Un grupo de artistas drag y mujeres trans se llevaron toda la atención de las protestas. Con arengas como “tenemos más huevas que Duque” marcharon por los derechos de los artistas, por la vida de las mujeres trans y contra la violencia.
Este perfil hace parte del especial El orgullo es político: historias de diversidad y cambio en América Latina, publicado en alianza entre Dejusticia y Pacifista!. Visita el especial aquí.
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Por: Marcela Madrid Vergara
Mitchael Velásquez tenía muchas razones para salir a marchar en el Paro Nacional el primero de mayo. Su alter ego, ‘Myth Drag Queen’, también.
Como artista drag vio afectado su trabajo desde que empezó la pandemia. Como joven gay ha sido blanco de homofobia. Como habitante de Medellín está cansado de ser testigo de la violencia urbana. Como ser humano le duelen los asesinatos de tantas personas trans.
Por eso, cuando su amigo Juan Camilo Hoyos ‘Drag Xenty’ lo invitó a marchar “trepadas”, no dudó un segundo. “Ese era el timbre que hacía falta sonar. Era el Día del trabajo, en medio de un paro nacional. Era el momento para hacer parte de esta historia”.
Así que madrugaron, se maquillaron y se treparon en tacones de 15 centímetros. Junto a otros artistas drag y dos modelos trans llegaron al Parque de los Deseos, conocido ahora como Parque de la Resistencia.
Con un poco de nervios y varias arengas planeadas se ubicaron al final de la multitud y en poco tiempo estuvieron encabezándola junto a la Primera Línea. Myth tiene una analogía perfecta para contar cómo ocurrió eso: “Las maricas éramos Moisés y la gente era el mar que se abrió solito en medio de aplausos y agradecimientos”.
Estudiantes, profesores, sindicalistas, barristas del Nacional y del Medellín repetían en coro las arengas que las drag gritaban con su megáfono: ‘¡Qué vivan las putas, qué viva el arte, qué viva el Paro Nacional!’, ‘¡Las maricas tenemos más huevas que Duque!’
En ese recorrido también marcharon junto a cirqueros, bailarines, músicos, clowns y todas las manifestaciones de artistas que, como él, la han tenido difícil durante los últimos meses porque “la virtualidad no paga”.
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Drag para alzar la voz
Mitchael tiene 28 años y lleva tres en el mundo del drag, aunque siente como si fueran muchos más porque “los años drag son como los años perro, uno vive de todo”. En estos tres años ha llevado su drag a eventos familiares, concursos, shows en discotecas, proyectos sociales, transmisiones por Instagram y ahora a la protesta. Para él, el drag es “una herramienta social, comunicativa, política, artística que me ha servido para alzar la voz por mí y por diferentes problemáticas de la ciudad y del país”.
Esta práctica, que significa “dress as a girl”, nació en el teatro shakesperiano del siglo XVII, cuando los hombres tenían que interpretar los personajes femeninos porque las mujeres tenían prohibido actuar. Los inicios de Mitchael en el Drag también fueron teatrales. Durante toda su carrera de publicidad hizo parte del grupo de teatro de la universidad y desde ahí se empezó a preguntar cuál es el referente del Drag colombiano, más allá de las famosas drag queens de Estados Unidos y de las Islas Canarias.
Encontró la respuesta en personajes de Sábados Felices como Barbarita o la Bruja Dioselina. De ahí nació su primer personaje: Martica la del Aseo, una señora “irreverente, ruidosa, escandalosa” inspirada en su mamá. Con ella tuvo trabajo por varios años animando eventos, hasta que en 2018 decidió pasar de lo folclórico al drag queen y nació Myth con un estilo propio de maquillaje, peluca, pasarela y, claro, un mensaje.
El mensaje de Myth sobre respeto a la diversidad llegó a 17 municipios de Antioquia. Con el proyecto ‘El mito del drag’, patrocinado por la Gobernación, recorrió todo el departamento dictando charlas sobre diversidad sexual y arte drag, que terminaban con un performance.
El Paro es marica
Después de la “trepada” del primero de mayo, el impacto de este grupo de “almas ardientes”, como las llama Myth, fue imparable. El video de las arengas tuvo casi 10 millones de reproducciones y las fotos que las retratan apoderadas de la calle llegaron a medios internacionales.
En sus redes les dijeron divas, reinas, diosas; compararon su acto con las revueltas de Stonewall, las mismas que dieron origen a la marcha del orgullo LGBT hace 52 años en Nueva York. Pero también se volvieron receptores de las escenas de violencia más cruda que vivía el país. “Me llegaban denuncias y videos de todos lados. Dejé de dormir, me sentí muy agobiado y me quebré en llanto, fueron días muy difíciles”, confiesa Mitchael.
Impulsados por esa frustración, volvieron a las calles el 12 de mayo, esta vez para reclamar “una Medellín con más arte y menos miedo”. El 17 del mismo mes se unieron a una marcha de las antorchas para conmemorar el Día contra la Homofobia prendiendo una vela por las mujeres trans asesinadas.
Las imágenes de Myth y sus amigas drag marchando no fueron las únicas que mostraron el protagonismo LGBT en esta ola de protestas. Ya el 28 de abril Colombia había visto el baile de vogue que encaró con valentía al Esmad en la Plaza de Bolívar. Días más tarde se unió al Paro el performance Toloposungo, donde un grupo de mujeres trans vestidas de verde le cantan a la Policía “todos los policías son una gonorrea”.
En este Paro, las drag y las mujeres trans hicieron suya la calle, ese espacio histórico de exclusión. Y lo hicieron a su manera: de día, con maquillaje, tacones, coreografías, convocando a muchos e incomodando a otros. Esta vez Colombia escuchó.
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*Periodista de Dejusticia
