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Cómo leer los tiempos que ponen las Farc para la verdad

Staff ¡Pacifista! - julio 23, 2015

El ciclo 39 de los diálogos genera la esperanza de que se acerque el "principio del fin" de la guerra. Sin embargo, una declaración de las Farc demuestra que todavía son muchos los asuntos por resolver.

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La declaración de las Farc al inicio del ciclo 39 generó dudas sobre lo acordado en relación con la creación de la Comisión de la Verdad. Foto tomada de video en pazfarc-ep.org.

 

La idea parecía clara. Tal y como fue presentada a principios de junio, consiste en que una vez se firme un acuerdo definitivo para la terminación del conflicto entre el Gobierno y las Farc, se ponga en marcha una comisión de la verdad con carácter no judicial para esclarecer las responsabilidades asociadas a la guerra en Colombia.

El acuerdo para crear esa comisión fue presentado en un comunicado conjunto en el que se anticiparon detalles sobre el número de miembros y el mecanismo de selección que, se dijo, sería participativo. También se hizo énfasis en que solo se iniciaría ese proceso luego de terminados los diálogos y que tendría una duración definida: tres años a partir de su creación.

Sin embargo, este jueves,  una declaración de las Farc al iniciar el ciclo 39 del proceso, generó dudas sobre los términos de lo acordado hace ya casi dos meses. Al referirse a los tiempos de los diálogos, la guerrilla aseguró que la comisión de la verdad debería ponerse en marcha antes de finalizar noviembre.

“Lo más urgente ahora es dar cierre a la configuración de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. Al respecto tendremos que hacer todo lo necesario para echarla a andar antes de que culmine noviembre, porque hay que tomar en cuenta que si el bien jurídico tutelado en este proceso es la paz como derecho síntesis y las víctimas, la participación real de éstas debe darse desde ya, tomando la verdad como base para la construcción de cualquier sistema de justicia”, expresó la comisión negociadora de las Farc en un comunicado.

Lo anterior, en síntesis, indicaría que para la guerrilla sería necesario que la comisión, como espacio de interlocución y participación de las víctimas, inicie funciones antes de concretarse un acuerdo final. Es más, antes de finalizar los cuatro meses, el plazo definido por las partes para evaluar la continuidad de los diálogos y sus avances.

Fuentes cercanas al proceso aseguran que esa no es la lectura correcta del pronunciamiento de la delegación de paz de la guerrilla. Según explican, la declaración leída en La Habana por el negociador “Joaquín Gómez” apunta, no a la puesta en marcha de la comisión, sino a la necesidad de que antes de finalizar noviembre se precisen los asuntos pendientes sobre su conformación.

Entre esos asuntos está la necesidad de definir los detalles de la participación de las víctimas y los criterios según los cuales serán elegidos los comisionados. También, está lo que se refiere a la metodología, es decir, cuáles serán las medidas para garantizar la objetividad e imparcialidad de la información recolectada por la comisión. Y, por último, detalles sobre el “proceso de escogencia” de los comisionados y de las personas que elegirán a estos.

Para el Gobierno, pese a las múltiples interpretaciones que surgieron del pronunciamiento, esos detalles logísticos y funcionales son los que, pide las Farc, se definan en los próximos cuatro meses. Además, consideran los representantes del Estado que sería un contrasentido empezar a disparar culpas y responsabilidades con la guerrilla en armas y antes de un acuerdo definitivo.

Más allá de esa discusión, el comunicado del jueves da cuenta de que las Farc han acogido el llamado a agilizar la negociación y que así como antes rechazaron las presiones y la posibilidad de la definición de un plazo, ahora no solo lo aceptan, sino que esa misma guerrilla insiste en que los avances se conozcan y se pongan en marcha antes de una fecha determinada.

Los nuevos aires que trae el ciclo 39

La canciller María Ángela Holguín a su ingreso este miércoles a la Mesa de Conversaciones de La Habana. Junto a ella el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, y el jefe de la delegación, Humberto de la Calle.

El ciclo 39 que se inició este jueves cuenta con varios ingredientes que lo hacen determinante para la continuidad de los diálogos. Por una parte, el nuevo cese al fuego unilateral de las Farc, asociado al acuerdo para el desescalamiento progresivo del conflicto anunciado por el propio Gobierno, da cuenta de la voluntad de avanzar en la negociación bajándole intensidad a los tiros.

Por otra, el plazo de cuatro meses para avanzar considerablemente en los puntos faltantes de la agenda,  pone el cronómetro en cuenta regresiva y demuestra el interés de que, de una vez por todas, se conozcan los verdaderos alcances y la posibilidad efectiva de éxito del proceso.

Pese al optimismo que generan en algunos sectores las nuevas características del proceso, varios ataques que se reportaron el martes, uno de ellos atribuido a las Farc por el general Rodolfo Palomino, director de la Policía, dan cuenta de la fragilidad ante la opinión del cese unilateral.

Palomino se refirió a un hostigamiento contra una patrulla de la Policía en el municipio de Yarumal, Norte de Antioquia. “Lo más probable es que haya sido una acción de las Farc”, afirmó el general, aunque reconoció que esa hipótesis no ha sido confirmada, pues en la zona, además del frente 36 de las Farc, hacen presencia estructuras del ELN.

Las declaraciones del director de la Policía no cayeron bien entre los integrantes del Frente Amplio por la Paz, organización que de forma independiente hace seguimiento al cese al fuego. Durante el desarrollo del Encuentro Nacional de Paz en Bogotá, la representante a la Cámara, Ángela María Robledo, calificó como “irresponsables” las palabras del general.

Por si fuera poco,  el Ejército anunció en un comunicado que un soldado murió en un enfrentamiento con guerrilleros del frente 40 de las Farc en el municipio de Mesetas, departamento de Meta. Y, aunque no se han ofrecido mayores detalles sobre las circunstancias del combate, ese episodio demuestra la importancia que puede tener que se presenten hostilidades entre las partes.

Al final, el ciclo empieza con dos alicientes: El reinicio de las actividades de desminado en Antioquia, donde se juega buena parte del éxito de un eventual proceso de posconflicto; y la esperanza generalizada alrededor de las conversaciones en Cuba, que estará viva siempre y cuando no aumente el número de muertos por el conflicto en Colombia.