Los caminos que conducen a la paz pueden ser muchos. Les presentamos tres iniciativas puntuales que lograron activar la participación ciudadana e impulsar la construcción de paz a través de la innovación tecnológica.
Por: Camila Rodas Hernández
Un escenario posible: se firma un acuerdo entre las Farc y el Gobierno. ¿Qué sigue después? Vendrá un momento crucial en nuestro país, de eso no hay duda. Tendremos que implementar individual y colectivamente todo tipo de acciones para construir una verdadera paz porque, como recordó el Alto Comisionado para la Paz durante el evento Conectados por la paz: “de nada sirve la firma de un acuerdo si la sociedad civil se siente lejos de los temas de paz”.
No es menor esta preocupación. La brecha entre lo que pasa en La Habana y los discursos, opiniones y creencias de los colombianos sigue siendo amplia. Si la sociedad civil no participa lo suficiente, ¿cómo es posible imaginarnos un escenario de posconflicto, posfirma, de construcción de paz o como quiera llamarse a lo que seguirá después? ¿Cómo hacemos para que el tendero, el taxista, la ama de casa, el empresario, el estudiante y todos los demás colombianos activen el diálogo y sean parte del proceso de transición que vivimos?
¿Cómo activamos la participación ciudadana? Esta es justamente la pregunta que atravesó las discusiones y los paneles de este evento organizado por la oficina del Alto Comisionado para la Paz, el MINTIC y las Fundación ideas para la paz. La respuesta: el uso de tecnologías de la información y las comunicaciones.
Es difícil imaginarse que la tecnología va a salvar patria así no más. Son diversas las problemáticas alrededor de su implementación y el camino es largo, nadie lo niega. Pero durante este evento salieron a flote proyectos nacionales e internacionales que construyeron modelos de participación ciudadana exitosos a través de recursos tecnológicos. Les presentamos tres iniciativas, tres ideas puntuales para construir participación ciudadana e impulsar la paz. Tres maneras de lograrla a través de la innovación tecnológica:
“Imagínense la escena: 6 p.m. una mesa con diez hombres blancos veteranos encerrados en un tedioso cuarto blanco. Nadie le pone atención a nadie, todos se escurren en la silla del aburrimiento. Aunque no lo crean, la democracia que tenemos hoy en Estados Unidos se ve así”- dijo Holly St Clair, directora de servicios tecnológicos del área metropolitana de Boston.
A raíz de esta desalentadora imagen, Holly y su equipo decidió desarrollar una estrategia con herramientas tecnológicas para que la comunidad de Boston se involucrara en la planeación de su ciudad. El resultado fue el videojuego en 3D Participatory Chinatown, una nueva forma de involucrarse en los procesos democráticos. “Creamos un programa que simulaba las calles y lugares del barrio chino en Boston e inventamos misiones y gestiones inspiradas en la realidad. El personaje tenía que cumplir estas misiones, pero su eficacia dependía de los valores, conocimientos específicos y estrategias de comunicación”. El juego consiste en asumir el rol de uno de los 15 residentes virtuales del barrio y completar una misión específica (que puede ser conseguir empleo, vivienda, educación o un lugar para socializar).
Más que un simple videojuego al estilo Sim City, esta iniciativa buscaba “que la gente de Boston desarrollara empatía por las acciones y vidas reales de otros ciudadanos. Con una herramienta virtual, estas personas tenían que, literalmente, caminar en los zapatos del otro para ganar el juego”- contó Holly.
Por otra parte, el juego no sólo fue pensado en su versión online y con un único jugador, sino que se organizaron talleres con residentes de distintas edades, clases sociales y condiciones económicas para jugar y discutir en grupos. En últimas, Participatory Chinatown se convirtió en una herramienta para impulsar la intervención ciudadana y democrática de forma práctica y creativa.
No todo funcionó a las mil maravillas. Holly fue clara en que el juego no cambió el rumbo de las decisiones, pero sí promovió la reflexión y la argumentación de estas últimas. “Nadie dejó de ser quien era ni dejó de creer en lo que creía. Pero se generaron procesos de empatía que, a su vez, crearon espacios de aprendizaje y comprensión que antes no existían”.
En las sociedades democráticas existe el común sinsabor de que un voto para presidente, gobernador, senador o representante no sirve para mucho, porque estos individuos no cumplen las propuestas por las que fueron elegidos.
La democracia parece, muchas veces, un teléfono roto. Por eso nació la iniciativa Liquid Feedback en Berlin: “El reto con la tecnología es ir más allá de la simple información. Hay que hacer de esta una herramienta de comunicación y participación para la ciudadanía. Por eso creamos este software que ayuda a acortar la brecha entre las propuestas ciudadanas y la agenda real de los gobernantes”- dice Andreas Nitsche, cocreador de este proyecto.
La idea general es que el software se activa de la mano con la administración de una comunidad (institución, pueblo o ciudad) para que cualquiera de los ciudadanos pueda crear la iniciativa que considere necesaria. Una vez en la plataforma, esta idea es categorizada en un asunto de discusión, es evaluada por otros ciudadanos, quienes resaltan los pros, los contras y las alternativas y finalmente se vota a favor o en contra de ésta.
“Liquid Feedback permite rastrear a fondo los elementos de una propuesta que viene de la sociedad civil y esto tiene normalmente un efecto real en la toma de decisiones de los altos cargos políticos, quienes no pueden ignorar la discusión que les compete”.
Sin embargo, Nitsche cree que lo más valioso de esta plataforma democrática es que los ciudadanos pueden entender que no siempre sus iniciativas responden a un ideal común y, a través del debate y la comunicación con otros, comprenden el funcionamiento de un verdadero sistema democrático.
Red Salvavidas (Colombia)
El 12 de enero de 2010 se registró un sismo de 7,0 en la escala de Richter a 15 km de Puerto Príncipe, la capital de Haití. Los daños que dejó este terremoto en uno de los países más pobres del mundo fueron devastadores: 16.000 muertos, 350.000 heridos, y más de 1,5 millones de personas quedaron sin hogar.
Sí, el terremoto de Haití fue una de las grandes catástrofes naturales de los últimos tiempos. Pero para muchos también fue el momento en que se activó un nuevo paradigma de acción humanitaria: mensajes de texto, llamadas por skype y monitoreo por redes sociales crearon una inmensa red de civiles, ONGs y fundaciones para atender la emergencia en tiempo récord.
Esta fue la inspiración de RedSalvavidas, una organización que alinea herramientas y recursos tecnológicos con el propósito de salvar vidas: “Co-creamos con la comunidad y con las instituciones entornos de justicia social, entornos más seguros en donde se valora y se respeta la vida y la dignidad humana”- contó Daniel Cárdenas, director I+I+D (investigación, innovación y desarrollo) del proyecto.
RedSalvavidas es una plataforma virtual que fomenta aplicaciones móviles y otras herramientas tecnológicas que buscan prevenir, reaccionar o cooperar para salvar la vida de manera puntual. Un ejemplo concreto es la aplicación Salvallamas, que busca reportar el uso de pólvora y globos de mecha en el territorio nacional a través de sistemas de mapeo, prevención e información en redes sociales. “En RedSalvavidas, la paz no es otra cosa que la solución efectiva de problemas reales”.