Aunque el Bloque Central Bolívar se desmovilizó bajo la ley de Justicia y Paz, Memo Fantasma no lo hizo y algunos excombatientes afirman que sigue controlando gran parte de las arcas de los antiguos paramilitares.
Por Ana María Cristancho
Guillermo Camacho Acevedo es Memo Fantasma, un narcotraficante heredero de los hermanos Galeano que decidió en la década del 90 incursionar en el paramilitarismo para expandir su negocio. En 1997 se convirtió en una de las dos cabezas del Bloque Central Bolívar (BCB) y, a pesar que esa organización se desmovilizó bajo la ley de Justicia y Paz, Fantasma no lo hizo y algunos excombatientes afirman que sigue controlando gran parte de las arcas de los antiguos paramilitares (LEA la primera parte de esta historia). Esta es la historia de cómo lo logró.
Testimonios recolectados por ¡Pacifista! dan cuenta de que Memo Fantasma planeó su desaparición voluntaria. En 2003, asistía a las mesas de Ralito como jefe del BCB junto a Carlos Mario Jiménez, alias Macaco, como quedó evidenciado en los pocos documentos que prueban su existencia . Sin embargo, para antes de 2005 el narco fantasma ya había abandonado el proceso de desmovilización para convertirse en un mito.
¿Por qué no se acogió a los beneficios que ofrecía el Gobierno mediante la ley de Justicia y Paz? “Sencillo”, responde desde la cárcel un desmovilizado que se declara amenazado por Camacho Acevedo, “se necesitaba a alguien que cuidara el negocio”.
El narco fantasma dejó de firmar las actas previas a la desmovilización. Si bien las primeras cuentan con su firma de Sebastián Colmenares (su alias político) y las de Javier Montañez (alias político de Macaco), así como las de otros dirigentes del bloque más numeroso y fuerte de las Autodefensas Unidas de Colombia como Pablo Sevillano, Julián Bolívar y Ernesto Báez, como consta en un documento ratificado el 31 de marzo de 2003; las siguientes actas, posteriores a mayo de 2004, ya no tienen su firma.
El Tiempo informó el 1 de mayo de 2005, en uno de los pocos artículos disponibles en el que se menciona el alias de Memo Fantasma que: “organismos de inteligencia admiten que incluso ellos desconocen las identidades de algunos de los nuevos jefes, lo que obstaculiza el rastreo de sus actividades. Un investigador dice que Memo fantasma, por ejemplo, ha cambiado tres veces de identidad”. Incluso, en ese artículo se le atribuye el alias a Guillermo Pérez Alzate, hermano de Julián Bolívar.
La historia que nos contaron desde la cárcel sobre el mecanismo utilizado por Memo Fantasma para desaparecer es verosímil y la evidencia recogida la corrobora: al parecer, Camacho Acevedo entregó su identidad a otras personas para burlar al Estado, a la Justicia y al país.
La clave de la suplantación está en el juego de nombres: Guillermo Camacho Acevedo alias Memo Fantasma o Sebastián Colmenares, habría sido suplantado por Guillermo Pérez Alzate alias Pablo Sevillano y por Miguel Ángel Mejía Múnera alias Pablo Arauca.
Guillermo Pérez Alzate, alias Pablo Sevillano, hermano de Julián Bolívar, tomó el lugar de Memo Fantasma en las estructuras del BCB. Al tiempo, Miguel Ángel Mejía Múnera, otro narcoparamilitar que se hacía llamar Pablo Arauca, se habría apropiado de su alias político Sebastián Colmenares.
La confusión tuvo frutos desde el principio. El País reveló en su momento un informe del DAS en el que sostienen que: “Uno de ellos es conocido sólo con el alias de El Montañero’y goza de respeto entre los miembros de la mesa de negociadores. El otro, a quien le dicen Memo Fantasma, se cree que es hermano de Julián Bolívar”.
Con el tiempo la confusión solo se agudizó. Además, los perfiles de los victimarios realizados por portales especializados como Verdad Abierta, documentos académicos e informes estatales reproducen involuntariamente esta mimetización planeada y voluntaria con fines criminales.
En concreto, la prueba máxima de que Memo Fantasma no es Pablo Sevillano ni Pablo Arauca es que en la primera acta de Ralito firmada el 31 de marzo de 2003 están sus tres firmas juntas.
Está claro que a partir de 2004 Memo Fantasma borró su rastro. Su nombre desapareció de Santafé de Ralito. Sin embargo, ese año, en el libro “Pensamiento Social y Político del Bloque Central Bolívar”, una compilación de editoriales publicados durante la guerra en su página de internet, su nombre quedó plasmado como máximo jefe del BCB en la página 284.
Según una de las fuentes, el narco fantasma dejó de aparecer ante la tropa. La última vez que lo vieron fue en 2005, en la finca “La 13”, en Montelíbano, Córdoba, de propiedad de Salvatore Mancuso.
En menos de tres años su protagonismo quedó reducido a algunas referencias en versiones libres de sus socios, como el Tuso Sierra; en extraños blogs de la red y nombrado de forma remota en un contexto presentado por la Fiscalía para el caso de Iván Roberto Duque Gaviria alias Ernesto Báez (y otros).
Si bien la evidencia de la existencia del narco fantasma es poca, también es concluyente sobre su existencia y poder, por lo que no se explica que no haya investigaciones abiertas en contra del narco fantasma, como le confirmó la Fiscalía General de la Nación a ¡Pacifista! en respuesta a un derecho de petición.
Su poder hoy
Todos coinciden en proteger la cara invisible del BCB. Hace apenas cuatro años el Tuso Sierra contó que –supuestamente- Memo Fantasma prestó su helicóptero a Fabio Echeverri, gerente de la primera campaña electoral de Álvaro Uribe, pero lo denominó “un muchacho”. “Esa empresa era de la organización (AUC), pero el helicóptero era de un narcotraficante que yo le puse a su disposición para moverse durante toda esa campaña política (…) Era en ese entonces de un muchacho que le decimos el Memo Fantasma, se llama Guillermo”, dijo Sierra.
A partir de 2005, sus principales socios lo han omitido en sus versiones libres, ¿Por qué? La respuesta es simple: el poder de Memo Fantasma estaría vigente. El silencio de sus aliados garantizaría que los capitales de quienes callan se mantengan intactos, dicen desde la cárcel quienes le conocen y temen por su vida.
Sostienen que el sostenimiento de esa red económica sería el sostén de algunas bandas criminales. En 2003, el BCB entró en guerra con Hernando Gómez, Rasguño, y llenó los vacíos de poder en el norte del Valle del Cauca cuando éste fue capturado en Cuba (ver historia completa), precisamente en el momento y en los lugares en que aparece en el mapa la banda criminal “los Rastrojos”. Incluso, en 2009 la Defensoría del Pueblo emitió un informe de riesgo en donde responsabilizan a Sebastián Colmenares de ser la cabeza de una bacrim. Las fuentes consultadas se lo dijeron a ¡PACIFISTA!: Memo Fantasma sería hoy en día el principal financiador de los Rastrojos.
- Así coinciden territorios del BCB con los de actuales bandas.
No parece casual que actualmente la segunda banda criminal más grande de Colombia haga presencia en los mismos sitios en los que se ubicaba el BCB. Tampoco es un accidente que las regiones con más cultivos de coca – Sur de Bolivar, Bajo Cauca, Putumayo, Caquetá, Nariño y Vichada- así como cuatro de los 10 municipios con más áreas de coca cultivada en el país (Puerto Asís, Valle del Guamez, Orito, Putumayo y Tumaco, Nariño), según UNODC, también hubieran sido conquistados por el Bloque y hoy registren una fuerte presencia de las denominadas bandas criminales.
El caso del narco fantasma demuestra que algunos exparamilitares del BCB no han dicho la verdad completa sobre el narcotráfico. Sus silencios han permitido que las estructuras criminales que heredaron sus negocios sigan operando. Tampoco sorprende que las bacrim sigan operando con estructuras económicas similares a las de las organizaciones paramilitares supuestamente desmanteladas, que el negocio del narcotráfico siga siendo lucrativo, que las hectáreas en cultivos de coca sean más y, finalmente, que muchas personas sigan sometidas a regímenes de terror en zonas periféricas donde persiste esta economía ilegal.