"No somos locas por denunciar el abuso sexual contra nuestros hijos": Madres sin Rostro | ¡PACIFISTA!
“No somos locas por denunciar el abuso sexual contra nuestros hijos”: Madres sin Rostro
Leer

“No somos locas por denunciar el abuso sexual contra nuestros hijos”: Madres sin Rostro

Natalia Márquez - noviembre 20, 2018

Divergentes| En el día Mundial para la Prevención de abuso contra los niños, las #MadreSinRostro se manifestaron en la Plaza de Bolívar para denunciar el estigma que sufren a diario.

Compartir

Esta es una escena que se repite constantemente en los tribunales o en las comisarías: a las madres cabeza de familia les dicen ‘locas’, ‘trepadoras’ y ‘manipuladoras’ cuando denuncian agresiones sexuales contra sus hijos. Y quienes las tildan de esta manera suelen ser los jueces o sus parejas, quienes son, en muchos casos, los agresores. Este lunes 19 de noviembre, en la Plaza de Bolívar, un grupo de madres —con máscaras para proteger su identidad— hicieron una manifestación que pasó desapercibida y que denunció un tema que permanece en secreto: el abuso sexual contra menores en los hogares.

Las madres que marcharon son acusadas constantemente de poseer “el ‘síndrome de alienación parental’ que consiste en un supuesto acto de ‘lavarle el cerebro’ al menor para que mienta sobre el abuso sexual que sufrió. Este tipo de estigmatización, dijeron,  impide que se pueda dar una discusión profunda sobre el problema. El grupo de mujeres se llama “Madres Sin Rostro” y salieron a marchar con la Asociación Afecto, que trabaja en temas de maltrato infantil.

Existen cifras en nuestro país que demuestran que esta realidad no debe ignorarse. Según Medicina Legal, de enero a agosto de este año hubo 457 asesinatos a menores de edad: casi dos cada día. También, este año se han presentado 15.408 casos de presuntos delitos sexuales contra menores de edad. La mayoría de los casos se presentan en víctimas de 10 a 13 años, y casi todos ellos le ocurren a niñas.

Una mujer, quien prefirió no revelar su identidad, nos contó que ha interpuesto 6 denuncias contra el mismo hombre por este tipo de violencia. Sufrió revictimización, pues fue arrestada por oponerse a que le quitaran a sus hijos, quienes finalmente quedaron en manos del ICBF. El argumento del gobierno fue el “síndrome de alienación”, con el que se considera que la madre no es apta para estar con sus hijos.  “En este caso no importa que la madre sea alcohólica o drogadicta”, explicó la mujer que denunció este caso. “Lo importante es que hubo un acto sexual hacia un menor. Y se tiende es a revictimizar a la mamá y a estigmatizarla de victimaria. Así es la justicia machista”.

Laura Betancourt, activista contra el maltrato infantil, también explicó que lleva cuatro años en lo que califica como “una lucha”. Con la Asociación trabaja en campañas para que las madres que denuncian los abusos no sean revictimizadas. Según Betancourt, el 98 por ciento de los casos quedan en impunidad. “El Estado colombiano no está haciendo nada por la prevención ni la atención ni la justicia. Nosotros apoyamos esta causa porque la razón de ser de afecto son los niños y porque es increíble que la justicia no responda”, dijo Betancourt.

En el marco de la protesta hablamos con tres mujeres que nos contaron su experiencia:

La primera mujer con la que hablamos no nos dijo su nombre por miedo, pues el agresor ha buscado toda suerte de recursos para acusarla de manipuladora y abrir nuevos procesos judiciales en su contra. 

“Nosotras somos una voz que se alza en medio del silencio de tantas madres que sufrimos la discriminación de un sistema machista, de un sistema judicial que, quizás, no está acostumbrado a escuchar las voces de los niños. Esto se ve reflejado en repercusiones perjudiciales para quienes denunciamos el maltrato y el abuso infantil. Nosotras siempre debemos garantizarle la protección física y emocional a nuestros hijos además de asumir la carga económica de la familia.

Los padres victimarios nos han convertido en victimarias al decir que nosotras nos hemos inventado este delito, que hemos forzado a nuestros hijos a decir lo que ocurre respecto al abuso sexual en su relato, cosa que es inaudita. A esto se le llama síndrome de alienación parental. Esta es una figura que utilizan muchos padres que han violentado sus hijos para darle la vuelta a un proceso y que no se investigue lo que pasó con los menores. La justicia termina creyéndole al agresor y juzgándonos moral y judicialmente de que nosotras somos las encargadas de crear este conflicto familiar para obtener prebendas o para vengarnos de nuestros ex esposos”.

¿Este tipo de manifestación por qué aparece?

“Nosotras hemos evidenciado que la justicia no es consciente de esta realidad de la ‘acusación de alienación parental’, no hay mucha información sobre este flagelo. Por lo tanto, hay mucha ignorancia y falta de conocimiento frente al tema. Nos hacen ver a nosotras, las madres, como locas, mentirosas y manipuladoras. Se ve todo el tiempo en los estrados judiciales, y lo que es peor, toman decisiones que en últimas terminan perjudicando al menor y a su familia que pretende protegerlo. Además de esto, el niño es revictimizado continuas veces porque en cada institución o instancia lo llaman a contar su relato  doloroso. El proceso debería ser lo más digno posible, garantizando el menor daño al núcleo familiar pero la realidad es otra”.

Este es el testimonio de otra mujer que nos pidió no mencionar su nombre. 

“Yo por mi lado, llevo 8 años luchando. En principio tomé la decisión de no denunciar  porque consulté con abogados y  expertos que me dijeron ´si usted denuncia, va a terminar más martirizada y peor aún sus hijos’. En ese momento pensé: no, no voy a denunciar pero desafortunadamente después denuncié y fue peor el remedio que la enfermedad porque de ahí se desataron muchos procesos judiciales ante muchas instancias; cuatro en la Fiscalía y cinco en la Jurisdicción de Familia. Es una locura que en mi caso (soy madre cabeza de familia y que tengo que trabajar para sostener a mis hijos) se vuelve casi que un imposible  tener bajo control la seguridad emocional de mis hijos. Esta una revictimización permanente. En cada proceso llaman a mi hijo y terminan acusándome a mí. En estos casos el agresor manipula y mueve influencias de dinero para que fallen en mi contra.

La alienación parental está presente en muchos estratos. Es una situación muy difícil también para madres que se encuentran en una situación económica precaria. Pagar abogado y psicólogo es carísimo. No es un tema exclusivo del estrato 5 y 6 pero lo preocupante es que es un tema que se ha generalizado en contra de la mujer y de las madres en general. Si no hay evidencia de acceso carnal violento, si no hay sangre de por medio, si no hay un hecho físico demostrable, terminan es burlándose de uno en la cara”.

Después hablamos con la líder de Madres sin Rostro, quien por protección a su familia e integridad pidió que no se revelara su nombre . ¿Cómo nace esta organización? ¿Qué hacen? Le preguntamos.

“Madres Sin Rostro es un grupo de madres que sufrimos de una estigmatización después de que nuestros hijos fueran víctimas de abuso sexual. Uno piensa que estos episodios solo le pasan a uno pero no, en el camino de la vida fuimos encontrando otras mujeres que también habían interpuesto denuncias y demandas pero que fueron perseguidas. Encontramos un modus operandi de persecución desde las entidades estatales y por eso nos organizamos”

¿Qué es lo que pasa?

“Lo que pasa es que no nos creen. Vivimos ante una justicia hecha para hombres. Esto se traduce en impunidad. Finalmente a las madres que decidimos denunciar nos tratan de locas, celópatas, dejando de lado lo que debería tenerse en cuenta que es la voz de los niños, lo que les pasó a nuestros chiquitos. Cuando uno emprende la lucha para que lo escuchen y pongan atención en las instituciones como la Comisaría, en la Defensoría de Familia y la Fiscalía se desencadenan una cantidad de situaciones en contra de la denunciante (madre, abuela, tía, hermana). El remedio termina siendo peor que la enfermedad. Cuando uno decide denunciar, se busca que el problema de una u otra forma tenga solución. La realidad es otra. Es ahí donde empieza el problema. Los victimarios logran que ellos pasen a ser las víctimas y nosotras las victimarias”.

¿Por qué crees que pasa eso?

Hay múltiples factores. Uno de ellos,  que es el más evidente,  es que la justicia está hecha para los hombres y no para las mujeres. Si una mujer llora o se desespera en un tribunal es tratada de loca. Mientras que si el hombre llora implica que le está pasando algo porque ‘no es normal’ que él  llore. Es un síntoma de la sociedad machista.

Otro punto es que los mismos funcionarios que deberían ejercer y garantizar la justicia en protección de estos menores no tienen el conocimiento ni la capacitación sobre qué es un abuso y cómo se interpreta. El relato de un menor no es el mismo que el de un adulto. Cuando el niño decide contar es porque generalmente ya lleva mucho tiempo siendo víctima de abuso. Desafortunadamente en muchas ocasiones no queda en el ADN en el momento de la denuncia. Lo que queda es el relato del menor y si los hechos ocurrieron tres años atrás pues ahí se queda el proceso. Nosotras luchamos para que les crean a los niños, no podemos creer que los testimonios sean ignorados de esta manera.

¿Por qué sin rostro?

Sin rostro porque eso es lo que nos ha pasado, a veces nos quedamos sin rostro. Las que nos hemos atrevido a denunciar tenemos que lidiar con la revictimización del Estado. Aunque le presentamos pruebas a los jueces y radicamos memoriales, documentos, fotografías, videos y relatos, ellos no nos creen, no nos quieren escuchar realmente. Vivimos sometidas al silencio. El tema de los rostros también simboliza el miedo que nosotras y nuestros hijos vivimos. El agresor usualmente tiene un poder mayor en la sociedad. Por tener una hoja de vida impecable o ciertos contactos pareciera que estuviese blindado.

La razón más importante sobre el tema de los rostros es que no queremos revictimizar a nuestros hijos. El día en que la justicia y el Estado nos den garantías y protección nos quitaremos las máscaras, de lo contrario no lo haremos, no queremos revictimizarnos.

¿Por qué hoy?

Del 19 al 25 de noviembre se celebra la semana del buen trato. El 19 de noviembre se celebra a nivel internacional el día contra el maltrato infantil. Por esta razón, las madres decidimos convocar a una marcha que llame la atención, queremos que las madres que se sienten solas sepan que no lo están. Acá somos muchas las víctimas, solo que no sabemos que estos espacios existen. ¡Bienvenidas todas!