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El reclutamiento de menores no ha vuelto: realmente nunca se fue
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El reclutamiento de menores no ha vuelto: realmente nunca se fue

Colaborador ¡Pacifista! - febrero 13, 2020

Aún los grupos armados ilegales siguen llenando sus filas con niños y adolescentes. La principal razón para que este delito no tenga fin es la falta de presencia estatal en las zonas más apartadas del país. Radiografía de un crimen de guerra contra la infancia.

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Por: Unidad de Investigación Periodística –  Politécnico Grancolombiano

Desde enero de 2017, tras dos meses de la firma del Acuerdo de Paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc, la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA) -garantes del cumplimiento del Acuerdo- habían hecho públicos los informes en los que advertían el crecimiento inminente del reclutamiento forzado de niñas, niños y adolescentes en gran parte del país.

Pero el escándalo solo se desató en noviembre de 2019 cuando el país supo que el Ejército Nacional había bombardeado, un par de meses atrás, un campamento de las disidencias de las Farc, ubicado en zona rural de San Vicente del Caguán en Caquetá, en el que se encontraban 8 menores. Sin embargo, hasta esa fecha ni el Gobierno, ni los medios de comunicación tradicionales, ni la opinión pública habían hecho de ese delito un tema de debate nacional.

Para entonces, la Unidad de Investigación Periodística de la Institución Universitaria Politécnico Grancolombiano llevaba cuatro meses estudiando los informes de los organismos multilaterales expuestos y comparándolos con las alertas tempranas que la Defensoría del Pueblo había emitido sobre el crecimiento del reclutamiento de menores tras la firma del Acuerdo.

Conoce algunas historias de reclutamiento infantil en este interactivo:

 

La triangulación de esos documentos, elaborados y publicados entre enero de 2017 y agosto de 2019, revelan que tras la firma del Acuerdo, 25 de los 32 departamentos de Colombia cuentan con municipios en alerta por reclutamiento ilícito y utilización de menores de edad para la guerra. Es decir, el 78 por ciento de territorio nacional.

Los 10 departamentos que presentan mayor número de menciones en los documentos estudiados son: Chocó, Antioquia, Meta, Cundinamarca, Arauca, Guaviare, Cauca, Córdoba, Casanare y Bolívar.

De esas regiones, las que presentan un alto porcentaje del territorio afectado son: Arauca con el 71,4 por ciento; Chocó con el 64,3; Meta con el 51,7; Cauca con el 32 y Cundinamarca con el 27,6.


Encuentra en el siguiente mapa la situación de todos los departamentos:

 

Los grupos armados ilegales que reclutan y utilizan niños, niñas y adolescentes en los departamentos con alto riesgo son: las disidencias de las Farc, el Ejército de Liberación Nacional (Eln), las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (o Clan del Golfo), las guerrillas Camilo Torres, Manuela Beltran y Vladimir Steven; y otras organizaciones como el Bloque Meta, Los Paisas, Los Rastrojos y las Águilas Negras.

Revisa aquí los departamentos con mayor riesgo de reclutamiento infantil.

Los documentos de la OEA, la ONU y la Defensoría del Pueblo indican que las poblaciones más afectadas son las indígenas y afrocolombianas, así como los migrantes que residen o circulan por los municipios de Arauca y Norte de Santander que limitan con Venezuela. También los municipios de Nariño que limitan con Ecuador.

 

 

El riesgo en las fronteras coincide con datos entregados por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) en los que se refleja que en zonas limítrofes se han producido 20 desvinculaciones de menores. En la zona fronteriza con Venezuela se han desvinculado 11 menores, 6 en la frontera con Ecuador 6 y van 3 en la de Panamá.

 

Las cifras que invisibilizan a las víctimas

 

 

Uno de los hechos victimizantes del conflicto armado con alto índice de subregistro es el reclutamiento forzado de menores de edad. Entre las razones está el miedo que sienten las familias de las víctimas de denunciar, por las amenazas que sobre ellos recae; el temor de las víctimas por el riesgo que corren sus vidas, razón por la que optan por el silencio; y la adaptación de algunos menores a la vida en el grupo armado, por las necesidades que allí les satisfacen de comida, protección y salarios, lo que hace que no vean en el reclutamiento un delito.

En consecuencia, el país carece de cifras exactas sobre el número de menores que históricamente han sido reclutados. Sin embargo, el Registro Único de Víctimas establece que entre enero de 1985 y el 31 de diciembre de 2019 se han reportado 8.075 víctimas de este flagelo y 8.648 eventos. Vale aclarar que un evento puede implicar a más de una víctima y que una persona puede ser víctima del mismo delito en más de una ocasión.

Aunque tras las cifras expuestas hay un importante subregistro, el país sí cuenta con el número de menores que han ingresado al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar en condición de desvinculados de grupos armados. Esta institución indica que entre 1999 y julio de 2019 fueron atendidos 6.715 niños, niñas y adolescentes. De esa cifra, el 70 por ciento son hombres y el 30 son mujeres.

 

 

En la información que entrega el ICBF se determina que los departamentos en los que se encuentra mayor número de menores desvinculados de grupos armados ilegales, entre el 2000 y el 31 de julio de 2019, son Antioquia (con 998), Meta (566), Caquetá (521), Cauca (448), Nariño (387) y Chocó (352).

 

Navega en este mapa interactivo para conocer los datos por región:

 

El periodo en el que se produjo el mayor número de desvinculación fue entre 2003 y 2008, cuando el ICBF atendió a 3.176 menores. Una de las razones que explica esa cifra es el aumento de reclutamiento que se produjo durante el proceso de paz entre las Farc y el gobierno de Andrés Pastrana y su posterior rompimiento, en 2002.

Al respecto, la Fiscalía General de la Nación reafirma, a través del boletín 14024, que justamente: “Uno de los mayores picos de reclutamiento de menores ocurrió entre 1998 y 2002, cuando se desarrolló la zona de distensión”, que implicó 42 mil kilómetros cuadrados libres de fuerza pública que el gobierno de turno le concedió a las Farc.

En consecuencia, los años siguientes al final del fallido proceso produjeron el mayor pico de desvinculaciones de niños, niñas y adolescentes. De acuerdo con el informe que entregó la Fiscalía a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y con la que esta última abrió el caso 007, destinado a investigar delitos de reclutamiento cometidos por las Farc previos a diciembre de 2016, el conteo desde el año 1975 hasta 2014 era de 11.556 menores reclutados por esa guerrilla.

Al respecto, Carlos Lozada, exmiembro del secretariado de las Farc y actual senador de la república por el grupo Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, cuenta que: “¿Ustedes cómo tienen forzosamente a una persona entrenada militarmente y armada? Yo me rodeo de 10 personas que tengo obligadas y armadas, ¿y qué me pasa? Me matan y se van (…) Es decir, el reclutamiento forzado no puede existir como política en la guerra, es imposible”.

Lozada también apunta que, según el Derecho Internacional Humanitario, todos los ejércitos a nivel internacional pueden vincular a personas mayores de 15 años a actividades militares. En consecuencia, asume que las Farc se adhirió a esa norma. No obstante, reconoce que sí hubo casos donde incorporaron menores de 15 años. “Pero no como una política de reclutamiento, sino por casos excepcionales que se daban por situaciones propias del conflicto. Por ejemplo, alcanzamos a recoger muchos hijos de personas que fueron apoyo de la organización y que quedaron huérfanos a causa del accionar de paramilitares”.

No obstante, en Colombia el delito de reclutamiento ilícito está tipificado en el artículo 162 del código penal. Según la ley, quien “con ocasión y en desarrollo del conflicto armado, reclute menores de dieciocho (18) años o los obligue a participar directa o indirectamente en las hostilidades o en acciones armadas, incurrirá en prisión de noventa y seis (96) a ciento ochenta (180) meses y multa de ochocientos (800) a mil quinientos (1.500) salarios mínimos legales mensuales vigentes”.

 

 

¿En qué van los procesos judiciales por reclutamiento?

 

La Unidad de Investigación Periodística le pidió a la Fiscalía General una base de datos en la que se pudieran revisar los procesos vinculados a este delito, las etapas en las que se encuentran y el estado actual.

El análisis muestra que entre el año 2000 y octubre de 2019 se abrieron 4.685 procesos por reclutamiento forzado de menores de edad. Al respecto, el ente acusador aclara que: “Los procesos no representan necesariamente hechos individuales. Por ello es posible que uno o más grupos (de víctimas) estén registrados en más de una noticia criminal o en el marco de una noticia criminal podría investigarse más de un hecho”.

Del total expuesto de procesos, 4.356 se encuentran en etapa de indagación y solo 47 han llegado a etapa condenatoria. Además, los datos de la Fiscalía evidencian que 2.023 procesos se encontraban activos a octubre de 2019, mientras que 2.662 se encontraban inactivos. Sobre este último dato, este ente explica que un proceso se puede frenar por distintas circunstancias: inexistencia del hecho, porque en el proceso se determina que no amerita una investigación, porque el caso fue archivado o porque en la etapa de investigación se concluye que no se trató de reclutamiento sino de uso y eso obliga a mover el proceso a otro tipo de delito.

El siguiente gráfico muestra los años de entrada de los casos a la Fiscalía. Esos años no corresponden al tiempo en el que se dieron los hechos victimizantes, sino el momento en el que el ente acusador tuvo conocimiento de ellos.

 

 

Reclutamiento y el uso de menores


De acuerdo con organizaciones estatales y de la sociedad civil dedicadas a la defensa de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, las dinámicas del conflicto armado se han modificado, lo que conlleva transformaciones en la manera de vincular hoy a los menores de edad a la guerra.

Tras la firma del Acuerdo de Paz no solo continúo el reclutamiento -lo que implica para el menor convivir cotidianamente con el grupo armado-, sino que aumentó la utilización o el uso, que no exige vivir con la estructura armada sino servirle sin abandonar su lugar de vivienda. Es decir, antes el reclutamiento se ligaba únicamente con la persona combatiente, de botas y fusil. Ahora el papel de los menores es de carácter logístico y operativo sin necesidad de estar constantemente con la organización.

Carlos Otálora, profesional de prevención de reclutamiento, utilización y violencia sexual de la Dirección de Niñez y Adolescencia del ICBF explica que ya no se necesitan organizaciones muy grandes en la guerra, por ello el número de integrantes en los grupos es cada vez más variable. En consecuencia, explica que en la actualidad “es menos protuberante el reclutamiento, pero puede que sea más sostenida la utilización para cometer algunos delitos o para realizar actividades propias de los intereses estratégicos de la organización criminal”.

Katherine Herrera, coordinadora del proyecto Mi futuro es hoy de UNICEF, afirma que los niños son utilizados “para que sean normalmente campaneros; o son los que llevan los artefactos explosivos; o son los ‘razoneros’, los que llevan la razón de un lado al otro. O en otros casos, por ejemplo, los utilizan los grupos de sicariato para que maten a las personas o les hagan daño”.

Herrera denuncia la cosificación de los menores por parte de las estructuras armadas para evitar los filtros de la fuerza pública. Expone que “nadie va a pensar que un niño de 7 años está cargando atrás en su mochila artefactos explosivos. Entonces no revisan, ni el Ejército, ni otras las autoridades pueden hacer esa revisión. De esa forma es que ha venido incrementando el uso”.

Luz Alcira Granada, directora nacional de Incidencia Política y Comunicaciones de Save The Children, explica que las estructuras armadas ilegales están usando a los menores en trabajos de inteligencia, así como en el transporte de armas, alimentos y otra serie de objetos. Además, indica que las niñas muchas veces son usadas como esclavas sexuales.

Enfatiza en que “en la actualidad lo que más se da es el uso de menores sobre el reclutamiento ilícito, porque los grupos no tienen necesidad de tener recursos extra para la alimentación o el transporte del reclutado. Así, los menores siguen viviendo en sus casas, asistiendo al colegio -los que pueden-, pero desde ahí sirven a los grupos ilegales”.

 


Faltan más recursos para la prevención 


El reclutamiento infantil se da en el país por la fragilidad del Estado y la carencia de fuerza pública en las regiones más apartadas de Colombia, cuya consecuencia es el control territorial de los grupos armados ilegales y las dinámicas que imponen a los pobladores.

De acuerdo con la Fiscalía, el ICBF, Save de Children, la Coalición contra la vinculación de niños, niñas y jóvenes al conflicto armado en Colombia (Coalico) y la Defensoría del Pueblo, entre las razones por las que los menores deciden ingresar a los grupos armados son: falta de oferta educativa, venganza por el asesinato de un miembro de la familia, violencia intrafamiliar, el poder que otorga estar dentro del grupo, obtención de un sustento alimenticio, fascinación por las armas, carencia de recursos económicos y remuneración económica por parte de grupos ligados a la delincuencia común, quienes ofrecen un pago promedio entre 400 mil y 1.200.000 pesos. En conclusión: un evidente abandono estatal, sobre todo en las regiones rurales y periféricas de las ciudades.

Para enfrentar el riesgo que corren los niños, niñas y adolescentes en un alto porcentaje del territorio nacional, el ICBF informa que posterior a la firma del Acuerdo de Paz, entre 2017 y julio de 2019 se habían destinado para la prevención del reclutamiento ilícito y la atención de los menores desvinculados de grupos armados ilegales 17.584 millones de pesos destinados a 134 municipio de 26 departamentos, una cifra que se queda corta frente a la magnitud de un delito que no cesa.

Colombia necesita más debates serios sobre este delito, que supere las coyunturas en las que el tema se vuelve simplemente arma política cayendo así en la instrumentalización del fenómeno. Asimismo se requiere la ejecución de acciones que eviten el reclutamiento y que contribuya a la recuperación de las vidas de quienes ya se cuentan como víctimas.

 

Conoce el dinero invertido por departamento, incluye también los municipios.

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Los menores nunca salieron de la guerra’ es el reportaje que preparó la Unidad de Investigación Periodística del Politécnico Grancolombiano a propósito del Día de las Manos Rojas, una conmemoración en contra del reclutamiento de menores para la guerra. Encuentra el trabajo completo aquí