Nuestra historia y sus personajes, con su tragedia y su dolor, también le han servido de inspiración a más de uno para disfrazarse.
Ponerse a hablar de lo políticamente incorrecto bien podría ser una de las cosas más jartas para hacer en Halloween. Es fácil imaginarse lo tenso e incómodo de la situación si alguien llega a criticarle el disfraz a quien solo pensó su vestimenta como un chiste oscuro. Algo de humor negro. Sin embargo, hoy 31 de octubre es uno de los días del año en que más ronda por ahí material ofensivo presuntamente convertido en broma.
De hecho, la discusión sobre los disfraces inapropiados es una conversación cada vez más fuerte en Estados Unidos, incluso al punto de reflejarse en varias guías que circulan por internet sobre cómo no disfrazarse de algo ofensivo. Allá, cada año es más probable recibir malas miradas si el disfraz escogido es de indio, mexicano o terrorista.
La cosa por acá es un poquito distinta. Después de todo, el discurso de lo “políticamente correcto” no ha penetrado tanto las conversaciones nacionales como sí le ha pasado a los gringos. Pero, eso no nos saca del panorama de disfraces ofensivos. La historia y los personajes que han marcado la historia de Colombia, en muchos casos de manera trágica y dolorosa, también le han servido de inspiración a más de uno para disfrazarse.
Aquí le presentamos una selección de disfraces que tienen que ver con nuestra historia y que podrían resultar inapropiados y ofensivos por estas tierras. Juzgue usted si, después de todo, son solo chistes inofensivos.
Guerrillera sexy
Tal vez este es un síntoma de la inclusión social de los que fueron actores armados por años: convertirlos en un disfraz. O… tal vez no. “Totalmente recargado y listo para reventar: ¡material explosivo! Manéjese con cuidado. Con cacheteros, top sin espalda, corsé, cinturón de cartuchos, gorra y funda de muslo”, dice la descripción del producto que vende una página gringa.
¿Será que esa maña de hacer todos los disfraces sexys —ratón sexy, monja sexy, zombie sexy— también podría aplicársele a las guerrilleras? ¿Será que a estas alturas del conflicto, y de la resolución del mismo, es apropiado salir a la calle vestido de guerrillero? De cualquier manera, si le parece que no es tan grave porque “es sexy” puede comprarse el disfraz acá por tan solo 100 euros.
Álvaro Uribe
Cabe resaltar que los pioneros en disfrazarse de Uribe fueron sus compañeros de partido. En 2015, la senadora del Centro Democrático, Paola Holguín, publicó unas fotos en su cuenta de Twitter de uno de los eventos de campaña de otros dos candidatos del mismo partido. Detrás de los tres, se ve una cuarta persona parada con una cabeza de plástico y gigante de Uribe. Una forma desesperada de hacer cada más explícito —y cada vez más chistoso— el hecho de que Uribe siempre está detrás de todo lo que hacen.
https://twitter.com/paolaholguin/status/628386009122799616
De ahí en adelante, son muchas las variaciones que se encuentran en redes sociales de disfraces del Senador Uribe. La mayoría consisten de un sombrero, un poncho paisa y una motosierra. Independientemente de si le parece chistoso, inapropiado, violento, difamador, acertado o crítico, el disfraz cae dentro de la categoría de lo “políticamente incorrecto” en sentido estricto. Después de todo, si Uribe fuera como lo pinta su disfraz tendría que estar en la cárcel o acusado por algo, ¿no?
Paramilitar
De todas las preguntas que surgen con este disfraz, tal vez una de las menos importantes pero más confusas es, ¿qué tienen que ver los habanos con los paramilitares? ¿Será que el creador del disfraz confundió a los Castaño con los Castro? Pero más allá de todos los detalles absurdos, ¿a quién carajos se le ocurre hacer —mucho menos comprar— un disfraz de paramilitar?
A 2014, poco después de su desmovilización, la Fiscalía contaba por lo menos 344 mil hechos criminales realizados por grupos paramilitares, incluyendo masacres, desplazamientos, secuestros y reclutamiento de menores. Y en total, calculaba que eran más de 420.000 las víctimas de esos hechos. Si nada de eso le molesta, puede comprarse el disfraz por 19 euros —un precio que, por alguna razón, es mucho menor que el del disfraz de guerrillera sexy— acá. Tenga en cuenta que el precio no incluye las metralletas inflables.
Pablo Escobar
La historia del narcotráfico en Colombia, tan conocida, tan llorada y además tan contada, ahora es un fenómeno mundial gracias a la serie Narcos, que se estrenó en 2015. En Colombia, las críticas han sido varias: que para qué otra vez la misma historia: que está trivializando el dolor, que los actores ni siquiera son colombianos, etc…
Afuera, la serie es un éxito, y Escobar es un nuevo pseudo héroe que tiene vallas gigantes y problemáticas y que es popular en la lista de ideas de disfraces.
El lío es que, a pesar de parecer un personaje ficticio salido de una serie, disfrazarse de Escobar es representar, voluntariamente, la figura de un hombre que, según su hijo mismo, estuvo detrás de la muerte de cerca de 3.000 personas. Para muchos colombianos, su imagen es la misma del terror, de las bombas, de la violencia y de los atentados. Pero afuera, para muchos que deciden disfrazarse de él, sigue pareciendo solo el gordo de bigote que sale en una serie.
Cocaína
Además de ser un disfraz medio mediocre (es básicamente envolverse en una bolsa llena de algo blanco, usualmente con un letrero que diga “cocaína”), ¿quién querría personificar una sustancia que resulta tan polémica y llena de conflictos? La cocaína, su prohibición y todo el proceso detrás de su fabricación ha moldeado la historia del país por años. Y hoy lo sigue haciendo. La mayoría de los problemas de asesinatos, de hostigamiento y de bandas criminales en el país tienen que ver con el cultivo de coca y la producción de cocaína.
Eso no le ha impedido a muchos disfrazarse de cocaína. Sobre todo gringos. Googléelo. Seguro se encuentra con los que sin ningún tipo de reparo se disfrazaron del combo: Escobar y su cocaína.