyente. De alguna manera, la Constitución del 91 es hija de un proceso de paz. Segundo mensaje: respaldo a lo que se está haciendo en La Habana, al Gobierno y a las Farc; respaldo a los acercamientos con el ELN. No cesa la guerra hasta que se haga la paz con esas dos insurgencias. Esa es una paz pendiente y la deseamos con solidaridad. Y el tercer mensaje: queremos reconocer a todas las víctimas del conflicto armado, incluso aquellas que habiéndose desmovilizado fueron asesinadas.
*Periodista del Centro Nacional de Memoria Histórica