'Un cambio de Gobierno podría significarle riesgos al Museo de Memoria' | ¡PACIFISTA!
‘Un cambio de Gobierno podría significarle riesgos al Museo de Memoria’
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‘Un cambio de Gobierno podría significarle riesgos al Museo de Memoria’

Colaborador ¡Pacifista! - abril 20, 2018

Conversamos con Luis Carlos Sánchez, director del Museo de Memoria Histórica en Colombia, sobre su inauguración y planes de futuro.  Por: Jorge Andrés Osorio Guillot

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Director del Museo de Memoria Histórica de Colombia.

Aprovechando el marco de la Feria del Libro de Bogotá, el Centro Nacional de Memoria está dando a conocer un pequeño bosquejo de lo que será el Museo de Memoria Histórica, que verá la luz en 2020 de manera definitiva en la capital, específicamente en el predio de 1,6 hectáreas ubicado en la Calle 25 con Carrera  29ª. A través de los elementos agua, tierra y cuerpo, expresados como personajes narrativos en la exposición, se busca exponer las realidades históricas del conflicto armado de Colombia, en un esfuerzo por incluir la mayor cantidad de versiones y testimonios que conforman las memorias de nuestra guerra.

¡Pacifista! conversó con Luis Carlos Sánchez, Director del Museo de Memoria Histórica de Colombia, para conocer parte detalles de esta muestra, exhibida en el Pabellón 20 de la FILBo, y del futuro del proyecto.

¿Cómo fue el proceso de creación de la muestra del Museo de Memoria para la Filbo? 

La apuesta de guión se ha venido presentando desde que nació la dirección de Museo. Y la dirección de Museo nació con el Centro de Memoria Histórica con la Ley 1448. Eso quiere decir que desde el 2012 se ha venido adelantando un proceso de construcción social del guión curatorial del Museo de Memoria Histórica de Colombia. En el marco de de ese proceso, se hicieron 45 encuentros locales, ocho encuentros regionales, dos o tres encuentros nacionales y experiencias de intercambio con museos o sitios de consciencia a nivel latinoamericano, europeo y norteamericano.

Luego definimos que tierra, cuerpo y agua debían ser los personajes en la exposición. Tienen voz propia. Narran lo que les pasó a cada uno de ellos en el conflicto. Queremos que ellos sean metáforas y personajes que vayan contando la guerra y lo que pasó con ellos. Esto lo hicimos también para que fuera una plataforma de visibilización  de voces de las víctimas y de la manera en que han venido haciendo memoria.

¿Qué es lo más difícil de hacer un Museo de memorias sobre una guerra que aún no ha terminado?

Hay dificultades de todo tipo. Hay una: que el museo y todo este proceso en materia de trabajo de memoria histórica se ha hecho a lo largo del conflicto. Eso implica que siguen produciéndose victimas y eso genera un museo que está reflexionando sobre su coyuntura. Está pensando todo el tiempo su presente. Eso tiene cosas buenas porque hace que el museo pierda la característica de “fechitizar” aquello que es incluido dentro del edificio y que está distante del presente. Pero también está el riesgo de depender mucho de la coyuntura al estar en una situación que permanente lo reta porque salen nuevos actores armados.

También hay un asunto relacionado con el tema de hacer trabajo de memoria en territorios. Hay territorios en los que todavía no se ha podido hacer un trabajo robusto de memoria. Hay regiones donde no se puede entrar y hay otras donde la guerra impone silencios o sesgos. Nosotros somos conscientes de que hemos trabajado con muchas comunidades de los territorios más victimizados e invisibilizados. Aun hay mucho por contar, territorios donde se puede entrar o donde la confianza por el Estado es muy difícil.

Ana Blandiana, una de las autoras que visita la FILBo, fue directora de un Memorial de Víctimas por el Comunismo en Rumania. ¿Qué influencia puede llegar a tener ella en este proceso? ¿Han tomado algunos aspectos de otros Museos que retratan la guerra?

Ana nos interesaba por el trabajo que ha hecho con el memorial. Pero también por la forma en que ese trabajo está relacionado con su obra literaria. El sentido de elaboración de duelo es uno de los temas que más nos interesa y que se refleja en sus obras.

Por supuesto que hemos tenido diálogos con otros museos que tienen preocupaciones similares a las nuestras. En América Latina hay casos importantes a pesar de contextos diferentes. Por ejemplo, con Argentina hemos tenido una conversación muy rica con la gente del Ex Esma. Pese a que ahí se trata de una experiencia distinta, ahí es una transición de la dictadura a la democracia: la nuestra es una transición incierta de la guerra hacia la paz. Son experiencias distintas, pero hemos conversado sobre la manera de narrar y reconocer a las víctimas sin verlas representadas como víctimas puras.

Así lucirá el Museo. Foto: Arquitectura: Pacheco Estudio de Arquitectura + Estudio. Entresitio Imagen: Poliedro Estudio.

¿Cómo hacer para que los discursos de memoria no se queden solamente en el Museo?

Es un tema central. Nosotros comprendemos esto como la pregunta por la ‘territoralización’ del Museo. Buena parte del diseño conceptual y arquitectónico se construyo por conversaciones regionales que hemos intentado hacer lo más respetuosamente posible. Uno de los elementos centrales es que no pierda contacto con los territorios con los que ha venido conversando para elaborar sus narrativas, sus lenguajes, sus apuestas de caso. La idea es que sea un lugar que no deje de mostrar a sus territorios. No solamente hay que traerlos al lugar, también hay que llevarlos a ellos. Este año, vamos a itinerar el pabellón a la Fiesta del Libro de Medellín y también estamos trabajando para llevarlo a otros espacios el próximo año. Buena parte de la agenda cultural y artística está en visibilizar en las iniciativas que se han hecho en los territorios sobre memoria.

¿Las víctimas tienen participación directa en el Museo?

Hemos elaborado algunas piezas del Museo con ellos. Entre el equipo de curaduría y ellos, hemos logrado un ejercicio compartido. En los 15 días de la FILBo van a estar 150 personas que vienen de varios lugares. La idea es que ellas participen en la activación de los contenidos de la exposición y puedan estar en el trabajo de mediación. De pronto en alguna visita alguien pueda interlocutar con alguna víctima y pueda estar viendo la exposición del caso. También muchas van a estar en charlas y en la franja cultural y académica de la Feria.

¿Existe algún riesgo en el proyecto a causa del cambio de gobierno que se avecina en este 2018?

En primer lugar, como el museo está creado actualmente, depende del Centro,  y el Centro a su vez hace parte del sector de la inclusión social, que es un sector de la rama ejecutiva del Gobierno. En ese sentido, el Museo, aún hoy  es un proyecto en el marco de una apuesta gubernamental y eso implica que sea vulnerable al menos en dos sentidos: uno, que el Gobierno entrante no tenga el mismo compromiso presupuestal que ha tenido el actual para mantener el proyecto y entonces lo debilite (aunque no lo puede acabar porque hay un mandato de ley); el otro, que llegara un Gobierno que interpretara en un sentido más restrictivo la autonomía de la que hasta ahora ha gozado el Centro para hacer sus investigaciones, que es una condición elemental en nuestro trabajo para poder construir confianza con las organizaciones.

Entonces eso podría estar en riesgo, pero es un riesgo, en todo caso, relativo porque hay un mandato de ley que limita el margen de maniobra de cualquier Gobierno nuevo, le pone tareas precisas al Centro y al Museo y salvaguarda su autonomía de modo que políticamente no fueran a existir injerencias indebidas; segundo, ya hay proyectos que tienen tal nivel de avance que es muy costoso echarlos para atrás, como por ejemplo el de construcción física: ya actualmente están apropiados al presupuesto del Centro más del 60 por ciento de los recursos necesarios para la construcción del edificio, entonces, uno pensaría que además de que hay una consideración de ley, hay apropiaciones presupuestales por más de lo que cuesta el proyecto. Es decir,  es un proyecto que se va a hacer sí o sí. En todo caso no hay que ser ciegos a los riesgos y que un gobierno que tuviera una apuesta distinta en estos temas o que desconfiara radicalmente de la memoria y su potencial democratizador y reparador podría debilitar esta apuesta.

¿Qué otros ejercicios de memoria estará realizando el Museo aparte de las muestras que allí se presentarán?

La idea es que ya con el Museo construido, también haya una agenda propia de investigaciones. Lo único que es importante tener en cuenta es que esa agenda de investigaciones, en el contexto más próximo, tendrá que estar articulada a la agenda de investigaciones de la Comisión de Esclarecimiento, de modo que no vaya haber redundancias ni confusión para las víctimas sobre uno y otro espacio, es decir, sobre el espacio de Comisión de la Verdad y el espacio del Centro. Pero sí va a ver, por supuesto, una agenda de investigaciones, pues consideramos que el trabajo de la memoria, en lo que tiene que ver con investigación, es un trabajo inconcluso y abierto todavía a múltiples elaboraciones y diálogos