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El uribismo se llenó de razones para celebrar
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El uribismo se llenó de razones para celebrar

Staff ¡Pacifista! - octubre 2, 2016

El expresidente y senador Álvaro Uribe defendió la empresa privada, las Fuerzas Armadas y las iglesias.

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Marcha de los promotores del “NO”. Foto: Santiago Mesa

Poco más de 60 mil votos hicieron la diferencia en el plebiscito de este 2 de octubre. El No promovido por el Centro Democrático se impuso en la contienda electoral y, con él, los colombianos rechazaron la implementación del Acuerdo Final que el Gobierno y las Farc construyeron durante cuatro años en La Habana.

Con una campaña volcada a las calles, sin financiación oficial y respaldada por buena parte de las iglesias, el uribismo jalonó más de seis millones 400 mil votos y dejó sin piso el documento de 297 páginas que el Gobierno y las Farc firmaron el pasado 26 de septiembre en Cartagena con la presencia de un grupo de víctimas y de la comunidad internacional.

El primer alfil del uribismo en pronunciarse fue el exvicepresidente Francisco Santos, quien hizo un llamado al “optimismo” porque, según él, la victoria del No permitirá la negociación de un nuevo acuerdo que una a todas las fuerzas políticas. Minutos después, el presidente, Juan Manuel Santos, anunció que convocará a todos los partidos, especialmente al de Uribe, para definir una nueva ruta a seguir en el proceso de paz con las Farc. El exvicepresidente también dijo que es necesario darles “todas las garantías” a los guerrilleros para que continúen su tránsito a la vida civil y participen en política.

Hacia las 9 de la noche, el expresidente y senador Álvaro Uribe habló desde su finca en Rionegro (Antioquia). En un breve discurso, defendió a la empresa privada, las Fuerzas Armadas y las iglesias.

Según el senador, es necesario construir un nuevo acuerdo con las Farc que incluya una justicia transicional que no reemplace las instituciones y una apertura política que no “premie el delito”. Con esas afirmaciones, Uribe condensó dos de sus más férreas críticas a lo pactado entre el Gobierno y la guerrilla: que la cárcel no se puede sustituir por penas alternativas y que los jefes de las Farc no pueden aspirar a cargos de elección popular, aun cuando hayan contribuido a la verdad, la justicia y la reparación.

Uribe también sugirió que, en la búsqueda de la “justicia social”, el Acuerdo Final firmado en Cartagena ponía en riesgo “la empresa honorable”. A lo largo de la campaña, el uribismo señaló que el punto de reforma rural integral, con el que se pretendía democratizar el acceso a la tierra, contemplaba la “expropiación” de terrenos a empresarios del campo.

Aunque el Acuerdo no lo contemplaba, el tema se convirtió en uno de los caballos de batalla del Centro Democrático. El partido también protestó por la posibilidad de que la Jurisdicción Especial para la Paz pudiera juzgar a los empresarios que participaron de manera sistemática en la ejecución de crímenes graves, con el argumento de que las partes buscaban venganza contra quienes discrepaban ideológicamente de las Farc.

El senador Álvaro Uribe. Foto: Alvarouribevelez.com.co

En esa línea, el expresidente Uribe insistió en que el Acuerdo buscaba “frenar la confianza de inversión” y la “expansión empresarial”. Ello, pese a que el modelo económico no se negoció en La Habana y a que el Gobierno mantuvo múltiples reuniones con empresarios de Bogotá y de las regiones para convencerlos de que la desaparición de las Farc abriría nuevos focos de inversión y maximizaría la rentabilidad de varios sectores económicos gracias a las mejoras en infraestructura y seguridad. Así lo consintieron empresarios de la agroindustria, el transporte y el sector minero-energético.

Uribe también insistió en que los militares y policías que cometieron crímenes durante el conflicto deben tener un “alivio judicial sin impunidad”. Ese “alivio” estaba contemplado en el Acuerdo, al punto de que las condenas contra miembros de la Fuerza Pública serían revisadas y no se los juzgaría con la teoría de responsabilidad de mando con la que la Fiscalía avanza en procesos contra militares de alto rango por la comisión de “falsos positivos”. El Acuerdo también incluía el “perdón” de crímenes cometidos por agentes estatales cuando no se tratara de casos “graves y representativos”. Las concesiones para los militares y guerrilleros en el tema de justicia eran tan amplias que, incluso, la onegé Human Rights Watch se apartó del respaldo internacional al Acuerdo.

El senador y dirigente del Centro Democrático también declaró que “reiteramos la necesidad de estimular los valores de la familia sin ponerla en riesgo. Los valores de familia defendidos por nuestros líderes religiosos y pastores morales”. La mención obedece a que un importante foco de la campaña por el “NO” se centró en los feligreses de distintas iglesias, entre quienes caló la tesis del exprocurador Alejandro Ordóñez según la cual el Acuerdo impondría la “ideología de género”. Todo, porque el documento contemplaba tratamientos diferenciales para las personas LGBTI durante la implementación de los puntos de desarrollo rural, participación política y víctimas.

Vía Twitter, la bancada del Centro Democrático en el Congreso también se manifestó sobre el resultado del plebiscito. La senadora Paloma Valencia dijo que “los acuerdos le daban privilegio al crimen y a los terroristas”. Su colega Susana Correa declaró que “los colombianos tomaron su derecho a la democracia y votaron a favor de lo que piensan que debe ser una paz estable y duradera”. En el mismo sentido, el senador Ernesto Macías opinó que “gracias a los colombianos se evitó la entrega del país al terrorismo”, mientras la senadora Thania Vega calificó el resultado como un “momento de grandeza”.

La columnista y periodista colombo-española Salud Hernández, afín al uribismo y dura crítica de los diálogos de La Habana, opinó que el plebiscito “es el fracaso de Santos y de los políticos, empresarios y medios de comunicación cachacos que viven en burbujas”.

De momento, el futuro de la negociación es incierto. Tras conocer el resultado, las Farc reafirmaron su voluntad de paz y el Gobierno abrió espacios para dialogar con la oposición. Lo único cierto es que, con el triunfo que obtuvo en las urnas, el uribismo se posicionó como un actor indispensable para negociar la paz.