Las deudas de la alcaldía de Claudia López con las personas trans en Bogotá | ¡PACIFISTA!
Las deudas de la alcaldía de Claudia López con las personas trans en Bogotá Collage: AmoeArt
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Las deudas de la alcaldía de Claudia López con las personas trans en Bogotá

Laura A. Torres Martínez - julio 16, 2021

Tras más de un año de gobierno, son muchos los reclamos y dudas que la población trans tiene frente a la actual administración distrital. En un país en el que la transfobia mata y en el que la expectativa de vida para personas trans es de 27 años, es más que necesario que se tomen medidas integrales para garantizar sus derechos.

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Más de un año después de la muerte de Alejandra Monocuco, mujer trans y trabajadora sexual, su caso sigue en la impunidad. Hablamos con dos activistas trans sobre esta realidad, que no es un hecho aislado sino que responde a violencias sistémicas que vive esta población en Bogotá y el resto de Colombia.

En marzo pasado, Claudia López, la primera mujer lesbiana alcaldesa de Bogotá, hizo la rendición de cuentas de su primer año de gobierno. Entre otras cosas, habló de la estrategia ‘Bogotá Cuidadora’, las ayudas monetarias que llegaron a más de 800.000 hogares en la ciudad en medio de la pandemia y del programa de Matrícula Cero para garantizar gratuidad a jóvenes en la Universidad Distrital.

Hasta ahí todo suena bien, pero no por nada mencionamos desde el principio de este artículo que López es una mujer lesbiana. Este hecho llenó de expectativas a un grupo de la población que creía que, con ella a la cabeza de la capital de Colombia, habría mejores condiciones de vida para las personas LGBTI. Poco a poco, según sostienen estos sectores, esa esperanza se desvaneció.

Ese es el caso de la Red Comunitaria Trans, que lleva años trabajando en Bogotá por la defensa de los derechos de las mujeres trans. Precisamente, a propósito de esa rendición de cuentas, escribieron un tuit dirigido a ella exgiéndole, entre otras cosas, justicia y reparación para Alejandra Monocuco.

https://twitter.com/redcomunitariat/status/1372581446330761225

El 29 de mayo del 2020, la línea de atención a urgencias 123 recibió una llamada. Alejandra requería ayuda urgente porque se sentía ahogada, en plena pandemia de covid-19. Cuarenta minutos después de que los paramédicos llegaron y se negaron a atenderla, de acuerdo con sus compañeras, por ser una mujer trans, trabajadora sexual y VIH positivo, esta mujer empobrecida, racializada y víctima del conflicto armado murió. Tenía 39 años. “La mató la transfobia y el silencio de este gobierno mentiroso”, denunció la Red.

Hace cuatro meses, las compañeras y amigas de Alejandra recibieron una respuesta de la Fiscalía General de la Nación. Una que sigue sumando razones para hablar de impunidad y falta de justicia para las personas trans: se archivó la investigación al considerar que su muerte no implicó la comisión de algún delito.

“La Fiscalía nos dice que ya hizo una investigación y que Alejandra se dejó morir, porque al tener VIH no había ido a recibir su tratamiento. Que se murió porque quiso. Esto reafirma la discriminación y la violencia: aún muerta, sigue siendo violentada y discriminada porque no hay justicia”, sostuvo Yoko Ruíz, mujer trans y Directora ejecutiva de la Red Comunitaria Trans. Durante años acompañó a Alejandra en la defensa de sus derechos y en el proceso para que pudiera ser reconocida víctima del conflicto armado.

El caso de Alejandra llegó a los medios masivos y alternativos, pero “hay muchas ‘Alejandras’ que están en el Santa Fe”, recordó.

Hay razones para hablar de sistematicidad

En eso coincide Tomás Ánzola, director de incidencia política del Grupo de Acción y Apoyo a Personas con Experiencia de Vida Trans (Fundación GAAT), al hablar con PACIFISTA! sobre esta y otras situaciones que viven, día a día, las personas trans en Colombia. Insiste en que este no es un hecho aislado, sino que hay una serie de acciones sistemáticas que han perpetuado estas violencias y por tanto un suceso así puede volver a ocurrir en cualquier momento.

Como dice el sumario de este artículo, la expectativa de vida de las personas trans en Colombia es de apenas 27 años, según la Fundación GAAT. Es una edad que está muy por debajo de la que ha documentado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, cuyos cálculos dicen que el promedio de edad de este grupo de la población en América Latina es de 35 años. Hay razones para ver esta violencia con particular atención.

El pasado 6 de julio otra mujer trans fue asesinada en Colombia. Sucedió en Rionegro, Antioquia. Se llamaba Tatiana. Es la más reciente víctima de una dolorosa lista que hoy convierte a Colombia en uno de los cinco países más letales para personas trans en Latinoamérica. De acuerdo con la Red Comunitaria Trans, en lo que va del año 19 mujeres trans han sido asesinadas. En el mismo periodo, el Observatorio PREDIVA de la Fundación GAAT ha registrado el asesinato de 24 personas con experiencia de vida trans.

“No se trata solamente de contabilizarlas porque cada una nos duele. (…) Es que, después de estos asesinatos una se pregunta: ¿cuánto tiempo me queda? ¿cómo puedo cambiar esto?”, le dijo a PACIFISTA! Ruíz, a propósito de los transfeminicidios que se han registrado en el país.

Al hambre se responde con bolillo: otros reclamos para la Alcaldía de Bogotá

La crisis desembocada por la pandemia de covid-19 ha sido más fuerte para mujeres y personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas, según han documentado organizaciones como ONU Mujeres y colectivas feministas de Colombia y la región. Ha sido aún peor para la población trans, de acuerdo con las plataformas que defienden sus derechos.

En este contexto, una medida que quebró aún más la confianza que sectores LGBTI y feministas pusieron frente a esta nueva administración fue la del pico y género implementada el año pasado por la Alcaldía, en medio del aislamiento preventivo.

Si bien el decreto 106 de 2020 -que reguló esta medida- estableció que las personas trans podrían salir de sus casas el día que les correspondiera de acuerdo con su identidad de género, en la práctica no sucedió así. De la noche a la mañana la ciudad se llenó de ‘policías de género’, sostuvo Ánzola, de la Fundación GAAT, que tenían la potestad de decidir quiénes podían o no ingresar a un lugar.

“Claudia, al ser una persona de los sectores sociales LGBTI, generó unas expectativas muy altas sobre garantías y políticas públicas que materializaran de manera más contundente y eficaz nuestros derechos. Sin embargo, esta expectativa fue deslumbrándose por una serie de inconvenientes. Puntualmente, uno de los hechos más controversiales fue la medida de pico y género”, respondió él a la pregunta sobre cuál es el balance de la Fundación GAAT de la actual administración distrital. Para Ánzola, una persona con experiencia de vida transmasculina, esta sí fue una medida transfóbica que atentó directamente contra los derechos humanos de las personas trans.

Además, recordó que previo a la elección de López a la Alcaldía, varias articulaciones, colectivos, coaliciones y organizaciones trans en Bogotá hicieron una estrategia de incidencia que se llamó ‘Estrategia Trans’, que permitió que en el programa de gobierno de la administración se incluyeran acciones claras para las personas trans en la ciudad. Con mayor razón rechazaron una acción de este tipo.

Con el antecedente del pico y género, el día de rendición de cuentas de Claudia López la Red Comunitaria le hizo otras preguntas y denuncias públicas a la alcaldesa. Entre esas, que no hay un censo poblacional trans en Bogotá, indispensable para poder tomar medidas integrales frente al covid e incluir a las trabajadoras sexuales trans en los planes de contingencia de esta crisis. “Al hambre están respondiendo con bolillo”, escribieron.

En Bogotá, según la Encuesta Multipropósito del 2017, citada en el informe ‘TRANSIDENTIFIQUÉMONOS’ de la Fundación GAAT, hay 52.704 personas que se reconocen LGBTI. De esta cifra, 3.392 se autoreconocen trans. El subregistro es alto, según GAAT y la Red Comunitaria Trans, lo que además es grave porque “si no se nombran explícitamente personas trans y por identidades transfemeninas y transmasculinas, la respuesta del Estado va a ser muy difícil”, argumentó Ánzola.

“Aún teniendo una Política Pública LGBTI de más de 10 años, que es referente nacional e internacional, muchas de las instituciones no tenían una caracterización óptima a la hora de identificar a personas trans”, agregó frente a cómo esto dificultó la entrega de bonos solidarios y ayudas humanitarias en medio de la crisis.

Una respuesta comunitaria a la ineptitud estatal

Pero al olvido y discriminación de la sociedad y las instituciones, las personas trans han respondido fortaleciendo procesos comunitarios, explicó él. También, generando redes de afecto, apoyo y alianzas para dar solución a lo que el Estado no ha sido capaz de responder.

Durante los primeros meses de la pandemia, la Red Comunitaria Trans estuvo de barrio en barrio haciendo un censo y entregando mercados y plata a personas trans. Gracias al apoyo de aliados y donantes, reunieron dinero para lo que llamaron ‘Fondo de emergencia para trabajadoras sexuales’.

“Nosotras mismas tuvimos que buscar a las personas y priorizarlas. Muchas veces el prejuicio lleva a pensar que las personas trans solo vivimos en Santa Fe”, explicó Ruíz. Por eso su meta fue salir del barrio y llegar a otros rincones de Bogotá. Así, lograron ayudar a alrededor de 5.000 personas en toda la ciudad.

Por su parte, hasta junio del año pasado, el Distrito había entregado 360 mercados a población LGBTI, bajo el sistema de Bogotá Solidaria en Casa. También se dieron 86 bonos por $140.000 a mujeres lesbianas, hombres gays, bisexuales y trans y se brindó acompañamiento psicosocial a 153 personas trans. El año pasado, durante la cuarentena, la Secretaría de la Mujer entregó ayudas alimentarias a 1.678 trabajadoras sexuales trans. Y en abril de este año, la Secretaría de Integración Social entregó 300 kits de ayuda a personas trans en el barrio Santa Fe.

Para tener datos más actualizados, PACIFISTA! se comunicó varias veces con la Subdirección para asuntos LGBTI de la Secretaría de Integración Social. Hasta el cierre de este artículo, no hemos recibido respuesta a preguntas como: ¿cómo se está incluyendo a las trabajadoras sexuales trans en el plan de contingencia frente al covid-19 y en Bogotá Solidaria?; ¿el Distrito y la Secretaría cuentan con un censo sobre la población trans en Bogotá? Si es el caso, ¿cuántas personas trans hay en la ciudad?; ¿Desde la llegada de la pandemia de covid-19 a Colombia a la fecha, cuántas asistencias alimentarias y transferencias monetarias se han entregado a población LGBTI y en concreto, a trans en Bogotá?

¿Una Bogotá cuidadora para las personas trans?

Otra de las preguntas que la Red Comunitaria Trans le hizo a la Alcaldía fue sobre la inclusión de personas trans en el Sistema Distrital de Cuidados. Esta ha sido una propuesta referente de esta administración, no solo para Colombia sino para la región, para reconocer, redistribuir y reducir el trabajo de cuidado en la ciudad. “¿De qué forma se tiene pensado reconocer y redistribuir las cargas de cuidados de las personas trans?”, fue algo de lo que le plantearon a Claudia López.

Al respecto, la Secretaría de la Mujer, que es la que está a cargo de este programa, le dijo a PACIFISTA! que como parte de la investigación para caracterizar a las mujeres cuidadoras en Bogotá se hizo, entre otros, un grupo focal con mujeres trans.

“En este espacio se identificó que sus dinámicas de cuidado están asociadas a actividades comunitarias de bienestar, frente a la exclusión que experimentan en sus núcleos familiares por su identidad de género. Desde sus narrativas se identificó la escasez de tiempo para dedicarse a ellas mismas o tener espacios para el ocio; por lo general, sus actividades están asociadas al apoyo hacia otras mujeres trans y trabajos de cuidado indirecto”, nos dijeron.

El Sistema Distrital de Cuidado comprende la construcción de Manzanas del Cuidado, que son espacios que prestan servicios de cuidado para que las personas a cargo de este trabajo puedan tener más tiempo para otras actividades.

Hasta el momento hay cinco: en Usme, Bosa, Ciudad Bolívar, San Cristóbal y Mártires. Esta última fue inaugurada en junio de este año. En su lanzamiento, López afirmó: “en esta localidad es en donde más desafíos tenemos, no solo por la pobreza, sino también por las condiciones de discriminación y exclusión que padecen las mujeres”. Esta cuenta con un punto para atender asuntos de seguridad y derechos humanos y otro de salud, con servicios de enfermería, asesorías y tamizaje para pruebas de VIH.

Se trata, entonces, de una de las Manzanas que desde hacía meses las personas trans estaban pidiéndole a la Alcaldía de Bogotá. El reto ahora es garantizar que las personas cuidadoras -pero en especial mujeres-, trabajadoras sexuales, activistas y defensoras de derechos puedan acceder a los servicios que brinda la Alcaldía en este espacio. Y que sea uno que sí atienda a las particularidades y necesidades de las personas trans en la ciudad.

Con todos los antecedentes, mejor ver para creer

Cada año hay cuatro Consejos Consultivos LGBTI al que asiste la alcaldesa de Bogotá y distintos funcionarios de la actual administración. También hay representantes de sectores LGBTI; Tomás Ánzola es el de las personas trans, en reemplazo de Laura Weinstein, directora ejecutiva de la Fundación GAAT, quien falleció en enero de este 2021.

“Nos sorprendió gratamente que la alcaldesa rompió la dinámica de que las personas consejeras llegamos con preguntas, la institución se defiende y nos vemos así cuatro veces al año. Rompiendo ese esquema, lo que ella propuso fue mirar en qué acciones contundentes se podía comprometer el distrito”, le contó Ánzola a PACIFISTA! sobre cómo fue el primer Consejo, que tuvo lugar el pasado 8 de abril y que trató temas sobre seguridad y feminicidios.

En el espacio, Claudia López se comprometió, por mencionar algunos puntos, a avanzar en procesos de cedulación para personas trans, el cupo laboral trans y el cupo educativo trans. También, en hacer lo posible para que el documento de acciones afirmativas para personas trans, que se presentó hace unos meses ante el Concejo de Bogotá, pueda aprobarse como acuerdo distrital.

Después de este Consejo, ¿podría decirse que desde la Alcaldía hay intenciones de rectificar todo lo que pasó el año pasado? Para Ánzola sí, “pero también puede ser parcial”, aclaró. “Son afirmaciones y compromisos verbales a nivel público, que tienen connotaciones positivas, sin embargo, habría que revisar. Siempre han existido promesas políticas sobre los sectores LGBTI. Habrá que ver y esperar que, efectivamente, estos compromisos se cumplan. Esto cambiaría la percepción y el panorama sobre el reconocimiento de derechos de personas LGBTI en Bogotá”, agregó.

Tras más de un año de la administración de Claudia López, son muchas las dudas y reparos que la población trans tiene frente a su gestión. Por ahora y como han hecho desde siempre, los colectivos y organizaciones que defienden los derechos de estos sectores seguirán resistiendo a la transfobia y otras violencias que enfrentan cada día. Situaciones que, ciertamente, se han agravado en el contexto de pandemia.

Una ñapa:

Este 16 de julio se lleva a cabo la sexta versión de #YoMarchoTrans. La cita empieza a las 2:00 p.m. en el barrio Santa Fe en Bogotá (calle 21 con Av. Caracas) y en otras ciudades del país.

La Red Comunitaria Trans sigue recolectando recursos para poder cumplir su sueño de tener la primera Casa Trans en Colombia. Si quieren donar, pásense por acá.

Y la Fundación GAAT continúa investigando y publicando informes sobre la realidad de las personas con experiencias de vida trans en Colombia. Acá pueden leerles y enterarse de todo su trabajo.

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Si llegaron a este punto, tal vez quieran leer nuestro especial de cuatro relatos de sobrevivientes LGBTI en el conflicto armado:

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También, sobre otro espacio profundamente violento con las personas trans: el sistema de salud 

El sistema de salud colombiano sigue tratando a las personas trans como enfermos mentales

 

Por cierto, a Laura, autora de este texto, pueden encontrarla acá. Si tienen algo que contarle pueden buscarla allá o en su correo: laura.torres@pacifista.co