Empiezan cuatro meses determinantes para bajar la intensidad del conflicto y definir la continuidad del proceso entre el Gobierno y las Farc. En el exterior, comienza una campaña por el cese bilateral y las esperanzas están puestas en la verificación de la tregua unilateral de la guerrilla.
La fiesta patria de este 2015 le pone a las paradas militares y a las banderas ondeantes un ingrediente adicional. Este 20 de julio es la hora cero del segundo cese unilateral al fuego de las Farc en lo corrido del año y de cuatro meses que serán clave para el futuro del diálogo de La Habana.
El cese al fuego decretado por las Farc es una oportunidad para que las comunidades afectadas por la ofensiva guerrillera que se inició en mayo tengan un respiro y, al mismo tiempo, para enviar un mensaje a los sectores de la opinión que consideran los gestos de paz una condición necesaria para continuar el proceso.
Además, como lo anunciaron las partes, los próximos cuatro meses servirán para determinar si el proceso es viable. La decisión del Gobierno y las Farc de pisar el acelerador busca avances concretos en los puntos faltantes de la agenda a través de un cambio en la metodología de las conversaciones.
Con el cese de la guerrilla y el establecimiento de una metodología y un cronograma privado de la mesa, llegó el desescalamiento. Bajar la intensidad de la guerra será un antecedente necesario para un eventual cese al fuego bilateral y definitivo, que ya se empieza a discutir en Cuba,
El primer paso en esa reducción en el ritmo de las hostilidades es el cese unilateral de las Farc y, posteriormente, vendrán los gestos del Gobierno. El presidente Juan Manuel Santos aclaró que las medidas de desescalamiento adoptadas por el Estado dependerán del cumplimiento del cese unilateral de las Farc.
Esa situación parece devolver la película. Hasta el pasado mes de abril, salvo varios episodios aislados, el cese unilateral de las Farc parecía ambientar un escenario propicio para reducir la confrontación en los campos de batalla.
Sin embargo, la emboscada que costó la vida de 11 militares en Buenos Aires, Cauca, fue el principio del fin de esa etapa: forzó el reinicio de los bombardeos por parte de las Fuerzas Militares, que habían sido suspendidos un mes antes, y echó abajo el optimismo.
Nueva metodología para avanzar o levantar la mesa
La etapa que empieza este 23 de julio en La Habana está llena de esperanza. La nueva metodología de la mesa de conversaciones obedece a “un plan de metas preestablecidas” que implica que los puntos gruesos de la agenda que faltan para un acuerdo definitivo sean discutidos simultáneamente.
Avanzar en el tema de justicia, que hace parte del punto de víctimas; en la construcción del cese al fuego bilateral y definitivo y discutir las garantías de seguridad para quienes dejen las armas o participen en la implementación de las acuerdos, serán los tres frentes que se abren paralelamente en las negociaciones.
Seguramente los avances de esta metodología no se conocerán en pocos días. Aunque, claro está, fuentes cercanas al proceso dicen que el acuerdo de reparación, que hace parte de la discusión sobre los derechos de las víctimas, está a pocas líneas de ser terminado y por el lado de la justicia hay avances en la medida en que la guerrilla ya aceptó que se cree un sistema judicial para darle fin al conflicto.
En cuanto al cese bilateral y definitivo, la discusión en la subcomisión técnica que desde 2014 viene trabajando en el punto del fin del conflicto avanzará mucho más luego de que Naciones Unidas y Uruguay fueron invitados a participar sobre cómo sería la verificación de ese silencio definitivo de los fusiles. El cumplimiento del cese al fuego unilateral de las Farc podría acercar un cese al fuego bilateral y definitivo.
A diferencia de lo que ocurría hace pocos meses, cuando la Casa de Nariño consideraba imposible una tregua de ambas partes antes de un acuerdo final, el discurso del Gobierno de las últimas semanas da cuenta de que esa es una posibilidad está sobre la mesa.
Borrón y cuenta nueva
Dos hombres que se desplazaban en una moto, vestidos de civil, y dispararon contra la estación de Policía del Bagre cuando caía la tarde del domingo 19. Aunque los hechos no han sido atribuidos de forma oficial a las Farc, esa podría ser una de las últimas acciones ofensivas antes de la hora cero del cese unilateral que se inició este 20 de julio.
Horas antes, el Gobierno confirmó la liberación del subteniente Cristian Moscoso, quien permanecía retenido desde el pasado seis de julio por las Farc, luego de caer herido en una situación de combate.
Sectores de oposición cuestionaron que el anuncio de la tregua guerrillera coincidiera con el secuestro de un uniformado. Sin embargo, su liberación envía un mensaje de “borrón y cuenta nueva”, y esta nueva etapa comienza con un gesto que puede impulsar el proceso.
Los detalles que ofreció la guerrilla al ordenar a todas sus estructuras detener sus acciones desde las 00:00 horas del 20, parece acercarse a la exigencia de algunos sectores para que la tregua no solo implique silenciar los fusiles sino detener todas las hostilidades.
“Las FARC-EP comunicamos a todos nuestros Bloques, Frentes, Columnas, Compañías y demás estructuras político militares, al igual que a las milicias bolivarianas y populares y estructuras subordinadas, que a partir de las 00:00 horas del 20 de julio próximo rige la orden de cesar toda acción de carácter ofensivo contra las fuerzas armadas del Estado y la infraestructura pública y privada”, dice el comunicado de la guerrilla.
Eso, sin embargo, no incluye aspectos que, como el narcotráfico, la minería ilegal y la extorsión, son clave para para su financiación y cuya continuación seguirá dando argumentos a quienes consideran una farsa los denominados gestos de paz de las Farc.
La guerrilla, sin embargo, insistió en que se trata de un gesto humanitario, una “medida práctica” que pretende conducir a “fórmulas cada vez más efectivas de desescalamiento del conflicto”. La guerrilla agrega en su comunicado que confía en que esta medida unilateral “sea estimada y valorada en toda su dimensión, a fin de que no vuelvan a repetirse hechos lamentables que sólo hacen daño a los propósitos de paz y reconciliación”.
Al tiempo, insisten, como lo hicieron durante el cese del primer semestre del año, en que cualquier acción ofensiva en su contra será respondida en ejercicio de su derecho a la “legítima defensa”.
Para este lunes 20 de julio se preparan movilizaciones en diferentes ciudades del Mundo y en las redes sociales en una apuesta clara de colombianos en el exterior que llaman a concretar rápidamente un cese al fuego bilateral. En Colombia, esa petición también ha sido ampliamente difundida, así como los reclamos de los críticos del proceso. Esta fecha puede ser, ahora sí, el principio del fin de la guerra o el camino a una sin salida que le abra la puerta a muchos más años de plomo.