Este municipio del norte del Cauca, está sumido en un enfrentamiento armado desde el sábado. La zona está militarizada.
Por: Santiago Valenzuela y María Alejandra Rodríguez
La noche de velitas, las semifinales de la liga de fútbol y las movidas políticas de cara a las elecciones presidenciales eclipsaron tres días de enfrentamientos armados en Suárez, un municipio al norte del Cauca donde, como en Tumaco, el posconflicto no ha llegado. Las entidades gubernamentales hasta ahora están recorriendo la zona, verificando si, como dicen organizaciones locales, siete personas fueron asesinadas el pasado fin de semana.
Los pocos medios de comunicación que reportaron la noticia lo hicieron porque les llegó un comunicado de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (Acin), emitido en la mañana del sábado. En ese momento la asociación reportó seis cadáveres encontrados por la población local entre las veredas Agua Bonita, La Cabaña y El Naranjal. Posteriormente informaron sobre otra persona asesinada.
“La situación sigue siendo crítica en la zona, pues los armados permanecen presentes y no ha sido posible suministrar la ayuda humanitaria. Hacemos un llamado a todos los organismos de Derechos Humanos, a la comunidad internacional y al pueblo colombiano para estar alerta frente a esta situación. Continuaremos pronunciándonos en defensa de la vida y en denuncia de la violencia que siembra muerte en nuestros territorios”, expresó la Acin en un comunicado.
Ese mismo sábado en la mañana viajó una comisión de la Defensoría del Pueblo y acompañó a las familias que estaban en peligro. Descifrar lo que pasó fue difícil por la escasa presencia estatal en la zona. El defensor del Pueblo, Carlos Alfonso Negret, dijo que al parecer hubo un enfrentamiento “entre miembros del EPL y disidencias de las Farc. El lugar donde ocurrió es un corredor de narcotráfico, razón por la cual las disidencias están cuidando estos sectores y por eso ocurre la masacre. ¿Hasta cuándo nos vamos a matar los colombianos?”, se cuestionó Negret.
Tras los enfrentamientos, cerca de 930 personas se refugiaron en las escuelas de las veredas Los Robles, La Cabaña, Olivares y Agua Bonita. Así lo contó el secretario de gobierno de Suárez, Milciades Vergara Balanta. Sin embargo, la Acin dice que la cifra de familias desplazadas asciende a 253. El gobierno, por el momento, envió una delegación del Ministerio del Interior y ordenó el aumento de pie de fuerza en la zona, pues las familias están pidiendo auxilio por constantes amenazas de desplazamiento.
De acuerdo con la asociación, “la comunidad de la zona se desplazó a cuatro sitios de asamblea permanente que permanecen activos, con el fin de evitar el fuego cruzado y proteger su vida:
– En la comunidad de Aguablanca se desplazaron 48 familias.
– En la comunidad de Robles se desplazaron 82 familias.
– En la comunidad de La Cabaña se desplazaron 60 familias.
– En la comunidad de Olivares se desplazaron 63 familias”
“Aunque hace rato no pasaba, esto siempre ha sido zona roja”
Hablamos con un indígena del norte del Cauca sobre la situación de los últimos días en Suárez. “Después de que se firmaron los acuerdos de paz las cosas estuvieron un poco más tranquilas, pero ahora vinieron estos que se llaman disidentes y comenzaron otra vez los enfrentamientos. La comunidad nasa es la que está en medio de este conflicto porque acá hay mucho narcotráfico, mucha minería. Hay cultivos de coca, laboratorios, todo”.
El indígena, quien nos pidió que mantuviéramos su nombre en reserva, también nos comentó que los planes de erradicación forzada han generado nuevos combates: “Acá los cocaleros no tienen otras opciones de vida entonces usted mira y hay enfrentamientos también entre Ejército y cocaleros, la cosa está muy difícil. No tenemos garantías de supervivencia”.
Información recopilada por el Ejército apunta a que detrás de los enfrentamientos podría estar la disidencia de alias Pipa, excombatiente de la columna móvil Jacobo Arenas de las Farc, la cual hoy cuenta con cerca de 30 hombres. El pequeño municipio de Suárez, está rodeado de ocho ríos y vive de la agricultura y de la minería, especialmente de oro. Sin embargo, este sector ha estado inmerso el los cultivos ilícitos, lo cual lo hace un resguardo para grupos armados ilegales.
Antonio Palechor, periodista del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric), nos dijo que el enfrentamiento fue inesperado, en alguna medida porque las personas asesinadas no eran de los cabildos de la región. “Ahí hay cultivos ilícitos en gran cantidad, minería ilegal, la mayoría de oro. El Gobierno llega con erradicación. Todos esos factores hacen de la zona un lugar muy difícil. Antes el corredor lo manejaban incluso las Autodefensas. Lo más preocupante es que los nasa quedan en el medio”.