Edilberto Cantillo, dirigente campesino y testigo en procesos de restitución, murió tras recibir varios disparos en El Copey.
Era sábado, 4 de febrero. A las 6 de la tarde, dos hombres se acercaron a Edilberto Cantillo —un campesino de 55 años, que nació en Fundación pero vivía en la vereda Entre Ríos del municipio El Copey, en el Cesar— y sin mediar palabra le dispararon en varias ocasiones. Minutos después, en las narices de todos los habitantes del pueblo, murió.
Cantillo es el decimoctavo líder asesinado en el país desde que comenzó el proceso de implementación (el primero de diciembre con la puesta en marcha de la dejación de armas por parte de las Farc – día D), y el tercero que matan en el cesar desde que empezó el 2017.
Según las autoridades de la zona, este líder no estaba registrado como reclamante de tierras. Sin embargo, “las organizaciones sociales informaron que Cantillo era dignatario de la Asociación Veredal de Víctimas de El Copey (ASVERVIC), organización que hace parte de la Asamblea Campesina del Cesar por la Restitución de tierras y el Buen Vivir. Esta última organización está focalizada en informe de riesgo del 28 de noviembre de 2016”, de acuerdo con un artículo publicado por el periódico El Pilón.
Marcha Patriótica, organización a la que está adscrita la Junta de Acción Comunal a la que pertenecía Cantillo, reiteró su preocupación por el asesinato de sus dirigentes y le exigió, a través de una declaración publicada en su página web, que el Estado “cese la persecución a líderes sociales y que se garantice la protección y libre ejercicio del derecho a la organización. Han sido las Juntas de Acción Comunal las que históricamente han velado por el bienestar de las comunidades víctimas del abandono estatal”.