Estamos en un momento de polarización, o eso es lo que llevamos escuchando desde hace varios años en Colombia y el mundo, tanto que ya se ha convertido en un término que hemos normalizado y algunos hasta dejado de usar porque ya lo han quemado.
Hay que entender que la sociedad está atravesando una crisis de la democracia.
La Amenaza del Autoritarismo Global
Para muestra, un botón: muchos países en el mundo están girando hacia modelos más autoritarios, cansados de no ver soluciones rápidas a los problemas que afectan a la población. Estas posturas no sólo no son las soluciones que busca la población, sino que terminan acrecentando las problemáticas ya existentes.
Soluciones simplistas que no van a la raíz del problema, aumentan la división en la sociedad colombiana, generando posturas que chocan y están condenadas a un diálogo estéril, lo que impide cualquier intento de entendimiento.
Desafíos del Diálogo Social en Colombia
Aunque en Colombia el actual Presidente abogue por un diálogo social, le falta mucho esfuerzo para lograrlo. Por un lado, está la oposición representada por una derecha liberal, que responde a intereses económicos y es apoyada por una gran parte de la población (por lo menos el 47% de población votante) que, de manera legítima, siente preocupación por lo que pueda pasar con los cambios que el actual gobierno quiere hacer, preocupación bajo la premisa del fantasma del comunismo, debates serios o alarmismos que han sido usados para hacer control político y politiquería.
La Comunicación del Gobierno y su Efectividad
Si la intención es disminuir la polarización, no es útil que el Presidente solo se dirija a sus bases organizadas. Petro enfrenta desafíos no solo en términos de efectividad del “cambio” en la ejecución presupuestaria y el fortalecimiento de la confianza en los procesos de diálogo con los actores armados y la seguridad de los territorios, sino también en la forma en que comunica sus mensajes. Debido al choque de ideas, cualquier información puede ser malinterpretada o sobreinterpretada, lo que genera aún mayor inestabilidad.
Sin decir que las propuestas propulsadas por el gobierno son buenas o malas ¿buenas o malas para quién? es importante reconocer los avances en materia económica, dignificación y reconocimiento del campesinado como sujeto de derechos con hechos contundentes: repartiendo las propiedades de la SAE, por ejemplo. Igualmente, es importante reconocer los estancamientos en la situación de violencia y seguridad de las poblaciones que históricamente la han sufrido, la protección de líderes, firmantes y personas que actualmente son parte del Comité Nacional de Participación de la mesa de diálogos con el ELN.
Sin duda, es necesaria una mejor ejecución gubernamental. Algunas fallas pueden ser perdonables debido a la histórica debilidad del Estado, pero otras son el resultado de una mala administración de recursos y estrategias. Debemos reconocer y ser realistas: el actual gobierno no cambiará todo lo que prometió, especialmente cuando se trata de problemas que han evolucionado durante décadas y siglos. Además, algunas reformas más “sencillas” de ejecutar, como las reformas sociales del gobierno, se han estancado en el legislativo por la falta de mayorías, a pesar de los esfuerzos por negociar y ajustar las propuestas para lograr su aprobación.
El Simbolismo de las Marchas con Ataúdes
Marchar con ataúdes en un país con el historial de violencia que tiene Colombia plantea serios interrogantes. Es momento de cuestionarnos la normalización de este tipo de mensajes. ¿Representa el ataúd la muerte de las reformas sociales? Si es así, ¿dónde queda la democracia? Si la misma población se opone rotundamente a cualquier propuesta de cambio, o si los debates en el Congreso son interrumpidos sin siquiera ser considerados, entonces, ¿qué podemos esperar?
Los Problemas del Sistema de Salud y Pensional
No podemos ignorar que el sistema de salud ha estado en decadencia durante años, con largos tiempos de espera en hospitales, citas médicas, y el tristemente conocido “paseo de la muerte”. Asimismo, el sistema pensional, sea privado o público, se vuelve cada vez más insostenible debido al cambio poblacional y a la informalidad laboral, que con contratos por prestación de servicios, brinda incertidumbre al ciudadano común sobre su futuro. Negar que el país ha enfrentado numerosos problemas en áreas que deberían proteger a la población es negar el sufrimiento de la ciudadanía colombiana, o caer en el oportunismo político. ¿Por qué se rechaza una reforma impulsada por el progresismo que ha sido consensuada con otros sectores del congreso opositores?
La Importancia del Diálogo en la Democracia
Es crucial tejer puentes de diálogo entre visiones opuestas. La democracia exige el compromiso de todos los ciudadanos, dejando de lado la retórica vacía y cultivando una conciencia colectiva que priorice las necesidades del país sobre los intereses partidistas y económicos. No podemos esperar que esta democracia en búsqueda de paz se consolide si solo se dialoga entre actores armados, políticos, o sectores económicos y gremiales.
La verdadera madurez como país se alcanzará cuando reconozcamos y respetemos las diferencias. Como dice una traducción a lengua indígena de la constitución, cuyo origen sería importante identificar entre las 68 lenguas autóctonas, “nadie podrá llevar por encima de su corazón a nadie, ni hacerle mal en su persona, aunque piense y diga diferente.” El control político no consiste en insultar con términos como “godos hptas”, “uribestia”, “petroburro”, “mamerto”, y otras palabras despectivas que no aportan nada a la discusión. Si realmente nos importa el país, hay muchas formas de hacer control político de manera seria y pacífica, ya que dialogando es como mejor nos entendemos.
