Esta semana, un representante de la comunidad de los jaguares de Yuruparí viajo a París para hablarle a la Unesco de lo importante de ser 'patrimonio inmaterial de la humanidad'. Por: Lou Guérin
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El río Pirá Paraná, en el departamento del Vaupés, alberga a los jaguares de Yuruparí, comunidad indígena ancestral colombiana cuya sabiduría, dicen, fue heredada del anaconda Yuruparí, la figura más grande de su mitología. El mito se refleja en un ritual en el que se transmite a los jóvenes adolescentes las tradiciones y las normas sociales de la comunidad. Dicha ceremonia sirve para conmemorar la transición a la adultez, pero se trata de un ritual casi desconocido dentro de la tradición ancestral colombiana. Solo hasta los años sesenta, la cultura jaguar comenzó a tener cierta socialización en el país, lo que la llevó a ser una de las más preservadas si se compara con otras poblaciones sometidas, desde los tiempos de la colonia, a la aculturación.
La historia casi intacta de esta población le valió para ser reconocida por la Unesco como patrimonio inmaterial de la humanidad en 2010, después de un proceso de reconocimiento que inició el Ministerio de la Cultura en Colombia. Desde el 2009, los jaguares están incluidos en la nación a través de la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial y en 2011 se aprobó la resolución 1690, que contenía un plan especial de salvaguardia para ellos.
Ese trabajo ha estado a liderado por el ministerio desde lo metodológico y por la Fundación Gaia Amazonas desde el terreno. La protección del territorio Yuruparí ha sido una labor bien reconocida internacionalmente, al punto que esta semana la Unesco invitó a Paris al líder indígena y gestor cultural Tarcicio Vargas –de la Etnia Itana-Yeba Masa ACAIPI– y a Nelson Ortíz, asesor de ordenamiento territorial ambiental de Gaia, con el fin de que pudieran hablar de la experiencia que ha significado la protección y su valor cultural. Divergentes charló con ellos para entender mejor qué es lo que significa ser ‘patrimonio inmaterial de la humanidad’ y lo que las comunidades pueden ganar con ese reconocimiento.
¿Quiénes son los jaguares de Yuruparí y quiénes son sus ancestros?
Tarcicio Vargas: Los Jaguares de Yuruparí tienen una gran valoración del mundo espiritual. Es en la energía de la naturaleza donde están los espíritus que regulan el bienestar y la salud. La naturaleza es como una Constitución que la gente tiene que cumplir, una organización de políticas que es transmitida por un abuelo sagrado que se llama Yuruparí y es de él de donde vienen todas las normas y el conocimiento que manejan los diferentes grupos.
Nelson Ortiz: Hee Yaia Keti Oka es el nombre de la ciencia tradicional de los grupos indígenas del río Pirá Paraná. Es un conocimiento milenario de las comunidades. Hay 7 grupos étnicos en total y todos son descendientes del ancestro Anaconda. Habitan territorios ancestrales y aún conservan el conocimiento tradicional con el cual conservan al territorio. El reconocimiento de la UNESCO fue un reconocimiento integral, es decir a todo el sistema de conocimiento, incluyendo sus sitios sagrados, sus saberes curativos, de prevención enfermedades, del bosque y la naturaleza.
¿Cuáles son sus tradiciones?
Tarcicio Vargas: Mantenemos nuestra lengua y vivimos respetando la conexión de energías entre el hombre y la naturaleza. El calendario ecológico regula ciertas rutinas del hombre y la mujer. La mujer tiene la obligación de ser madre de familia y a la misma vez madre de la tierra. Ellas representan tierra, hacen curaciones. El hombre vela por la salud, la convivencia entre los territorios y evita que se generen conflictos sociales. No existe una ley escrita sino una ley oral de origen.
¿Cómo protegieron sus derechos culturales a lo largo de los años?
Tarcicio Vargas: El territorio de donde yo vengo es el que menos ha sufrido el impacto de la educación y la religión no ancestral. A pesar de que han venido trabajadores en diferentes etapas de bonanza, hemos logrado guardar ese conocimiento.
¿Por qué es importante salvar la Amazonía? ¿Qué representa el río Pirá Paraná para ustedes?
Tarcicio Vargas: El río es el corazón de la naturaleza, damos mucha importancia a eso porque somos los guardias. Por allí pasan las historias que desconoce el mundo blanco, toda nuestra cultura. Es muy importante cuidar la Amazonia y el río porque es la vena principal del grupo étnico. La ciencia tradicional mantiene el equilibrio entre la naturaleza y el hombre, por eso es muy importante que nosotros, los grupos étnicos, sigamos cuidando ese equilibrio, sino van a venir unas catástrofes.
Nelson Ortiz: En una investigación del año 2002 nos dimos cuenta de que los jóvenes se están yendo para la ciudad buscando una educación más occidentalizada. La fundación Gaia empezó a apoyar un programa de investigación local donde todos los viejos se reúnen para transmitir a los jóvenes grabando, escribiendo y manteniendo la cultura. Esos mecanismos son importantes para fortalecer la cultura de los jaguares. La investigación es parte del conocimiento cultural de los grupos étnicos sobre el territorio y la gente. Ha continuado esa investigación y todo los resultados los transcriben en lenguas propias, y sirvió para presentar los argumentos delante del Ministerio de Cultura y la Unesco. Con ese material se han trabajado muchos temas y sirve como material pedagógico.
¿Qué significa ser reconocidos por la Unesco para ustedes?
Tarcicio Vargas: A mí como indígena me llena de orgullo porque me hace pensar que el blanco desde su existencia estuvo buscando la historia de su origen, una historia que lo relacione y que le haga entender la importancia de la vida. Eso estaba en riesgo para nosotros.
El reconocimiento nos abrió mucho la puerta para dar a conocer quiénes somos, la importancia de la historia y para que nos ayuden a valorar y mantener nuestra cultura. La Unesco es una herramienta más. Es un aliado más que nos ayuda a pensar y lograr nuestro objetivo de protección ambiental.
¿Cuáles son los mayores desafíos de las comunidades tradicionales para los próximos años?
Tarcicio Vargas: Existen muchos y son muy complejos. Uno es consolidarnos como una sociedad donde guardamos todavía las historias y llevamos una vida sana. La seguridad alimentaria de las comunidades indígenas es otro.
Finalmente, tener el gobierno de nuestro territorio. Un gobierno propio significa que tenemos recursos, que nacimos allí y cuidamos nuestra historia. En Colombia existe, el tema de la conformación de la tierra indígena y es un problema muy grande. La conformación de la entidad territorial de la Amazonia colombiana es difícil. Tenemos que encontrar cómo mantener nuestra cultura y cumplir con los requisitos administrativos de una gobernación local.
Nelson Ortiz: Existe un decreto de áreas no municipalizadas para territorios indígenas que están fuera de la jurisdicción de los municipios. En él se establecen una serie de requisitos para que ellos puedan pedir gradualmente mayores competencias para administrar educación, salud y cuidado ambiental. El gobierno, en la Constitución del 1991, define que ellos van a poder crear entidad ETIs: entidades indígenas. Si el gobierno está de acuerdo va poco a poco avanzando la cosa. Lo más difícil para las comunidades es la administración para manejar los informes y cumplir con un esquema administrativo. Es un reto muy grande pero implica muchos requerimientos técnicos que ellos no conocen. Esa serie de procedimientos está hecha para que se queden quietos pues si eso ocurre el control sigue estando en manos del gobierno nacional.