Hoy se juega el "partido por la paz" en Bogotá y el invitado estrella es el argentino, Diego Armando Maradona, quien hace unos meses le dio una trompada a su novia.
Por: Sebastián Serrano
Admiramos a Diego Armando Maradona como futbolista pero no entendemos ni compartimos que sea el invitado de lujo para jugar el “partido por la paz” este viernes en Bogotá. Su vida, fuera y dentro de las canchas, es un repertorio de golpizas malintencionadas, tropeles con periodistas y pleitos con la ley.
El Pelusa tal vez sea el invitado ideal para el partido de despedida de una estrella veterana del fútbol pero no para lo que se supone es un partido pacifista.
A continuación, presentamos algunos episodios que hablan de la vida turbia del astro argentino.
La pelea contra los jugadores del Athletic de Bilbao
A principios de los ochenta, cuando Maradona llegó al FC Barcelona procedente de Boca, el jugador argentino revolucionó el fútbol en España. Era una época muy distinta, los árbitros eran mucho más permisivos con las entradas violentas y antes de tirarse al suelo, los talentosos debían soportar todo tipo de faltas. Durante sus dos primeras temporadas con el Barcelona, Maradona se cansó de recibir pata. La situación tocó fondo en septiembre de 1983, cuando Andoni Goicoechea, defensa del Athletic de Bilbao, le propinó al Diego una patada brutal y malintencionada que le fracturó el tobillo y lo dejó tres meses fuera de las canchas.
Pasaron 8 meses antes de que Maradona volviera a verse las caras con los jugadores del Bilbao. Los dos equipos llegaron a la final de la Copa del Rey y, en la previa, el ambiente no podía estar más caliente. Maradona había sido expulsado en las semifinales y, en teoría, no debió haber jugado el partido, pero la Federación hizo una excepción y permitió a la estrella jugar el partido.
El Barcelona perdía 1-0 y, mientras Maradona intentaba desperardamente lograr el empate en la ultima jugada, un jugador del Bilbao le sacó la pelota con una barrida limpia. El arbitro pitó el final, el Barcelona perdió y El Pelusa armó la de troya.
El incidente le costó a Maradona su salida del Barcelona, además de tener que ofrecerle una disculpa al mismísimo Rey de España.
Y no se trata de un hecho aislado. Un año antes, durante el Mundial de España, Maradona le había dado una patada criminal al jugador brasilero Batista, en un partido que su selección perdía 3 a 0 contra su más tradicional rival.
https://youtu.be/LP3u2nDEcPA
Maradona Francotirador
Para 1994, la carrera del que es considerado por muchos el mejor jugador en la historia ya venía en picada. Tras varias suspensiones por dar positivo por consumo de cocaína en pruebas anti doping, el eterno 10 regresó a la Argentina para jugar con el Newell’s Old Boys de Rosario. Sin embargo, volver a su patria no significó el resurgir que todos esperaban. En total, llegó a disputar 5 partidos oficiales con Newell’s y cero goles. En febrero del mismo año el jugador abandonó el equipo y un grupo de periodistas fue acampar frente a su casa a la espera de una declaración.
Fue entonces cuando Maradona tomó un rifle de aire comprimido y disparó varias veces contra los periodistas, hiriendo a cuatro de ellos. Ocho años después, Maradona fue condenado a dos años de prisión. La pena fue suspendida y el fútbolista debió pagar una indemnización al fotógrafo Raúl Moleón.
Diego Maradona Jr.
En 1992, una mujer llamada Cristiana Sinagra interpuso ante la justicia italiana una demanda para obligar a Maradona a reconocer la paternidad de Diego, su hijo de 5 años. En mayo del mismo año -y después de tres ocasiones en las que Maradona se negó a hacerse una prueba de ADN-, una jueza determinó que Diego Sinagra era hijo de Diego Maradona y por tanto tenía derecho a una pensión de 4 mil dólares mensuales y a llevar el apellido de su padre.
A pesar de la sentencia, Maradona no quiso reconocer a su único hijo varón. La primera vez que ambos se encontraron de frente fue en mayo de 2003, cuando Diego Maradona Jr. se coló a un campo de golf en que se encontraba su padre y ambos conversaron durante unos 40 minutos.
Dos años después, Maradona declaró: “aceptar no es reconocer. Tengo dos hijas con mi amor de toda la vida. Se llaman Dalma y Gianina. Estoy pagando con dinero mis equivocaciones del pasado. Un juez me obligó a darle dinero, pero no puede obligarme a sentir amor por él”. Sin embargo, dos años después, el 10 argentino cambió de opinión y disculpó con su hijo a través de una carta.
En 1996, una mujer argentina llamada Valeria Sabaraín dio a luz a su hija Jana. 12 años después, interpuso una demanda para que Maradona reconociera a Jana como hija suya. El proceso tuvo un curso casi idéntico al caso de Diego Jr. Maradona nunca se dejó hacer una prueba de ADN, una jueza le dio a Jana el cotizado apellido y la aún más cotizada pensión alimentaria.
Genio y figura
Para introducir su autobiografía, el 10 escogió el siguiente epígrafe:
“A mí jugar a la pelota me…me daba una paz única”.
Tal vez esa sea la explicación a todo: a medida que Maradona se aleja de las canchas y las pelotas, su presente se ha vuelto más turbio.
En enero de 2006, Maradona se vio involucrado en una riña en una discoteca de la isla de Bora Bora, donde se encontraba de vacaciones. En medio de la pelea, en la que Maradona se involucró para defender a su hija Giannina, el ex fútbolista lanzó un vaso dirigido a un hombre que, supuestamente, había agredido a Giannina. A diferencia de lo sucedido en el episodio del rifle de aire, en esta ocasión al Pelusa le falló la puntería y el vaso terminó en la cara de Tumata Vahimarae, ex miss Bora Bora.
La ex reina de belleza recibió ocho puntos en su cara y una indemnización por 6 mil dólares por parte de Diego.
En febrero del mismo año, una pareja que caminaba por el barrio de Mataderos en Buenos Aires resultó herida cuando Maradona estrelló su camioneta contra una cabina telefónica. Algunos testigos afirmaron haber visto a Mardona conduciendo la camioneta y salir de la escena sin antes prestar ayuda a la pareja, que solo sufrió lesiones menores. Allegados al entonces técnico de la Selección de Fútbol Argentina sostenían que, a la hora del accidente, Maradona se encontraba con ellos en un local lejos del lugar de los hechos. Finalmente, Maradona volvió a solucionar el pleito con la billetera, antes de tener que presentarse ante los estrados.