La bicicleta de la paz llegó hace un año y ya está rodando por las regiones del país afectadas por el conflicto.
Por: Natalia Otero Herrera
Fotos: cortesía de César Salamanca
Las narrativas sobre la paz están cambiando en Colombia.
Hoy en día, una nueva generación de activistas de todo tipo está pensando en cómo sacarla a la calle, “grafitiarla” en las paredes de las ciudades, tejerla en la ropa, meterla hasta en el Chocoramo.
Se trata de hacerla cotidiana. De ponerla en boca de todos.
Una noche de 2013, un administrador de empresas llamado César Salamanca soñó con la bicicleta de la paz. Pensó en una bici que, al subirse en ella, sus usuarios sintieran la disposición de aportar en el camino a la construcción de esta esperanza en Colombia. La idea estaba clara en su cabeza pero faltaba materializarla. Entonces se rebuscó los recursos, se consiguió el diseño, la fabricó, la rodó por las ciudades y la llevó hasta las regiones.
Charlamos con él sobre su PAZicleta.
¿Qué es PAZicleta?
Las bicicletas no tienen reversa. Un proceso de paz en un país como Colombia tampoco debería tenerla. Pero no me refiero al proceso allá en Cuba, ese no es el único que cambia la realidad del país. La realidad la cambian los líderes que están acá en el territorio, que sacan la paz a la calle. La PAZicleta es, entonces, una herramienta pedagógica para visibilizar a líderes que generan nuevas narrativas de paz. La PAZicleta no produce los cambios positivos porque es un aparato muerto, el que los hace es el que la monta, el que la saca a la calle, el que puede hacerla real: el PAZiclista. Nosotros no vendemos bicicletas sino que difundimos un sueño a través de ellas.
¿Cómo nace ese sueño?
Una noche de junio de 2013 me soñé con una bicicleta y escuché la voz de Dios, que me decía que iba a ser la bicicleta de la paz: la PAZicleta.
Entonces elaboré unas encuestas con tres preguntas. La primera: ¿Se acuerda cuándo aprendió a montar bicicleta? El 98% de los encuestados respondieron que sí con una sonrisa inmediata, y de ese grupo, el 95% empezaban a contar la historia; la segunda: ¿Se cayó? Todos se habían caído; y la tercera: ¿Se levantó? Y todos se habían levantado y vuelto a montar.
Entendí entonces que ese 98% de colombianos ya tienen una historia de superación personal que compartir con los demás. Como nuestro país lleva caído tanto tiempo ya es hora de que se pare, como todos los que nos caímos cuando aprendimos a montar bicicleta. Colombia necesita volverse a montar y echar pa’lante.
Ya tenía toda la estructura narrativa para construir líderes con las personas que montaran en esa bicicleta, entonces empecé a trabajar con el concepto de los PAZiclistas: el que se monte en una PAZicleta se convierte en un líder de paz.
¿Qué significa ser un PAZiclista?
Significa tener la disposición de ser un líder coherente de paz, de impactar positivamente la vida de otros montado sobre una PAZicleta.
¿Cómo se ve una PAZicleta?
Mira, vamos de atrás para adelante:
-El aro de la rueda de atrás es rojo. Representa toda la violencia y la muerte que ha habido en nuestro país y que no podemos negar porque sin ella no estaríamos hablando de un proceso de paz.
– Las llantas son blancas. Toda esa muerte y violencia está rodeada de blanco, de perdón y reconciliación.
– El aro de adelante es blanco. Esta parte es la esperanza de terminar el conflicto. Es hacia donde queremos ir: nuestro rumbo.
– El manubrio es negro. A veces los PAZiclistas, los líderes de paz, tenemos reacciones que no son tan pacíficas pero que no deben dañar el rumbo de la paz. Si el manubrio fuera blanco dañaría la bicicleta, pues se vería feo, entonces pusimos el manubrio negro para que el mugre no afectara a la PAZicleta. Así como las acciones poco pacíficas de un líder de paz que no deben afectar el rumbo hacia ella.
– En ese mismo sentido los pedales son negros también.
¿Y cuánto cuesta?
La PAZicleta con amortiguador y cambios cuesta $638.000. La versión urbana, $330.000. Y la de niños está desde $230.000, dependiendo del tamaño.
¿Cómo rodó este cuento de la PAZicleta?
Este proyecto empezó sin un centavo en el bolsillo pero siempre encontré personas que compartieron el sueño. Un amigo tiene una empresa que diseña páginas web, me dijo que estaba dispuesto a diseñar la PAZicleta sin cobrarme. El hombre empezó a echar trazos y una vez en una reunión de jóvenes para la paz, una niña se levantó y dijo: “Yo tengo una fábrica de bicicletas y si me traen un diseño único, se las hago”. Entre junio y agosto de 2013 arrancó el diálogo entre la fabricante y el diseñador. El trato era construir varias, entonces empezamos a hacer unos talleres que se llamaban Construcción Colectiva de Sueños de Paz para que las personas se unieran y aportaran ideas. Así se construyó el proyecto PAZicleta.
En noviembre de 2013, Francisco Manrique, un empresario que creó Innovación al Servicio de Paz (una iniciativa para que los empresarios aporten ideas para proyectos de paz), supo del proyecto e invirtió en él. Empezamos a hacer los #PAZeos, que eran eventos mensuales en los que movilizábamos a PAZiclistas a Subachoque, a rodar por la ciudad en la noche, a los alrededores de Bogotá, para que la gente empezara a pedalear con nosotros. Luego nos extendimos a las zonas de conflicto para darles PAZicletas a los niños en el campo. Cada PAZicleta se entrega con un hashtag y un nombre único de usuario, esto para que cada niño de escuela rural pueda contarnos sus historias y estar siempre participando en la conversación.
¿Y en qué están ahora?
Este año nos contrataron para operar un proyecto de la Agencia Colombiana para la Reintegración, Fundación Bavaria y Fundación Telefónica, que se llama Pedaleando Sueños, y con esta campaña logramos recaudar 500 bicicletas que estamos repartiendo en Putumayo, Boyacá, Arauca y Guaviare.
En el proyecto, la ACR identifica a las comunidades en las que existen niños que caminan más de una o dos horas para llegar a las escuelas, incluso hijos de reinsertados, para brindarles una bicicleta. Las empresas involucradas pusieron a su gente a comprar bicicletas o a donar las viejas, y nosotros las convertíamos en PAZicletas, renovándolas todas para que se fueran con el mensaje de la paz.
¿Qué viene para PAZicleta?
Lo que vamos a plantear para el 2015 es que por las compras de las PAZicletas, una parte de ese dinero se vaya a un fondo para ayudar a los niños en las zonas de conflicto para que vayan al colegio.
Nosotros soñamos con alcanzar 50 mil PAZiclistas en todos los departamentos del país, con niños yendo a las escuelas como líderes de paz en su PAZicleta y campesinos transportando sus huevos, sus telas o yendo a su trabajo. Queremos llegar a formar la comunidad de líderes andando en bicicleta más grande del planeta, que rueden por este país que nuestros deportistas han convertido como el país de la cicla.
A principios de 2015 queremos llevar una PAZicleta partida por la mitad a Cuba y entregarle una mitad al gobierno y otra a las FARC, para que el día que firmen el acuerdo, la unan. Esa PAZicleta se podría quedar en Cuba como el recuerdo de que ahí Colombia fue a charlar de paz.
Móntese en la PAZcicleta aquí.
Natalia también habla de paz en Twitter.