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¿Cómo puede ayudar el sector financiero a la paz?
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¿Cómo puede ayudar el sector financiero a la paz?

Colaborador ¡Pacifista! - mayo 24, 2016

El Primer Foro Nacional Financiero dejó varias lecciones sobre el papel del sector en el posconflicto. Escogimos tres.

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Por: Daniel Montoya

Para empezar a entender el papel que tendrá el sector financiero en el posconflicto, se gestó en Bogotá un espacio que reunió a banqueros, trabajadores, funcionarios del Gobierno, congresistas, organismos internacionales y empresarios. Entre el 19 y 20 de mayo se desarrolló el Primer Foro Nacional Financiero con la intención de abordar los retos que implica el proceso de negociación que se adelanta en La Habana. Las discusiones giraron en torno a cómo la paz afectará el bolsillo de los colombianos y, por supuesto, la manera de que sea sostenible.

“Frente al conflicto social y armado que vive el país, concebimos el Primer Foro Nacional Financiero por la Paz porque vemos necesario que el sector financiero colombiano opine y muestre sus aportes en este proceso”, explicó Sofía Espinosa, presidente de la Unión Nacional de Empleados Bancarios, una de las organizaciones que convocó al evento.

Por su parte, la ministra de Trabajo, Clara López, aseguró que este tipo de debates empiezan “a promover el ‘Sí’ a los acuerdos de La Habana”. En el foro también estuvieron el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas; el expresidente de Bancolombia, Carlos Raúl Yepes; y diferentes agremiaciones sindicales como la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Confedereación de Trabajadores de Colombia (CTC), y la Federación Sindical Mundial, que expusieron sus posiciones frente a la paz.

Les dejamos tres conclusiones que sacamos del evento y que dan pistas sobre la relación del sector financiero con  la paz.

1. El fin de la guerra traerá crecimiento para el bolsillo de los colombianos

El Departamento Nacional de Planeación estima que el crecimiento anual del Producto Interno Bruto (PIB) estaría entre 1,1% y 1,9%, tras la firma del acuerdo final. Esto quiere decir que la economía del país pasaría de crecer un 4% a 6%, por año. Aún así, Mauricio Cárdenas consideró que estas proyecciones podrían quedarse cortas, debido a que “el sector agropecuario y el turismo son industrias que no hemos podido explotar y la paz permitirá un aumento mucho más alto”.

Sin embargo, para que este crecimiento pueda ocurrir, es necesario comenzar un proceso de bancarización entre los colombianos. Es decir, dejar de guardar la plata en el colchón y pasar a usar las entidades financieras. En esto ha habido grandes adelantos: según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Colombia es el segundo país que más ha avanzado en inclusión financiera, justo después de Perú.

La bancarización, según Clara López, “tendrá un impacto muy grande en la generación de empleo”. Pero, como insistió Carlos Raúl Yepes, “el papel de los bancos debe ir más allá de estar prestando plata. No podemos dar soluciones ordinarias a problemas extraordinarios”.

Por esta razón, añadió, desde Bancolombia se empezó a vincular excombatientes hace cuatro años. “Tenemos cajeros que solían ser guerrilleros o paramilitares. La gente me criticaba, incluso los sindicatos estuvieron en contra, pero han resultado ser excelentes trabajadores”, explicó el expresidente del banco.

2. Créditos para combatir el gota a gota

Según Yepes, el gota a gota es una práctica “criminal que está deteriorando la sociedad. En el Urabá están llegando a cobrar hasta el 20% de interés diario. Necesitamos llegar a un crédito de bajo costo, que le logre quitar terreno a los usureros”. Situación que también fue resaltada por Todd Howland, Alto Comisionado de Nacionales Unidas para los Derechos Humanos, pues indicó que implica dificultades para los colombianos que no tienen acceso fácil a un sistema de crédito.

Y ahí entra una pregunta importante: ¿cómo generar una cultura de ahorro y de obtención de créditos en una población que desconoce por completo el sistema financiero? Hasta ahora algunos intentos han fallado. Por ejemplo, la mitad de las cuentas de ahorro abiertas bajo el programa de Familias en Acción del Gobierno están inactivas.

Sin embargo, el ministro de Hacienda es optimista frente al panorama. Según él, la idea “es que en 2018 el 85% de los adultos tengan algún tipo de producto financiero”. Para lograrlo hay entidades financieras, como el Banco Agrario, que están especializadas en créditos de menor tamaño. “En 2014 se introdujeron reformas para que, solo con la cédula, se pueda tener una tarjeta de ahorros. Así, personas que viven en la informalidad y viven del efectivo, se une a un sistema de pagos electrónicos de bajo costo y de mejor seguridad”, sostuvo Cárdenas.

Según el ministro, la urgencia del Gobierno está en desarrollar capacidad de crédito en sectores rurales “porque la economía no puede crecer solo con subsidios”. Por eso añadió que “el crédito le da a la sociedad la capacidad de crecer, porque no podemos depender de los subsidios estatales. Tiene que ser en condiciones blandas y atractivas. Que se puedan asequibles y que los negocios den para poder pagar esos créditos”.

3. Llegar a un país que desconocemos

Esta afirmación parece un lugar común del sector empresarial, a fuerza de repetirla tanto. Sobre todo, cuando el tema es el turismo. Más relevante que el eventual aterrizaje del sector financiero en territorios donde nunca ha estado, es que las comunidades conozcan el sistema que los articularía con la economía nacional.

El reto es llevar el Estado a todos los rincones del país. Es decir, “todos los servicios. La Fuerza Pública no puede ser la única presencia estatal en los municipios”, aseguró López. Por eso, agregó, “necesitamos una mayor presencia del sector financiero para dar cobertura a ese mundo de población que se tiene que incorporar al grueso de la economía nacional”.

En este sentido, la idea de fortalecer una clase media rural pasa, según Cárdenas, por la consolidación de “corresponsales bancarios en todos los municipios del país con capacidad de ofrecer microcréditos”.

Yepes insistió en que el sector bancario debe meter la cucharada hasta el fondo. No solo llegando a ofrecer cuentas de ahorros y créditos de bajos intereses, sino generando desarrollo en diferentes servicios. Por ejemplo, a través del proyecto Utopía (una universidad rural que La Salle implementó en Yopal para cumplir “sueños de paz”), jóvenes campesinos pueden terminar la carrera de ingeniera agronómica y regresar a sus comunidades para replicar sus conocimientos.

Por ahora, habrá que esperar a que se pongan en marcha todos los planes que el sector bancario y el Gobierno vienen diseñando para llegar a estos territorios.