Frente al acuerdo con las Farc, el nuevo Congreso tendrá un número similar de opositores y de personas que lo respaldan.
Con la nueva disposición del Congreso, el camino para construir la paz en Colombia a partir del acuerdo con las Farc luce intrincado . El partido Centro Democrático se mantiene como la principal fuerza política del país, con 19 curules en el Senado y 32 en la Cámara de Representantes. Los partidos que siguen en la lista tampoco ofrecen garantías para que el Acuerdo de Paz con las Farc se implemente: Cambio Radial (con 16 en Senado y 30 en Cámara); el partido Conservador, con 15 y 15 en ambas corporaciones y el Partido Liberal, con 14 en Senado y 35 en Cámara.
Más allá de la histórica imagen de varios de los excombatientes de las Farc acudiendo a las urnas, los resultados no distan mucho de lo que fueron las pasadas elecciones legislativas, hace cuatro años. En ese entonces el Centro Democrático también fue mayoría, con 20 puestos en Senado y 19 en Cámara. Esta vez Cambio Radical, el partido de Vargas Lleras, creció: en 2014 obtuvo 9 curules en Senado (siete menos que las que tiene hoy) y 16 en Cámara (14 menos). Los dos partidos, como lo hemos contado, son los que han estado en desacuerdo con el Acuerdo de Paz pactado con la antigua guerrilla de las Farc y han sido obstáculo para implementar las reformas necesarias para materializarse.
A estos resultados se suma uno contundente: el candidato de Álvaro Uribe, el actual senador Iván Duque, obtuvo 4 millones de votos en la consulta de la derecha, dejando atrás a Marta Lucía Ramírez, quien será su fórmula vicepresidencial y al exprocurador Alejandro Ordóñez, su futuro jefe de campaña. En total, los tres precandidatos sumaron 5 millones 900 mil votos, que perfectamente podría asumir Duque en primera vuelta. Se trata de un dato abrumador si se tiene en cuenta que hace cuatro años el entonces candidato de Uribe, Óscar Iván Zuluaga, sacó 3.759.971 votos en primera vuelta.
Lo que viene en las elecciones presidenciales, entonces, es difícil. Con la izquierda dividida, Duque tiene altas probabilidades de ganar el 27 de mayo próximo. Recordemos que en 2002 Álvaro Uribe fue elegido presidente con 5’800.000 votos en primera vuelta, una cifra que hoy Duque ya supera si se le suman los votos de Ramírez y Ordóñez. Por ahora, el potencial electoral de Gustavo Petro por si mismo no es suficiente, y quedo demostrado en la consulta de la izquierda: obtuvo 2’800.000 mil votos, cifra similar a la que obtuvo Carlos Gaviria en en 2006: 2’600.000 votos .
Si se le suman los de su contrincante, el exalcalde Carlos Caicedo, Petro podría obtener en primera vuelta 3’300.000 votos, lo que hoy, a menos en el papel, lo deja muy lejos de Duque. El exalcalde de Bogotá es consciente de la situación. Cuando habló en una rueda de prensa, después de conocer los resultados, invitó a Sergio Fajardo y a Humberto de la Calle a hacer parte de una “gran confluencia democrática por Colombia”.
El candidato Sergio Fajardo, aunque cuenta con el respaldo de la Alianza Verde y del Polo Democrático, todavía no tiene suficiente potencial para pensar en enfrentar a Duque en una segunda vuelta. Los verdes y el Polo suman 15 curules en Senado (no alcanzan al Centro Democrático) y 11 en Cámara de Representantes, muy por debajo de partidos como Cambio Radical. Y Humberto de la Calle, el candidato que ha prometido implementar el Acuerdo de Paz con las Farc, apenas registra un 4 por ciento en intención de voto, según las últimas encuestas.
Hasta el momento, ni Fajardo ni de la Calle han respondido a la propuesta de Petro. Una coalición que por ahora solo permanece en las buenas intenciones de unos pocos y que, en caso de no concretarse, podría darle la ventaja a Duque. Recordemos que el 2 de octubre de 2016, cuando el ‘No’ ganó en el plebiscito, los opositores al acuerdo de paz sumaron 6.424.385 votos, un electorado que, es de suponer, también estaría del lado del candidato de Centro Democrático en la balanza.
Ante el escenario de que Duque gane en primera vuelta, lo que pueda suceder en el Congreso es incierto. Si bien el Centro Democrático tiene mayorías y es afín con Cambio Radical y el Partido Conservador, colectividades que se han opuesto al Acuerdo, los partidos que lo respaldan, como el Liberal, la U, el Polo Democrático, Decentes, el Partido Verde y la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc) podrían hacerle contra peso: entre todos suman 52 curules en Senado de 102 que tiene esa corporación. En Cámara de Representantes, son 79 de 164 los congresistas que hacen parte de partidos que han respaldado el Acuerdo de Paz. Sin embargo, este escenario supone que el Partido de U seguirá respaldando la paz, aunque valga decirlo, sin un presidente de su partido esta probabilidad podría ser menor.
En ese sentido, Duque no la tendría tan fácil de estar llamado a hacer trizas el Acuerdo de Paz, como han prometido varios integrantes de su coalición. A esto se suma que el Centro Democrático perdió congresistas importantes como José Obdulio Gaviria y Alfredo Rangel, mientras que el Partido Verde logró que figuras públicas como Antanas Mockus y Angélica Lozano llegaran al Senado. A estas voces se suman las de Jorge Enrique Robledo e Iván Cepeda, del Polo Democrático. También la de Aída Avella, de la Unión Patriótica. Los triunfos de Inti Asprilla, Juanita Goebertus y María José Pizarro en Cámara de Representantes, quienes apoyan el proceso, también son un aliciente para el futuro de la implementación del Acuerdo de Paz con las Farc.
Más allá de la nueva configuración en el mapa político que nos dejó este domingo, también se debe tener en cuenta que en octubre de 2017 la Corte Constitucional avaló el blindaje jurídico del Acuerdo de Paz y señaló que durante los próximos tres periodos presidenciales se debe proteger su estabilidad jurídica. Ahora, eso no quiere decir que el presidente entrante no pueda proponer modificaciones para temas específicos como la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), organismo que ha sido rechazado en diferentes ocasiones por el Centro Democrático y Cambio Radical. La Corte Constitucional, si así lo quiere el nuevo presidente, puede revisar incluso si los congresistas de la Farc con delitos de lesa humanidad pueden estar en el Congreso sin antes haber pasado por la JEP.
Con estos resultados, lo cierto es que proyectos del Acuerdo de Paz que se quedaron por fuera del Fast-Track, como la Reforma Rural Integral y las Circunscripciones Especiales de Paz, tendrán que sortear un camino espinoso en el legislativo para ser realidad.
Al margen de estos puntos, queda la implementación de lo que incluso ya fue aprobado por el Congreso saliente y que apenas va en un 18, 5 por ciento. Sin un gobierno con la intención de implementar el Plan Nacional de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito, por ejemplo, muchas comunidades que venían trabajando en proyectos agrarios quedarán en el limbo.
Como dijo Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación: en el Congreso “ganaron las mismas maquinarias de siempre, pero hay nuevos nombres que dan esperanza”. De ellos dependerá que los planes del Acuerdo de Paz no sean abortados cuando apenas cumplimos un año de la firma de la paz.