EDITORIAL | Uribe, no más: deje de legitimar la muerte | ¡PACIFISTA!
EDITORIAL | Uribe, no más: deje de legitimar la muerte Ilustración: Juan Ruiz
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EDITORIAL | Uribe, no más: deje de legitimar la muerte

Staff ¡Pacifista! - abril 8, 2019

¡Pacifista! condena de manera rotunda el mensaje en el que el senador sugiere que las masacres pueden existir cuando haya protesta social.

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El día 7 de abril Álvaro Uribe trinó el siguiente mensaje:

“Si la autoridad, serena, firme y con criterio social implica una masacre es porque del otro lado hay violencia y terror más que protesta”.

¡Pacifista! condena este mensaje de manera rotunda e invita a otros medios y a la opinión pública en general a hacer una reflexión crítica de los mensajes que difunde el senador Uribe desde su cuenta. No se pueden pasar por alto este tipo de afirmaciones. Porque no se trata este de un mensaje ‘desafortunado’, no se trata de falta de contexto o de un error de lectura. Se trata de un discurso que abre una caja de Pandora y la posibilidad de que, en el futuro, se justifiquen ciertas formas de la muerte con la complicidad del Estado. Es una bala que busca un blanco.

Los colombianos hemos acostumbrado el oído a ciertas palabras. La palabra masacre es una palabra sensible en el diccionario nuestro. Y no se puede usar a la ligera. Pero Uribe lanza la palabra de manera irresponsable sin que le importen las posibles consecuencias. Porque si trinó desconociendo el alcance que pudiera tener una frase como esas, es grave y muestra una falta de tacto y previsión. Pero si lo hizo de manera consciente es más grave aún porque evidencia el cinismo que se esconde en el corazón y en la mente del jefe natural del partido de gobierno.

Uribe es un gurú que lleva a sus fieles seguidores como en una meditación guiada hacia la inconsciencia. Es como si dijera: escuchen mi voz y sigan todas mis instrucciones. Aunque esas instrucciones sean confusas, vagas o mentirosas. Porque lo importante es que sigan su voz y la atiendan. Lo importante es la palabra de Uribe, sea cual sea. Palabra de Uribe, palabra de Dios.

El lenguaje es muy poderoso y hay que saberlo cuidar. ¿Qué va a pasar por la cabeza de una persona cuando lea un trino como este?

El senador es hábil cuando usa el lenguaje. Sabe que las palabras son necesarias a la hora de posicionar una idea. Sin lenguaje no hay discurso y sin lenguaje no hay manera de verter su ideario en las creencias y en los hábitos de una sociedad que se vale de pasiones (no de razones) para orientarse.

Y eso fue lo que hizo puntualmente Uribe el fin de semana y lo que hace constantemente desde que empezó su carrera política: instalar ideas en el sentido común de los colombianos.

Es muy diciente que el mensaje lo difundiera a través de Twitter.

Porque Uribe es hábil para Twitter. Y no porque escriba bien, use el español con destreza o ponga signos de puntuación donde corresponde, sino porque logra posicionar los temas que le interesan a través de sus trinos (muchas veces confusos). Uribe impone tendencias en el debate nacional, que es otra forma de decir que es uno de los personajes que pone agenda en el país. Una agenda con ciertos temas que obedecen a ciertos intereses y a cierta forma de entender el mundo: la forma de mundo que necesita de un enemigo (interno o externo) para hacerse fuerte, que privilegia el “Estado de opinión” sobre el Estado de derecho y la que defiende el orden y la autoridad por encima de los valores democráticos.

A Uribe, Twitter le funciona como un altoparlante que le sirve para difundir mensajes, para posicionar ideas. Es muy distinto decir que la autoridad implica masacres desde una cuenta de una red social, escondido detrás de una pantalla, que hacerlo en un espacio público, o en un evento institucional. Es distinto decir que la autoridad implica masacres desde una red social que hacerlo desde la plenaria del Senado.

El medio es el mensaje. Twitter es un lugar en el que se usa la palabra escrita, en el que se escribe con mensajes cortos. Una red que busca posicionar tendencias. Una red veloz que permite un lenguaje más coloquial, que usa frases breves y que no exige aclaratorias. Twitter es funcional para quien espera la difusión masiva de un mensaje y al mismo tiempo la legitimación en el lenguaje.

Twitter le permite a Uribe instalar la idea de las masacres como algo natural en la realidad de los colombianos.

No importa si al rato publica trinos y videos explicando la frase. (A este momento, no ha pedido perdón, ni ha retirado el trino de su cuenta). El daño ya está hecho: en el sentido común ha quedado instalada la idea de que la autoridad implica masacres. La idea de que es normal que haya masacres cuando al otro lado hay “violencia y terror”. La idea de que la protesta social –y los indígenas en particular– son violentos y terroristas).

No importa tampoco que esas ideas sean verdaderas, falsas, debatibles o aceptadas: el punto es poner en circulación la idea. Hacer real la posibilidad de que, en el caso de que haya protesta social, se pueda justificar una masacre. Que si alguien pierde la vida es porque se lo buscó: un ‘buen muerto’.

Hay que preguntarse también por los seguidores del expresidente. Por aquellos que leen un trino como estos y piensan que tiene razón y deciden retuitiarlo. Hay que preguntarse por la complicidad de quienes amplifican el mensaje. Hay que preguntarse por los seguidores de un líder político que lo ven más como una figura religiosa que como senador de la República. Por quienes lo ven y escuchan todo lo que dice sin sentido crítico. Para ellos, Uribe no se equivoca nunca y a Uribe nadie lo puede contrariar.

Quien se atreva a hacerlo, quien se atreva a llamarle la atención sobre algo equivocado, será tildado de canalla, de guerrillero o terrorista. Será un infiel a los ojos del uribismo. Será un ‘extraditable’ o será un ‘violador de niños’. Y así, como quien tacha una hoja, Uribe va repartiendo condenas al infierno, coreado por su fanaticada.

Ahora, un día después de lanzar la frase está en gira de medios. Lo entrevistan en La W, lo entrevistan en Blu Radio, en La FM y RCN Radio. Le hemos dado la palabra. Tiene el micrófono abierto para hablar de los temas que considera claves. La estrategia ha servido y ahora el país está pendiente de lo que diga Uribe, en Twitter se vuelven tendencia temas relacionados a él y en los medios se escriben editoriales al respecto.

En entrevista con La FM, Uribe dijo que: “hay otros que se mantienen enrabiados y dispuestos a glosar cualquier cosa que yo diga”. Pero no, se equivoca y miente. Lo que Uribe trinó el fin de semana no es “cualquier cosa”: es la legitimación –por parte de una figura pública, de alguien que fue jefe de Estado y que actualmente es senado– de la muerte. Una vez más, la legitimación de ciertas formas de la muerte.

Y no podemos permitir que en el debate nacional pasen de largo intervenciones como estas. Declaraciones que son un llamado al odio y (ahí sí) a la violencia y al terror.

No, senador Uribe, este país no aguanta más muertos:

Ni la autoridad, ni serena ni firme, ni con criterio social o sin él, implicarán nunca una masacre, ni nada que se le parezca. No podemos, jamás, tener la potestad de decidir sobre la vida de nadie. La muerte no está legitimada. En ningún caso y bajo ninguna circunstancia. Tampoco las masacres. Con protesta social o sin ella.

No seamos, por favor, cómplices de la muerte. No le sigamos el juego a Uribe.