La JEP recibió hoy 80 documentos que recogen más de 300.000 hechos del conflicto
Hoy la JEP fue noticia por un hecho que para algunos fue controversial y para otros representó un alivio: se frenó el proceso de extradición de Jesús Santrich, quien ya lleva más de un mes en huelga de hambre. Según la Jurisdicción, no han recibido el acervo probatorio del caso, lo que significa que no tienen en su poder las pruebas que determinarían si el excombantiente cometió el delito de traficar cocaína antes o después del primero de diciembre de 2016.
Al margen de las críticas que ha recibido la JEP, sobre todo de sectores de derecha, de estar supuestamente saltándose la ley con el caso Santrich, pidieron que la Fiscalía les comparta cuanto antes el expediente de la investigación para tomar una determinación sobre la extradición del dirigente de la FARC. Mientras tanto, el tema fue tendencia en Twitter todo el día.
Luego del revuelo que esto representó, y que la mayoría de los medios se fueran del lugar del anuncio, tuvo lugar otro evento que unió a la JEP con el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), y que tuvo que ver con la construcción de memoria, crucial para este momento de la historia de Colombia en el que buena parte del conflicto armado ha terminado y las armas ya no suenan con la misma intensidad.
La JEP recibió hoy, en su sede 80 informes de manos del CNMH que recogen las voces y los testimonios de víctimas, victimarios y testigos del conflicto armado colombiano. Participaron numerosos funcionarios de cada entidad, incluidos los directores de ambas, y el objetivo fue fortalecer las líneas de investigación y acción de la Jurisdicción, proporcionando un contexto y delimitando lo sucedido, con la intención de proporcionar a la JEP una información a la que no tenían acceso antes. Los informes fueron elaborados desde 2011, año de creación de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras.
Durante el acto de entrega, la presidenta de la JEP, Patricia Linares, reconoció que “durante años soñamos con aportar al país, y especialmente a las víctimas, una memoria reparadora que contribuyera no solo a aliviar su dolor sino a aportar insumos que permitieran avanzar hacia la construcción de garantías de no repetición y de un proceso de reconciliación”. La comisión encargada de estudiar lo expuesto por los documentos será la Sala de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad.
Según funcionarios del CNMH, los informes que entregaron se basaron en 580 fuentes de información y 7.664 documentos entre testimonios, folios, registros y bases de datos. En total, las investigaciones recogieron más de 300.000 hechos de conflicto entre acciones bélicas entre combatientes, acciones de combatientes hacia la población civil y la mezcla de estos dos.
Los enfoques de los documentos fueron las memorias regionales, que reconstruyen hechos de sitios en particular (como masacres), las modalidades de violencia -entre las que destacan el reclutamiento a menores de edad, la violencia sexual y el secuestro-, la caracterización de los actores armados y de las víctimas y los factores que ocasionaron el conflicto. Para Camila Medina, directora de construcción de memoria del CNMH, los documentos “ayudan a comprender los contextos y las dinámicas que hicieron posible el desarrollo del conflicto armado. También aportan a esclarecer las dimensiones y magnitudes de distintas modalidades de violencia y sus variaciones por actor armado. Quién hizo qué, cuándo lo hizo y contra quién”.
Algunas masacres que ha documentado el Centro Nacional de Memoria Histórica, y que ahora hacen parte del archivo de la JEP para la construcción y rememoración fidedigna de lo sucedido, son la de El Salado, Bojayá, El Tigre, San Rafael y Trujillo.
Por otro lado, el contenido de los informes también pueden ser elementos de componente y peso judicial, pues está en la competencia de la Jurisdicción utilizarlos como material probatorio en la Unidad de Investigación y Acusación. Sobre esto, el director del Centro Nacional de Memoria Histórica Gonzalo Sánchez dijo: “la memoria y la justicia suelen ser consideradas en diferentes contextos de forma antagónica (…) Con todo, y de manera progresiva, se ha generado una aproximación productiva entre los dos escenarios de esclarecimiento. La documentación judicial se ha convertido en un insumo y en un objeto de análisis importante para la reconstrucción de la memoria histórica, y a su vez los informes de memoria histórica se han convertido en soporte de la acción judicial”.
“De hecho”, continúa, “el CNMH ha producido una serie de informes como parte de medidas de reparación por solicitud de fiscales, y a esto se suma la incorporación en los fallos judiciales en el plano nacional y en instancias internacionales de los contenidos de algunos informes. El escenario de justicia transicional en el que se inscribe la JEP, la comprensión de la violencia del conflicto armado dentro de las lógicas judiciales como los crímenes de sistema, macrocriminalidad y máximos responsables, permite redimensionar el trabajo de esclarecimiento realizado, y esa es la apuesta que hacemos pública hoy: la del trabajo complementario entre la justicia y la memoria”.
En el evento se insistió en que compartir estos textos son una manera de contrarrestar los esfuerzos de grupos armados por garantizar silencio e impunidad, la falta de coordinación de las instituciones del Estado en materia de información y la desconfianza de la sociedad para compartir sus historias. También se dejó claro que la guerra dejó en un letargo al país, que la vivía pero no la conocía en todos sus niveles y no reconocía el número total ni las condiciones de sus víctimas. La construcción de verdad y memoria, entonces, puede ser un instrumento para la no minimización del conflicto, y abre las puertas hacia la no repetición y la reconciliación.