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El subtexto de los grafitis racistas que aparecieron en Popayán
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El subtexto de los grafitis racistas que aparecieron en Popayán

Colaborador ¡Pacifista! - marzo 6, 2020

La comunidad afro ha sido clave en la historia del Cauca. Pero unos mensajes pintados en las paredes de Popayán, la 'Ciudad Blanca', demuestran el racismo que persiste en la región.

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Por: Francisco Calderón

Aparecieron a mediados de febrero en las famosas paredes blancas del centro histórico de Popayán. Uno decía ‘No more niggers’ (no más negros) y el otro ‘Kill all niggers’ (maten a todos los negros). Usaron una de las expresiones anglosajonas más ofensivas para referirse a los negros. Los pintaron justo en el corazón de la que llaman ‘Ciudad Blanca’ por sus paredes prístinas. Por eso se notan mucho. Los hicieron en la noche para que miles de transeúntes los vieran desde temprano en la mañana. De un día para otro, a cuenta de nada, dos fachadas en Popayán amanecieron con grafitis violentamente racistas.

Algunos los pintaron cerca de las oficinas de la Gobernación del Cauca, desde donde Elías Larrahondo Carabalí, un negro oriundo de Buenos Aires (norte del Cauca), dirige todo el departamento. Otros aparecieron justo en la Universidad del Cauca, donde un puñado de negros del Pacífico caucano se hacen profesionales.

Quienes los hicieron querían incomodar a los afros payaneses y del resto del Cauca que han salido a protestar en los últimos meses, durante las jornadas del Paro Nacional. Saben que el descontento por la violencia contra esa comunidad crece y crece. Y con esos grafitis avivaron más el descontento, pues a los afro que se los encontraron no les cabe en la cabeza que en aún exista semejante muestra de racismo.

 

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Uno de los grafitis que apareció a mediados de febrero en el centro de Popayán.

 

Paulino Riascos, politólogo de la Universidad del Cauca y líder del Pacífico, dice que el racismo no desapareció de la región debido a que una parte de la sociedad caucana todavía ve al negro como alguien de menor importancia. También cree que es una respuesta a las posiciones sociales que los afro se han ganado.

Por eso, cuando vio los grafitis se le vino a la mente un recuerdo: la primera vez que vivió, en carne propia, la discriminación por ser negro y pobre. Fue justo cuando llegó a Popayán, desde López de Micay, para estudiar. 

“Una mañana llegué a la facultad de Derecho y me situé en uno de los balcones. Ahí estaba otro estudiante, quien me señaló un gallinazo que yacía sobre el techo. Me dijo: ‘Mire, ahí está su familiar’. En la primera reacción no sabía si meterle la mano o tirarlo desde ese lugar, pero al final me tragué eso”.

Con ese recuerdo, Riascos subraya que el racismo aún persiste en Popayán, a pesar de que miles de negros hoy trabajan, estudian y acogieron a la ‘Ciudad Blanca’ como su hogar. Cada año llegan a la ciudad cientos de jóvenes desde comunidades negras asentadas en todo el departamento en busca un mejor futuro. 

“Los grafitis afectan a la comunidad afro. Son mensajes de odio, que invitan al resto de la población a violentar a los negros, de todas las formas. De estigmatizarlos, de asignarles roles despectivos”, comenta Mateo Vidal León, uno de los representantes del colectivo universitario Palenke, quien agrega que detrás de estos mensajes pueden estar grupos neofascistas que, desde tiempo atrás, incentivan al odio cultural y étnico.

 

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La comunidad afro de Popayán protestó frente a los sitios donde aparecieron los grafitis.

 

Aún se recuerdan los ataques contra la sede del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) en Popayán durante la minga de principios del 2019, acto provocado por sectores ultraconservadores que, aprovechándose de los efectos negativos del bloqueo la vía Panamericana, incentivaron el odio entre aquellos que no veían con buenos ojos la protesta de los indígenas contra el gobierno de Iván Duque.

Esa intolerancia se leyó también en las paredes. Hace justo un año dejaron letreros que abiertamente invitaban acabar con los negros, con parte de la identidad de la región, con su historia. La misma tierra de Francia Márquez, una de las líderes ambientales más importantes de la actualidad y ganadora del Premio Goldman, el ‘Nobel de medioambiente’; pero también de Yerry Mina, de Dávinson Sánchez.

Según el Dane, en el Cauca viven más de 245.000 negros. La mayoría está asentada en tres municipios de la costa Pacífica caucana: Guapi, López de Micay y Timbiquí. También se organizaron en algunos pueblos del norte, como Buenos Aires, Guachené, Villa Rica o Puerto Tejada; y del sur, como El Patía. Los afro son la tercera población más numerosa, después de los blancos y de los indígenas. 

“En esta región la lucha se dio paralelamente con la esclavitud. Así se dieron casos como El Patía, donde para aquella época el sitio era de difícil acceso y allá llegaron negros que huían de la violencia hacia ellos, formándose incluso guerrillas como forma de protegerse”, explica Vidal León. 

Por eso, en la pelea por autodeterminarse y ganar espacios dentro de la historia del país, en Popayán se dieron grandes discusiones para que el negro fuera respetado y valorado política y culturalmente.  

“En los años 90 participé en las discusiones de lo que fue el artículo transitorio 55 de la Constitución, para después ya tener la ley 70, que dio vida jurídica las comunidades negras. Los debates eran álgidos porque en esa época era aún más marcado el racismo de los patojos (como también se le dice a los payaneses) con los muchachos del norte del Cauca y de la costa Pacífica que empezaron a llegar a la Universidad del Cauca. Ellos no estaban preparados para convivir con nosotros y menos uno estaba listo para vivir en un lugar no edificado para los negros”, recuerda Riascos. 

 

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Los grafitis fueron tapados con carteles antifascistas que decían “Fuera nazis”.

 

Ginna Ramos Castillo es abogada y ha trabajado con comunidades afro del Cauca. Lamenta que los grafitis hayan aparecido en espacios tan concurridos de Popayán y señala que es una muestra del desconocimiento que aún existe sobre la historia del departamento.

“La gente pensará que debe ser obra de algún desocupado, pero ese desocupado no entiende los aportes de los afros a la región y al país. No esperemos a que esas frases racistas e ignorantes lleguen a hechos que luego tengamos que lamentar”.

Precisamente para acabar con la ignorancia y el racismo en el país se dio una importante batalla para tener en los colegios y universidades la cátedra afrocolombiana, una clase para repasar la historia y los derechos de las comunidades negras. 

Sobre la cátedra, la abogada Ramos comenta: “22 años después, en la realidad educativa del país son muy pocas instituciones que la están asumiendo, por no decir que casi ninguna. Eso se refleja en el racismo y la discriminación que aún persiste en nuestra sociedad y que tiene manifestaciones muy sutiles como los grafitis de mediados de febrero”.

La respuesta entonces parece ser la movilización. Ante las mismas paredes grafiteadas se manifestaron sindicalistas, estudiantes y líderes sociales de Popayán. Negros de todas las edades protestaron frente a las fachadas, en hora pico, para decir aquí estamos y “de aquí no nos vamos”.

 

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