Hace pocos días se llevó a cabo un concierto inédito en Leticia, capital del Amazonas. Manu Chao, Rubén Albarrán de Café Tacuba, Roco Pachukote de La Maldita Vecindad, entre otros, cantaron y leyeron un manifiesto para defender a las víctimas de la guerra... incluida la selva.
De la mano de la banda Doctor Krápula, saltó al escenario en Leticia el Colectivo Jaguar. Un grupo conformado por activistas, artistas y, en general, todo aquél que quiera sumarse a una causa común: luchar por la preservación del Amazonas. Un colectivo incluyente, como bien lo gritó desde el escenario Mario Muñoz: “Todos somos el Colectivo Jaguar”.
El concierto del pasado 7 de marzo contó también con la participación de Manu Chao, Rubén Albarrán de Café Tacuba y Roco Pachukote de La Maldita Vecindad, entre otros. Fue un homenaje a la selva. El propósito con el disco del colectivo, Ama-Zonas, es claro: que se reconozcan los derechos de la naturaleza.
Además de la música por la selva, durante el encuentro se presentaron dos manifiestos, uno firmado por el Colectivo Jaguar, la Fundación Terra Nova y por las Autoridades Indígenas del Trapecio Amazónico Colombiano y, el otro, por los pueblos Tikunas, Cocamas y Yaguas. Ambos llamaron a la defensa de la biodiversidad amazónica.
Durante el concierto hablaron de realidades concretas, de luchar y respetar la naturaleza, del impulso al reconocimiento de los derechos por la protección del medio ambiente, de resaltar valores de solidaridad en contraposición al individualismo.
Resaltaron, además, una latente preocupación por las actividades de compañías multinacionales que tienen un impacto directo sobre los ecosistemas, en especial, en aquellas poblaciones indígenas y campesinas que dependen de los bosques, los animales y el agua del Amazonas.
El manifiesto del Colectivo Jaguar denuncia la deforestación y tala de bosques, el comercio y utilización ilícita de plantas y animales. También rechaza todas las formas de violencia, especialmente contra menores, jóvenes y mujeres, y la falta de programas de salud y de alternativas de estudio y trabajo.
Por su parte, los pueblos indígenas, a través de los espíritus de la anaconda, el jaguar, el yagé, la ceiba y la yuca dulce, invitaron a repensar el Amazonas como espacio de vida y armonización del planeta tierra. Pidieron el reconociendo de los pueblos amazónicos como verdaderos guardianes de la conservación y exigieron que se valore la importancia del conocimiento ancestral de los pueblos indígenas en el manejo, la preservación y la sustentabilidad de los ecosistemas.
“Los colombianos perdimos la sensibilidad frente a la violencia” dijo Mario Muñoz, de Doctor Krápula, a PACIFISTA. “La gente no quiere ver la guerra. El sólo hecho de empezar a hablar de que hay que negociar la paz ya, da a entender que hay un conflicto, hay que intensificar la idea de que el diálogo es el camino, siempre va a ser más efectivo dialogar que seguir atacando y tratando de acabar el conflicto con más conflicto”.
El concierto, además de ofrecer música, fue un escenario para transmitir un mensaje claro: la naturaleza también tiene derechos. El amazonas no se vende.