Los proyectos productivos de los exguerrilleros, que les darán el sustento para los tiempos venideros sin armas, avanzan a un ritmo lento en todo el país. Miravalle es la excepción.
El calor húmedo del Caquetá arrecia a las montañas, tuesta la piel. En la vereda Miravalle, del municipio San Vicente del Caguán, está comenzando a funcionar el primer hidrotornillo del continente. El proyecto le dará energía limpia a 50 hogares de exguerilleros de las Farc, y se encuentra en el Espacio de Concentración, Capacitación y Reincorporación (ETCR) Óscar Mondragón. Este puede ser, al menos hasta ahora, el único proyecto productivo exitoso que tienen los excombatientes de las Farc.
Visité el ETCR hace dos semanas. Después de recorrer varias horas en carretera, lo primero que vi dentro de él fue un salón techado con unas 60 sillas y una tienda de comida. Al fondo, detrás de una mesa y una fila de sillas, una pancarta que rezaba: “Estamos comprometidos con el futuro y la paz de Colombia. Somos Farc”.
Los proyectos productivos de la antigua guerrilla nacen de la voluntad de sus excombatientes para iniciar su camino hacia la vida civil. El Estado colombiano se comprometió a gestionar proyectos productivos en el marco del plan de reincorporación, pero lo ha hecho a un paso muy lento. En Miravalle, sin embargo, se lograron sacar adelante, después de 8 meses, varios proyectos productivos que son motivo de orgullo para quienes participaron en su construcción (tanto exguerrilleros como civiles). Para que estos proyectos vieran la luz, fue necesario el apoyo técnico y económico del gobierno noruego, la ONG Caritas Noruega y Pastoral social de la Iglesia Católica.
Las sabanas del Yarí
Esta zona del departamento del Caquetá, que pertenece a una región conocida como El Yarí, hizo parte de la zona de distensión. Andrés Pastrana, presidente entre 1998 y 2002, despejó 42.000 kilómetros cuadrados para que las Farc se concentraran: era un requisito para adelantar un proceso de paz que al final fracasó. La zona de distensión fue “recapturada” por el Ejército a principios de 2002, justo antes de que Álvaro Uribe llegara al poder.
En todo caso, aunque la zona de distensión dejó de existir, la presencia y el poder que las Farc tenían en este territorio es indiscutible. Los exguerrilleros que viven en Miravalle, en su mayoría, pertenecieron a la columna Teófilo Forero, una de las más temidas de la antigua guerrilla, una de las que el Estado nunca pudo vencer. De hecho, este lugar del Caquetá también hace parte del mito fundacional de las Farc, pues hace medio siglo el presidente Guillermo León Valencia decidió bombardear “las repúblicas independientes” de Colombia. Atacó a Riochiquito (Cauca), Miravalle (Caquetá) y a Marquetalia (Tolima). Luego de estas acciones, las Farc empezaron a figurar de manera “oficial”.
En Miravalle viven los exguerrilleros junto a los habitantes cercanos, muchos de ellos campesinos de zonas rurales. Este lugar, al ser uno de los grandes bastiones históricos de las Farc, estuvo en constante asedio por parte del Estado durante el conflicto. El acoso militar se redobló hace una década, cuando Álvaro Uribe escaló los ataques contra la guerrilla en sus últimos años como presidente. “Aquí antes era estar cuidadoso, porque en cualquier momento había un bombardeo y tocaba esconderse”, me decía un exguerrillero. Ahora, cuenta, se pueden sentir más tranquilos.
Hidrotornillo, peces y cultivos
En el ETCR de Miravalle está el único proyecto productivo exitoso del proceso de reincorporación en todo el país. Los exguerrilleros de las Farc que viven en este lugar están construyendo, de forma conjunta, estrategias para ingresar o volver a la vida civil con un respaldo económico —un trabajo— que les permita sostenerse a ellos y a sus familias. En Miravalle los proyectos parecen estar funcionando, o al menos arrancando.
Los habitantes de Miravalle desarrollaron proyectos de energía autososteeimiento a partir de unos invernaderos, un generador eléctrico, cultivos y piscicultura. Estos proyectos fueron financiados, casi en su totalidad, por los aportes de la ONG Caritas Noruega. Este país europeo fue garante y sede de nuestro Proceso de Paz, y ahora sus organizaciones apoyan los proyectos productivos como estos. En cuanto al costo – beneficio de este proyecto, puede ser muy rentable. Así lo describió Knut Andreas Lid, dirigente de Caritas Noruega: “Estaba mirando casas en Bogotá. Vi una: vale mil millones de pesos. Este proyecto cuesta como una casa en Bogotá. No más”.
A unos 200 metros de los invernaderos está el río Pato, uno de los más grandes y caudalosos que atraviesa la región. En una de las orillas del río se ve un tornillo girando sobre sí mismo encima de una máquina, empujado por el cauce del río. Esto es una tecnología para generar energía eléctrica limpia inventada por Arquímedes, y solo hay tornillos como este en el río Támesis de Inglaterra y en el río Pato de Colombia.
El objetivo de este proyecto es que genere energía tanto para el ETCR como para toda la zona: cuando hay un caudal de agua fuerte en el río, el hidrotornillo puede llegar a producir hasta 220.000 voltios de electricidad de manera constante, con lo que 50 casas tendrían energía. Otra arista de este proyecto es que además de ser barato y eficaz, le apuesta a la conservación del agua y a la reutilización de recursos. Hay que decir, además, que los exguerrilleros cuidan sus tierras casi con celo: el agua del río Pato es cristalina, y no se ve una basura en el suelo, no se ve una colilla de cigarrillo.
Jorge Torres (Pablo Catatumbo), senador del partido de la Farc, estuvo presente en Miravalle en la presentación del hidrotornillo. En las ocasiones que habló ante los micrófonos, o incluso ante la comunidad presente de exguerrilleros y exguerrilleras, invitó varias veces al presidente Iván Duque a Miravalle a paara que conozca de primera mano el proyecto productivo del hidrotornillo.
Los exguerrilleros también piensan volver el río Pato un destino turístico para hacer rafting. Esto depende de las facilidades que dé el gobierno para adecuar las vías de acceso para esta zona. Un representante de la gobernación de Caquetá estuvo en Miravalle y se comprometió a adecuar las redes eléctricas para Miravalle y empezar a construir las carreteras. “La idea es que para 2019, al final del periodo, ya estén adelantadas las carreteras”, dijo el funcionario sin mucha convicción.
Por otro lado, aunque el gobierno colombiano ha cumplido religiosamente con la entrega de los subsidios a los exguerrilleros para que empiecen sus proyectos (casi un salario mínimo a cada uno), no lo ha hecho con los otros apoyos también estipulados en el Acuerdo de paz, como el desarrollo de los PDET (Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial) o inversión general en las zonas afectadas por el conflicto armado.
Pero este hidrotornillo, no lo olvidemos, es una aguja en un pajar. Según una petición de información que hizo la congresista Juanita Goebertus al gobierno, los procesos de los productivos en los ETCR están muy atrasados. De acuerdo con la información de distintas instituciones gubernamentales, de los 26 ETCR que hay en el país, los únicos con proyectos productivos en despegue son los de Miravalle e Icononzo.
Juan Manuel Santos, quien firmó el Acuerdo de paz hace dos años, dejó la implementación en un cumplimiento de apenas un 21 por ciento. En cuanto a los compromisos del gobierno para los proyectos productivos, hay muy poco avance en el tema de acceso a tierras de los exguerrilleros y la Reforma Rural Integral. La situación es tal, que en otros ETCR las casas de los exguerrilleros ni siquiera quedaron bien construidas, y en este momento son propensas a inundarse o colapsar.
¿Qué tanto quieren el Acuerdo de Paz en Miravalle?
Desde la firma de los Acuerdos de Paz hace dos años, esta y otras regiones de Colombia viven en relativa tranquilidad en comparación a lo que se vivía hace unos años. Ahora no se escuchan los sonidos de los bombardeos, los tiros y los gritos. Ahora está en primer plano el grito de la naturaleza: los animales, la montaña y el viento.
Los exguerrilleros están dedicados a la construcción de sus nuevas vidas: todos aquellos que fueron consultados por ¡Pacifista! para este reportaje coincidieron en que su intención es continuar en el Proceso de paz y no volver nunca a la guerra. El fenómeno de las disidencias, consideran, se debe a que algunos guerrilleros no vieron posible su ingreso a la vida civil, o decidieron no seguir las directrices que del estado mayor de las Farc.
De igual manera, dijeron estar comprometidos con lo que firmaron en los Acuerdos de Paz. No tienen miedo de las reformas radicales del Centro Democrático, pues el Acuerdo está blindado jurídicamente por la Corte Constitucional y por la comunidad internacional. No obstante, consideran que el gobierno colombiano debe tener el mismo compromiso con los Acuerdos, pues consideran que en este momento la implementación no es una prioridad para Iván Duque.
Los 84 exguerrilleros y exguerrilleras que viven en el ETCR de Miravalle dedican su tiempo a muchas actividades: trabajan, estudian, hacen deporte, lideran procesos comunitarios y comparten tiempo con sus amigos, parejas y familiares.
Para ir a Miravalle se debe viajar más o menos 6 horas por tierra desde Florencia, la capital del Caquetá. Tres horas de este recorrido se hacen por carretera pavimentada y con retenes del Ejército cada media hora. Las tres horas restantes se hacen por carretera destapada, atravesando algunas montañas. Si se viaja en avión de Bogotá a Florencia, el recorrido de la capital a Miravalle es de más o menos 8 horas. El traslado desde la capital hasta la zona veredal no baja del millón de pesos.
Hasta que las condiciones de seguridad de la zona y la presencia del Estado a través de carreteras, colegios y rutas, un proyecto turístico a gran escala en Miravalle no será posible. En el ETCR viven los exguerrilleros en condiciones relativamente buenas: casas, agua, alimentación, energía y baños, pero el común denominador de las casas de los habitantes de las veredas y corregimiento no es el mismo. A los lados de las carreteras destapadas se ven casas de madera y techos de láminas de metal al lado de campos verdes que parecen infinitos. Para que un niño de esta zona vaya a la escuela más cercana tiene que recorrer más de cuatro horas al día para ir y volver a su casa, y ni hablar de un hospital si el niño se enferma.
Por supuesto que en toda esta zona no hay señal de teléfono, ni comercio ni un edificio a la vista, tiene una densidad poblacional baja. Sin embargo, para que los proyectos productivos de los exguerrilleros de Miravalle y otros ETCR puedan salir adelante será necesaria una intervención integral del gobierno. Nadie quiere mendigar por donaciones.