EDITORIAL | Van 45 asesinatos desde que comenzó la implementación del acuerdo de paz, pero el ministro dice que la violencia contra ellos está en "franca caída".
Hoy comenzamos el día con una triste noticia: el líder afro Manuel Ramírez Mosquera, de la comunidad de La Nueva en Chocó, fue asesinado por hombres armados que primero lo retuvieron y después le quitaron la vida en el municipio de Riosucio. Al parecer, según denuncias de la comunidad, su trabajo en la junta de acción comunal local y su calidad de reclamante de tierras lo habían puesto en la mira de los violentos. Así Ramírez, nos duele decirlo, pasa a ser la víctima número 45 de nuestro conteo de líderes asesinados desde que comenzó la implementación del acuerdo de paz con las Farc, el 1 de diciembre de 2016.
Desde !Pacifista! hemos intentado llamar la atención sobre este asunto. Hemos dicho en reiteradas ocasiones que la situación es gravísima en departamentos como el Cauca, Nariño y también Chocó. De hecho, la semana pasada reportamos el homicidio de dos líderes en el Cauca, que sumados al caso de Manuel Ramírez, nos arrojan la cifra de tres liderazgos silenciados en menos de 10 días. Si promediamos todos los asesinatos registrados en nuestro contador, cada seis días Colombia padece una de estas muertes.
Por eso nos sorprendieron las recientes declaraciones del ministro de Defensa Luis Carlos Villegas, el pasado 10 de agosto. En entrevista con RCN Radio aseguró tranquilamente que el asesinato de líderes sociales en Colombia “es un fenómeno que está en franca caída”.
¿En serio, ministro?
Y se lo preguntamos con toda la seriedad que la situación amerita. Más allá del conteo que hacemos en !Pacifista!, las demás cifras que retratan el problema no avalan su teoría. Todo lo contrario: La Defensoría del Pueblo documentó 186 casos de defensores de derechos humanos y líderes sociales asesinados entre el 1 de enero de 2016 y el 5 de junio de este año (52 en 2017). La Onu reportó 127 casos el año pasado y alertó sobre la continuidad de esta realidad en marzo. Y Somos Defensores, la ONG que hace un balance semestral de la situación, acaba de decir en su último informe que en los primeros seis meses de 2017 se reportaron 51 asesinatos, 31 % más que en el mismo periodo de 2016 (35 casos).
¿Franca caída, de verdad?
Villegas citó hábilmente las cifras de la Fiscalía, que apenas registran 29 asesinatos en lo que va corrido del año, mientras que el total de 2016 fue establecido en 63 casos.
La comparación no es válida, ministro: a este año le restan cuatro meses y medio y asegurar que hay una disminución es sumamente arriesgado, sobre todo, porque los casos tenidos en cuenta hasta ahora, siendo optimistas, están apenas por debajo de los del año pasado. Eventualmente, si la Fiscalía llegara a reportar menos casos el año entrante —y esto es apenas una hipótesis— podemos asegurarle que la caída no será “franca”, si mucho “leve”. Pero no deje de tener en cuenta, por favor, que los asesinatos parecen aumentar, al menos por lo que sugieren todas las cifras que usted no quiere ver.
Y su actitud es peligrosa, ministro Villegas. Desde principios de este año usted ha abrazado una tesis que dice que el asesinato de líderes sociales son una sumatoria de casos aislados y que no existen nuevos actores violentos a los que se les pueda atribuir. Ha negado la sistematicidad de la violencia contra los defensores de derechos humanos y ahora hasta se ha aventado a sugerir que dicha violencia está por desaparecer. Es inevitable sentir su intención de bajarle el perfil a esta realidad, quizá sin tener en cuenta que al hacerlo está normalizando el asesinato de líderes sociales y minimizando su tragedia. Como ya hemos advertido en estos espacios, en Colombia la indiferencia mata y usted, ministro Villegas, está contribuyendo a ella con sus declaraciones.
Tal vez usted está atrapado en el juego político de su gestión, ese en el que reconocer los errores que puede tener el país significa dar por sentada su incapacidad para solucionarlos. Le pedimos el favor que deje esas nociones de lado. Nadie podría señalarlo de ser el responsable de la violencia contra los defensores de derechos humanos, pero sí de no hacer lo suficiente para frenarla. Usted tiene la oportunidad de cambiar esta realidad y si en algún momento llega a conseguirlo, seremos los primeros en reconocerlo y darle sus créditos.
Está en sus manos, ministro Villegas.