Con los recientes postulados, pareciera que el gobierno no entiende el valor que tiene esta entidad.
Ahora que el politólogo Vicente Torrijos renunció a la dirección del Centro Nacional de Memoria Histórica, un grupo de organizaciones sociales y de víctimas le pidió al presidente Iván Duque conformar un comité de escogencia para la elección de este cargo, tarea que se ha convertido en un dolor de cabeza para el mandatario.
Con Torrijos ya son dos los candidatos del presidente que causan confusión y debate en la opinión pública y en los allegados al Centro —Mario Pacheco, un periodista que se oponía abiertamente al trabajo de la entidad, fue el primero—.
En su comunicación, las organizaciones también le recordaron a Duque un listado de criterios que le habían enviado hace un mes para elegir al nuevo director, teniendo en cuenta el trabajo delicado e importante que realiza el Centro y la obligación legal que tiene con las víctimas por la Ley 1448 de 2011.
Entre los criterios que solicitaron las organizaciones se encuentran: una trayectoria profesional y personal “intachable”, méritos académicos “comprobables y de calidad”, experiencia en “trabajo directo” con comunidades y víctimas, y una visión “objetiva e imparcial” del conflicto y de todos los actores.
Al parecer, estos criterios no son tan obvios para el gobierno. “Uno no sabe si reír o llorar”, escribió el jurista Rodrigo Uprimny en su cuenta de Twitter cuando conoció el nombramiento de Torrijos. Un “total irrespeto con las víctimas, la comunidad internacional y el trabajo que ha realizado Centro en los diez años que lleva funcionando”, dijo, por otro lado, el fotógrafo Jesús Abad Colorado.
Si bien las comunidades vienen reclamando desde hace un tiempo una mayor capacidad de decisión directa sobre los asuntos del Centro y del Museo Nacional de la Memoria, líderes sociales como Leider Preciado, de Bojayá, reconocen que el trabajo que ha hecho esta entidad ha sido “riguroso e imparcial” y “muy crítico gracias a su independencia”. Estas características, dicen, difícilmente las podría garantizar Torrijos.
Lo que deja el Centro
El Centro fue creado como parte de las acciones definidas para la reparación integral en la Ley 1448 de 2011, como un mecanismo del Gobierno Nacional para restablecer la dignidad de las víctimas y difundir la verdad sobre lo sucedido en el conflicto. Desde los comienzos de su labor, como Grupo de Memoria en el 2008, el trabajo del Centro ha procurado integrar los relatos de las víctimas. Bajo la dirección de Gonzalo Sánchez, la entidad asumió la titánica tarea de reconstruir la memoria de una guerra larga y compleja, que aún estaba en curso y que había sucedido sobre todo en la periferia del país.
Hoy en día, y más de 140 publicaciones después (que incluyen 80 informes de esclarecimiento), más de 13.000 testimonios de desmovilizados, más de 592 fuentes institucionales y sociales, y más de 10.236 bases de datos y documentos consultados, tenemos una idea más clara de la magnitud de lo sucedido: las cifras y testimonios recopilados sobrepasan de lejos los números e historias tanteados hasta entonces por las distintas instituciones y los medios de comunicación.
82,998 desapariciones forzadas rastreadas
Antes de la investigación “Hasta encontrarlos”, publicada en el 2016, se hablaba de que podía haber entre 25 mil y 45 mil desaparecidos en el marco del conflicto armado en nuestro país, como explica la coordinadora del informe, Marta Nubia Bello. Pero gracias a este documento y al trabajo del Observatorio de Memoria y Conflicto coordinado por Andrés Suárez hoy se sabe que el número de desaparecidos asciende a 83,998. Y este número supera lejos las cifras de las dictaduras del Cono Sur, donde se calculan alrededor de 9,000 desaparecidos en Chile y 30,000 en Argentina.
El número que arroja esta investigación no es una aproximación, sino una cifra “caso a caso” obtenida después de cruzar más de 105 fuentes de información. Junto a este documento, el Centro de Memoria ha construido una base de datos con nombres propios, fechas y el lugares de desaparición que le entregó este año a la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas y que será un insumo fundamental para el trabajo de esta naciente entidad.
262,197 muertes en el marco del conflicto
En el 2013, el Centro de Memoria publicó el informe “¡Basta ya!”, una de las investigaciones más robustas sobre el conflicto hasta el momento. El documento realiza un análisis cuidadoso sobre el origen y la evolución de las guerrillas de las Farc y el Eln. Este trabajo empezó con el grupo de memoria e incluyó otros 24 informes anteriores del Centro y estableció que más del 80% de los decesos en el marco del conflicto fueron civiles. En la última actualización del Observatorio, la cifra de muertes en el marco de la guerra fue de 262,197.
39,058 secuestros registrados
Antes de la investigación “La verdad secuestrada” del Centro de Memoria y la firma Cifras y Conceptos, las cifras sobre el secuestro en Colombia no eran claras. Aunque para la población del país esta práctica ha sido familiar y temida, en realidad para el 2013 —año en el que se publica el documento—, solo había conteos parciales de distintos gobiernos, entidades del Estado y organizaciones de la sociedad civil, como País Libre.
En este ejercicio, el Centro de Memoria Histórica publicó por primera vez la cifra más robusta hasta la fecha, después de cruzar la información de siete fuentes distintas, incluyendo la Fiscalía, el DAS y la prensa, y construyó una base de datos que da cuenta de 39,058 casos de personas secuestradas en Colombia al menos una vez entre 1970 y el 2010. Esta base de datos incluye nombres propios e historias familiares que permiten calcular, además, 200,000 víctimas indirectas que también tuvieron que padecer las consecuencias de los secuestros de sus seres queridos.
Y aunque el tema no se cierra con esta investigación, como explica el Decano de la Facultad de Humanidades de Eafit, Jorge Giraldo, “nunca antes habíamos tenido información con este nivel de detalle”, lo que nos ha permitido “tipificar al secuestro como modo de victimización”.
13,809 mujeres víctimas de violencia sexual
Para Marina Gallero, Coordinadora Nacional de la Ruta Pacífica de las Mujeres, el Centro de Memoria hizo un trabajo muy importante de recolección y síntesis de información de distintas fuentes, incluyendo las organizaciones de mujeres.
El año pasado en “La guerra inscrita en el cuerpo”, el Centro dio a conocer que en el marco del conflicto en Colombia se han alcanzado a documentar los casos de 15,076 víctimas de violencia sexual, de las cuales el 91,6% han sido mujeres y niñas. Según Gallero, estas cifras resultan fundamentales “a la hora de pensar en una política pública para atender el problema”.
Informes pendientes sobre paramilitarismo en Colombia
El trabajo del Centro también ha sido fundamental para la investigación y comprensión del movimiento paramilitar en Colombia. El área de Acuerdos de la Verdad del Centro está preparando una serie de de 10 informes o más basados en los 13,000 testimonios recibidos de desmovilizados acogidos a la ley 1424 de 2010 de todo el país.
Hasta el momento han sido publicados los informes sobre el Bloque Tolima, el Bloque Calima y las autodefensas de Meta y Vichada y se encuentran en curso las investigaciones sobre paramilitares en Antioquia, el Magdalena Medio, Puerto Boyacá, Puerto Berrío, Córdoba, el Urabá y el Bajo Atrato. Con este ejercicio se busca caracterizar al movimiento paramilitar para entender su origen y su estructura, así como sus motivaciones y su relación con la fuerza pública.
El encargado del área de Acuerdos de la Verdad, Álvaro Villaraga, calcula que aún faltan alrededor de 5.000 testimonios más y dos años de trabajo para terminar el proyecto y enfatiza la importancia de no parar este ejercicio que le ayudará al país a entender la sistematicidad de este fenómeno.
Al igual que este proyecto, explica Villaraga, en este momento hay otras investigaciones en otras áreas del Centro que no han finalizado, incluyendo un informe sobre pueblos indígenas y varios informes sobre la violencia en el mundo sindical.
La cara oculta de la guerra
Un logro rescatable que ha hecho el Centro con sus ejercicios de reconstrucción de memoria es ponerle una cara y un nombre propio al drama oculto que han vivido miles de colombianos en la guerra; algo que no es fácil de lograr.
Para lograrlo, el Centro desarrolló metodologías y lineamientos para el acercamiento a las víctimas y la recepción de sus testimonios. Hubo que establecer procesos largos que en muchos casos duraron años y, como explica la investigadora Marta Nubia Bello, fueron muy importantes para las víctimas, porque les ayudó a elaborar el trauma y un sentimiento de culpa que se había formado en muchos casos. Fue una catarsis.
Y aunque para muchas comunidades su participación en los informes aún sigue siendo insuficiente, lo cierto es que gracias a estos documentos podemos conocer muchas historias de vida que dan cuenta sobre cómo la gente luchó para sobrevivir y resistir al conflicto.
Para Jesús Abad −investigador del Centro hasta el 2012−, estas historias son de una riqueza infinita y estos documentos deberían ser de lectura obligada para todos los colombianos.