¿Qué le impide a los niños de este departamento trazar un camino seguro hacia sus escuelas y planear un proyecto de vida?
La Coalición contra la vinculación de niños, niñas y jóvenes al conflicto armado en Colombia (Coalico) lanzó el informe ‘Caminos hacia la escuela en medio de la guerra’; un balance de la situación de las escuelas en medio del conflicto armado en el Cauca que demuestra que, allí, aprender para los niños y niñas se ha convertido en todo un riesgo.
De acuerdo con la Secretaría de Educación del Cauca, entre los años 2012 y 2014, se registraron 92 eventos de ataques a escuelas. La militarización del territorio por parte del Estado y los grupos armados ha convertido las zonas rurales del Cauca en escenarios de guerra. Esa situación ha afectado, mayoritariamente, los modos de vida de los menores de las comunidades indígenas y afrodescendientes.
“El Cauca es una zona del país en la que han confluido varios actores armados; la presencia de las FARC, el ELN y bandas criminales como Los Urabeños han afectado las dinámicas de educación en la zona. Sus acciones sobre la población menor son casi invisibles e imposibles de monitorear; las escuelas como entorno protector se ven totalmente vulneradas y asediadas por estas dinámicas fantasmas de la guerra”, contó Fernando Cobo, líder de la investigación de la Coalico.
¿Qué le impide a los niños trazar una senda segura hacia sus escuelas?¿Por qué los institutos educativos se han convertido en otro objetivo de la guerra? Entre balas perdidas, minas escondidas, amenazas a maestros y destrucción de las aulas de clase, ¿cómo hacer para que las escuelas no dejen de ser lugares de protección?
Bombas que caen sin ningún aviso: destrucción de escuelas y cercanías
“Hace algún tiempo, los maestros del departamento tuvieron que pintar los techos de sus escuelas para que no fueran bombardeadas por el Ejército, en sus expediciones contra la guerrilla. En medio de la selva, esperaban que este fuera un aviso que los iba a mantener a salvo; sin embargo, cerca de cien institutos han sido volados en estas misiones de inteligencia”, señaló Cobo.
La primera barrera que imponen los actores armados al derecho de la educación es física. Según el informe, la presencia de artefactos explosivos cerca de las escuelas y sus vías de acceso son amenazas contra la vida e integridad de los niños y los maestros, que tienen que caminar largos trayectos para llegar. Más del 70 por ciento de la población caucana afectada por minas antipersonal fueron menores de 18 años en 2012, según la investigación.
Según explica el informe, la militarización del territorio, en especial de los institutos, se puede ver como una forma de intimidación. Una estrategia de las dos partes para tomar control de los enfrentamientos es involucrar a la comunidad.
El fantasma del reclutamiento: dinámicas que se esparcen silenciosamente
Según el informe, la instrumentalización y el reclutamiento de los niños se dan por medio de dinámicas casi imperceptibles. La vinculación se esconde tras la vida cotidiana de los menores, pues ya no es necesario ir al monte y empuñar un arma sino que se puede actuar desde la casa o la escuela.
“La vinculación no es una cosa solo de la guerrilla y las Bacrim, el Ejército también involucra a los niños en sus dinámicas a través de actividades civiles relacionadas con el enfrentamiento; promociones de labores militares y actividades de integración, en las que se les vende un estilo de vida, en las escuelas o a través de actividades planeadas desde los institutos“, anotó Cobo. En Toribio, el 15 de diciembre de 2012, ocurrió una situación de este tipo en la que participó la Fuerza de Tarea Apolo, anotó el experto.
La Coalico advierte que hay un consentimiento por parte de las familias frente a la vinculación y la instrumentalización de los menores de edad; a la vez, señala que los centros educativos están siendo utilizados por milicianos para poner a los niños de su lado. Según el informe, el proceder se basa en la manipulación material en los dos casos, el de la guerrilla y las Fuerzas Armadas.
¡Sin maestros no hay escuela!: constantes amenazas al centro de la educación
De acuerdo con el Observatorio de Derechos Humanos de la Presidencia, entre 2003 y 2011, en el Cauca asesinaron a 19 docentes. En junio de 2014, 18 maestros fueron amenazados y debieron ser reubicados en el departamento, según la Secretaría de Educación del Cauca. Según el informe de la Coalico, muchas veces los docentes son los encargados de defender a los niños de los actores armados e incluso del reclutamiento.
“Aquí vale la pena preguntarse, ¿qué caminos pueden tomar los maestros para lograr este propósito? Ellos son sujetos activos de la comunidad que muchas veces se encuentran solos en este proceso; son amenazados, obligados a desplazarse y, en muchos casos, asesinados por actuar en contra de lo que quieren los actores armados”, explicó Cobo.
El informe presenta varios casos de amenazas y atentados contra los maestros del Cauca. Entre ellos, cuenta el del profesor José Félix Orejuela, de la cabecera del corregimiento de Noanamito, en López de Micay, que fue torturado y asesinado en 2010 por defender a uno de sus alumnos que estaba siendo reclutado por una célula guerrillera de la zona.
“Los maestros asesinados, los campos minados alrededor de los institutos y la presencia silenciosa de los actores armados están acabando con la esencia de los establecimiento educativos. Si queremos paz debemos entender que las escuelas son escudos contra la guerra, donde se debe forjar el conocimiento y no el miedo y la violencia”, reflexionó Cobo.