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Presidente, así no es. Ese no es el discurso de la paz
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Presidente, así no es. Ese no es el discurso de la paz

Staff ¡Pacifista! - junio 20, 2016

OPINIÓN "Yo le voy a decir que sí al proceso, a todo costo, porque estoy convencido de que nada en el mundo vale más que una vida".

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Columnista: Rodrigo Sandoval 

Angustiantes resultaron las declaraciones del presidente Juan Manuel Santos con respecto a la refrendación de los  acuerdos de paz. El jefe de Estado dijo  que la guerrilla estaba lista para la guerra urbana si Colombia le decía que no a lo discutido en La Habana, como si fuera una amenaza: ‘pilas, tienen que votar como yo les diga o nos lleva el que nos trajo’. Y no Presidente, así no es. Cada quien debe votar como le nazca, como crea que el futuro de Colombia luce mejor.

La mayor preocupación que me agobia es pensar que se habrían cumplido las profecías de los enemigos del proceso, las Farc habrían usado este tiempo en el que hubo pocos muertos y muchos menos hostigamientos para rearmarse y reorganizarse para la guerra urbana, bien diferente a la rural. Gravísimo, si es así. Habría que responder al mejor estilo del difunto expresidente de Venezuela Hugo Chávez y mandar prender los aviones de combate para bombardear todos los campamentos de la guerrilla. Que malos recuerdos vienen de esa época de ataques y enfrentamientos.

Lo siguiente es que si el Presidente cree que esa es la forma adecuada de convencernos de votar por el sí, se equivoca. Y debería, con urgencia, cambiar a su equipo de comunicaciones. En Palacio tienen que entender que la paz no se hace con amenazas, se hace coqueteando, conquistando, ganando corazones. El miedo no nos llevará a la paz sino a la guerra.

No me gusta tampoco que la amenaza santista venga con un riesgo para el posacuerdo. Colombia no se ha preguntado qué tipo de sociedad quiere ser cuando termine el proceso. Es decir, queremos apostarle a ser Sudáfrica o Guatemala, vamos a parecernos a Irlanda o a El Salvador, seremos Sri Lanka o Sudán del Sur. No es una pregunta retórica, si lo que nos espera cuando se acabe el proceso es la guerra urbana, las muertes por problemas de convivencia, pues paremos de una vez y pensemos con claridad qué hemos hecho para prepararnos para eso o si la realidad de antes de la negociación en Cuba era mejor que lo que se nos viene.

Yo le voy a decir que sí al proceso, a todo costo, porque estoy convencido de que nada en el mundo vale más que una vida: ni la cárcel, ni la satisfacción de la venganza, ni la verdad, ni la justicia, ni la reparación, ni el triunfo militar. Reuniendo todo eso no le devolvemos la vida a nadie. Ojalá el Gobierno se monte en un discurso positivo alrededor de la paz o estaremos peor que cuando empezamos.