Esta crisis climática es ya casi irreversible, y es global. Y global e irreversible debe ser la respuesta. Un texto de Democracia Abierta.
Este artículo es producto de la alianza entre ¡PACIFISTA! y DemocraciaAbierta. Lea el contenido original aquí.
Por: Democracia Abierta
El planeta se enfrenta a una emergencia climática sin precedentes y está cerca de cruzar un punto de no retorno. Las consecuencias ya están siendo irreversibles en distintos puntos del planeta. A los datos alarmantes acumulados en las últimas dos décadas, se suma la multiplicación de fenómenos meteorológicos extremos que aconsejan abandonar la terminología “cambio climático”, que ya quedó obsoleta.
Hay que usar un lenguaje más contundente, si queremos que se entienda lo que está ocurriendo.
Aunque la expresión “cambio climático” se empezó a usar a mediados de los años 70, y en 1988 quedó consagrada en por la ONU al constituirse el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), a finales de los 90 competía con el término “calentamiento global”, que para muchos comunicaba mejor lo que estaba sucediendo en la atmósfera del planeta.
Fue con la llegada de los neocons al poder en EEUU de la mano de George W. Bush que la administración republicana, aconsejada por el consultor político Frank Luntz, impulsó definitivamente el uso del término: “Es hora de que comencemos a hablar de “cambio climático” en lugar de “calentamiento global”, y de la “conservación” en lugar de la “preservación” (…) Mientras que el calentamiento global tiene connotaciones catastróficas, el cambio climático sugiere un desafío más controlable y menos emocional.”
Hoy, como entonces, los negacionistas al frente de gobiernos clave para contener las emisiones proliferan. Las Naciones Unidas, ante el incumplimiento por parte de muchos países de las metas acordadas en el Acuerdo de París de 2015, han convocado una cumbre de emergencia en Nueva York para el 23 de septiembre.
Un informe de la ONU de noviembre del 2018 reveló que en 2017, en lugar de disminuir como acordado, las emisiones globales de CO2 siguieron aumentando. Para poder lograr la meta de restringir a 2 °C el calentamiento global, los Estados firmantes deben triplicar sus esfuerzos. Sólo 57 países han cumplido con los compromisos. Con el aumento de líderes escépticos ante la emergencia climática, como Trump en EEUU y Bolsonaro en Brasil, el desafío es mayor que nunca.
Por este motivo, jóvenes en todo el mundo se están preparando para la ‘Movilización Mundial por el Clima’ que tendrá lugar entre el 20 y el 27 de septiembre, empezando con una huelga mundial por el clima el primer día de la movilización. Actualmente, hay huelgas planificadas en 117 países y más de 1664 ciudades del mundo, y América Latina no es ninguna excepción.
Te presentamos algunas claves sobre la movilización para entender quiénes son las figuras claves que están impulsando el movimiento y cómo te puedes involucrar.
La figura clave de la movilización
La movilización, que incluye una la huelga por el clima, forma parte de la campaña “Fridays for Futures”, que empezó la joven activista sueca Greta Thunberg hace un año, cuando dejó de asistir al colegio todos los viernes en un acto de protesta contra la emergencia climática. Su mensaje era contundente: ‘¿para qué sirve ir a la escuela para educarnos para el futuro si el planeta se va a acabar?’. Cada viernes, delante del parlamento sueco, protestaba por la falta de acción política contra el cambio climático.
Ahora, Thunberg cuenta con un apoyo significativo de la organización norteamericana 350.org, que ha creado la infraestructura para llevar a cabo la movilización este septiembre, a través de la plataforma global climate strike. La iniciativa cuenta con el apoyo de grandes organizaciones de la sociedad civil como Amnesty International, Extinction Rebellion, CIVICUS, y muchos más.
Great Thunberg se está convirtiendo en una de las voces más mediáticas del debate climático. En mayo de este año apareció en la portada de la revista Time que la nombró la “líder de la próxima generación”.
Greta estará liderando la movilización desde Nueva York, adonde llegó cruzando el Atlántico en un velero con energía solar en lugar de tomar el avión para denunciar cómo las emisiones de los aviones contribuyen significativamente a desestabilizar el clima. Es a través de acciones concretas y no siempre fáciles o cómodas que hay que hacer frente a esta emergencia, denunciará Greta en la ONU.
Cómo involucrarnos en la movilización
La manera más directa de involucrarte en la movilización es hacer huelga el día 20 de septiembre, junto a cientos de miles de jóvenes en África, las Américas, el Pacífico, Asia y Europa. Pero, para los que no puedan hacer huelga, los organizadores sugieren participar en otras actividades durante la semana, o crear más conciencia entre colegas, amigos y familiares ante la emergencia climática que estamos actualmente enfrentando.
La movilización también ofrece recursos que todos podemos usar para crear conversación sobre la situación actual en redes o en nuestros lugares de trabajo, o organizar tus propias actividades como jornadas de capacitación y debates. El mensaje está claro: puedas o no hacer huelga el 20 de septiembre, lo que más importa es la voluntad de difundir el mensaje de la gravedad de la situación que estamos viviendo.
Los datos abundan. Los últimos cuatro años han sido los más calurosos de la historia, y la temperatura en el Ártico durante el invierno, por ejemplo, ya ha subido 3 °C desde 1990, y los niveles de mar están subiendo demasiado rápido para poderlos controlar.
No podemos seguir ignorando los efectos del cambio climático. En el Amazonas, por ejemplo, con los incendio de este año estamos muy cerca de alcanzar lo que los científicos llaman el “tipping point”, es decir, del momento en que la deforestación se haga irreversible. La irreversibilidad es el problema clave. Si no hay vuelta atrás, lo que está en juego es la supervivencia de nuestra especie, junto a la de muchísimas otras.
Es fundamental reconocer que lo que ha provocado esta situación es un modelo de desarrollo sin límites, depredador y contaminante, que arrasa con todo. La alternativa está clara: cambiar o sucumbir. Por eso es tan importante movilizarse este 20 de septiembre, y participar en acciones que pongan en evidencia la emergencia y obligar a los gobiernos a cumplir con el Acuerdo de París.
Ya está siendo demasiado tarde.