OPINIÓN | La consulta popular del fin de semana es el mejor ejemplo de paz, dice uno de los líderes de la campaña ganadora.
Por: Anthony Rondón Camacho*
Como un río que navega pacientemente para llegar al mar, así fue la masiva movilización de ciudadanos para participar de la consulta popular que definió el rumbo ambiental, ecosistémico y productivo del municipio de Cajamarca, Tolima. 6.165 habitantes manifestaron su decisión de que en Cajamarca NO se desarrollen actividades mineras; una muestra no solo del arraigo y la pertinencia de los pobladores de este municipio del occidente del Tolima, sino una ratificación de que las consultas populares son herramientas que permiten la resolución de los conflictos ambientales que se dan en el territorio nacional, producto de megaproyectos mineros, petroleros e hidroeléctricos que van en contravía de las dinámicas territoriales de los municipios.
Celebramos la victoria de múltiples expresiones del Tolima y el país, que sostenían que la amplia biodiversidad y la riqueza hídrica de Cajamarca no podían acabarse producto de la avaricia de unos pocos. La consulta popular convocada y amparada por el pueblo cajamarcuno logra redefinir que este municipio es una despensa de alimentos producto de los fértiles suelos incrustados en sus verdes montañas, en la que nacen imponentes ríos que alimentan el valle. Cajamarca le dio una lección de coherencia a Colombia y el mundo.
Hoy el amanecer cajamarcuno resulta diferente. Ya se sabe qué es Cajamarca. Esta histórica definición traerá anécdotas y sacará una enorme emoción del corazón de quien nos visite. Ese palpitante latir se acelerará en los suaves verbos que narran la historia de este pueblo que con el puño de sus manos unidas logró sacar a la multinacional depredadora que deseaba socavar su territorio.
Los abrazos y las lágrimas de alegría celebrando esta victoria son muestra de la humildad y una valiente demostración de disciplina en más de diez años de lucha. Su gente nos brinda múltiples lecciones, donde logramos entender que este mundo es distinto en la medida en que tengamos la capacidad de creer que todos somos hermanos, hijos de la naturaleza, parte del paisaje y constructores de futuro. Lo de Cajamarca fue el mayor ejemplo de paz y de lucha bajo el criterio de la no violencia, donde se demuestra que unidos somos poder.
Bajo ese criterio es importante que ahora estemos en función de defender la importante decisión colectiva emanada de la consulta popular. Es momento que con la misma convicción y temperamento de la lucha estemos todos y todas activos en lograr el cumplimiento del mandato popular.
Vamos a celebrar, Cajamarca somos todos. Al final todos somos hijos de este planeta que hoy siente un poco de tranquilidad al ver que en una parte de él resistió a la barbarie. Es momento de que todos juntos tomemos ejemplo de lo que allí ha sucedido; es momento de alterar las concepciones equivocadas en torno a lo que unos pocos consideran desarrollo. Es hora de que seamos más los que logremos ser parte activa de nuestros territorios. Hoy celebramos con imponente alegría. Es difícil brotar en pocas palabras la emoción de una lucha de tantos años que hoy abre los cielos y el horizonte para darnos la razón.
*Agrónomo y miembro del Comité Ambientalista del Tolima.