La declaración que hicieron las víctimas en Cuba fue una exigencia: el fin de la guerra no puede pasar por encima de ellas.
Este martes, el Gobierno y las Farc dieron un paso clave hacia el fin de la guerra: firmaron el acuerdo sobre el quinto punto de la agenda de diálogos; la reparación de las víctimas y la creación de un nuevo modelo de justicia transicional.
Allí, en la mesa de La Habana (Cuba), no sólo estuvieron los delegados de las partes. También, 10 de las siete millones de víctimas, que expresaron un compromiso con los cambios en Colombia y la promesa de ser veedores del cumplimiento de lo pactado entre el Estado y la guerrilla.
Fue tomando la vocería del general (r) Luis Herlindo Mendieta, Alan Jara, Piedad Córdoba, Luz Marina Bernal, Janeth Bautista, María Soledad Garzón, Wilfredo Landa, Alfonso Mora y Lisinia Collazos que la periodista Jineth Bedoya expresó una exigencia en nombre de quienes han sufrido la guerra: nada justificaría que en la implementación de los acuerdos se pase por encima de los derechos de las víctimas.
Aunque al momento de la declaración ninguna de las víctimas había podido consultar el acuerdo de 75 puntos que firmaron los negociadores, por su importancia para el futuro de la paz compartimos íntegramente las palabras de la delegación:
Hoy venimos a La Habana, Cuba, en nuestra calidad de víctimas del conflicto armado, a ser testigos activos de la firma del acuerdo del quinto punto sobre víctimas; celebrando que se haya encontrado el camino para reconocernos después de tantas décadas de impunidad.
Reiteramos que, así como hemos dejado nuestro dolor sobre la mesa de diálogos en cada visita de las cinco delegaciones, hoy reivindicamos nuestra dignidad y nuestra exigencia de que estos acuerdos sean fieles a los reclamos de todas las víctimas. Nuestro respaldo al proceso de paz no significa que renunciemos a la justicia, a la reparación y, sobre todo, a la verdad. Por eso, nos declaramos veedores atentos del estricto cumplimiento de los acuerdos que se firman hoy, aclarando que al momento de la redacción de este comunicado no conocemos su contenido.
Segundo, el país debe entender que sólo por el camino del diálogo, la concertación y la reconciliación será posible llegar a la materialización de esa palabra que tanto pronunciamos, pero de la que poco sabemos: “paz”. Por eso, le solicitamos al Gobierno Nacional y a las Farc que multipliquen sus esfuerzos para que la pedagogía sobre el proceso de paz sea una realidad.
En ese sentido, las víctimas que hicimos parte de las cinco delegaciones —en un gran porcentaje de las regiones—podemos cumplir un papel fundamental para hacer conocer los resultados del acuerdo y para su implementación. Sabemos que nuestro papel va mucho más allá de ser un grupo de personas marcadas por la violencia; somos protagonistas sociales de un nuevo país.
Tercero, al aceptar estar hoy aquí, estamos asumiendo una responsabilidad de la que desconocemos las consecuencias al regresar a Colombia, sin contar la estigmatización que hemos afrontado. Nuestra participación en las cinco delegaciones generó diferentes amenazas de muerte, de las que hoy no hay ninguna investigación, lo cual debería ser el mayor ejemplo de las garantías de no repetición.
Cuarto, a pesar de que las partes manifestaron su compromiso de que la perspectiva de género era transversal en el proceso, vemos con tristeza la ausencia de mujeres en la mesa de negociación. Esto, sin lugar a dudas, afecta directamente las garantías que las mujeres hemos exigido.
Quinto, estamos dando la mayor muestra de generosidad, como sobrevivientes de este conflicto armado, al venir con nuestra voluntad de reconciliación. Estamos creyendo en ustedes y esperamos que el país crea en el acuerdo de paz; pero, si ustedes fallan, no lo harán con nosotros, lo harán con la historia de Colombia.
La Habana, diciembre 15 de 2015
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