El punto de la educación para el posconflicto es clave para cumplir el Acuerdo de Paz. La deserción de exguerrilleros es del 29%.
El 18 de marzo de 2015, cuando el segundo periodo presidencial de Juan Manuel Santos estaba arrancando, los reflectores de los medios de comunicación apuntaban en dirección a la ministra de Educación, Gina Parody. Una de las banderas de Santos II fue la educación, y para sacar adelante ambiciosos proyectos como la Jornada Única Escolar, designó a Gina Parody, quien venía de una campaña política como candidata a la Alcaldía de Bogotá.
Ese día, Gina Parody lanzó el Plan Nacional de Infraestructura Educativa: un ambicioso proyecto, fundamental para que Colombia sea la más educada de América Latina en 2025, como ella misma dijo. Este plan representaba la base para que la educación pública en el país pudiera alcanzar niveles como los de Chile, Argentina o Brasil, ubicados en un escalafón mayor ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde).
Para comenzar a fortalecer los colegios públicos se necesita, primero, infraestructura. Según el Ministerio de Educación, para cumplir el objetivo, antes de 2025 Colombia necesita superar un déficit de 51.134 aulas. De lo contrario sería imposible implementar la jornada única escolar (que los estudiantes estén ocho horas diarias en el colegio) en las escuelas públicas.
Ante lo que en ese momento parecía un periodo inminente de posconflicto, Santos y Parody se abanderaron de la “educación para la paz”, un eslogan que se traduciría en nuevas escuelas en las regiones rurales, en capacitación de profesores, aumento de salarios, planes para los excombatientes de las Farc. Una de las primeras promesas que Parody le hizo al país fue que entregaría 30.680 aulas antes de agosto de 2018, cuando termina el segundo periodo presidencial de Juan Manuel Santos. “Cuando nace un colegio, nace la esperanza para toda la comunidad y les arrebatamos víctimas a los violentos”, decía orgullosa la ministra.
Sus promesas se fueron desvaneciendo, como su carrera política. En noviembre de 2016 abandonó el cargo y, con un aire menos mediático, asumió la dirección del ministerio Yaneth Giha, quien venía desempeñándose como directora de Colciencias. Parody desapareció del plano educativo y político a mediados de 2017, cuando la Procuraduría la vinculó formalmente en la investigación de Odebrecht por presuntas irregularidades en la construcción de la vía Ocaña-Gamarra.
Promesa inconclusa
Se van a cumplir tres años desde que Parody dijo que, con la construcción de las aulas, Colombia se encaminaba a ser la más educada de América Latina. Sin embargo, a tan solo seis meses de que Juan Manuel Santos abandone la Casa de la Nariño, el gobierno ha entregado 10.909 aulas, según un informe del Ministerio de Educación conocido por ¡Pacifista! El documento dice, además, que entre 2015 y 2017 fueron construidas 5.713 aulas. Esto quiere decir que la meta de las 30.000 aulas difícilmente se podrá cumplir y que la idea de “Colombia la más educada en 2025” se puede alejar unos años más.
Al revisar las cifras en detalle se puede ver que, de esas 10.909 aulas, 1.146 se entregaron en 344 municipios que están ubicados en zonas de mayor afectación por el conflicto armado. En total, dice el Ministerio de Educación, se entregaron 29 colegios nuevos. En las zonas vulnerables también hace falta mucho por hacer, pues según el mismo Ministerio, en las regiones afectadas por el conflicto armado el déficit de aulas es de 14.548.
En Bogotá, para sumar otro ejemplo, el déficit de aulas es de 9.219. Según la Secretaría de Educación de la ciudad, con el Ministerio de Educación se están construyendo 13 colegios nuevos. La Alcaldía está financiando otros 17, lo que representaría 1.200 aulas nuevas. Aunque es un avance, lo que queda en evidencia es que la meta que en algún momento se trazó Gina Parody era difícil de alcanzar incluso en las mismas ciudades.
Fuentes del Ministerio de Educación nos confirmaron que, en efecto, algunas metas han tenido que replantearse desde Presidencia, pues la promesa inicial de infraestructura educativa no es fácil de cumplir. De hecho, la ministra actual, Yaneth Giha, ha preferido ser cautelosa y, cuando se refiere al plan de infraestructura hace énfasis en que la agilidad de las construcciones depende en buena medida de las gobernaciones y las alcaldías, encargadas de cofinanciar los proyectos.
Más allá de los colegios, así va la educación en el posconflicto
Aunque ha pasado desapercibido, un punto crucial de la implementación del Acuerdo de Paz con las Farc es la educación de los excombatientes. Al respecto, el Ministerio de Educación nos respondió que durante 2017 se matricularon 3.418 exguerrilleros para terminar su educación básica. Sin embargo, del total de ex combatientes 2.428 terminaron su proceso académico, lo que representa una deserción del 29 por ciento.
En 2018, según el Ministerio, abrirán vacantes para que 2.735 ex combatientes terminen su formación educativa. Por el momento, el gobierno identificó algunas de las razones por las que algunos han desertado, como “el desplazamiento a otros territorios para iniciar proyectos productivos, el retorno a sus lugares de origen o por falta de interés en el proceso educativo”.
En el periodo de posconflicto, como quedó contemplado dentro de los acuerdos con las Farc, el gobierno se comprometió a construir 585 sedes educativas nuevas, 20 internados en zonas dispersas, “900 adecuaciones locativas para que las mismas comunidades decidan en qué destinar los recursos y una dotación de equipamientos: materiales pedagógicos y mobiliario”. Existen otros proyectos, como el modelo de formación para la ciudadanía, que el Ministerio de Educación ya está implementando. El modelo, sobre competencias ciudadanas para el posconflicto, comenzó en abril de 2017 y ha sido implementada en 88 establecimientos educativos de 57 municipios focalizados en el posconflicto.
En materia de educación para el posconflicto, al gobierno todavía le falta mucho por hacer. Si bien es cierto que ha implementado estrategias como Cátedra de la Paz, Educación para la Paz en Colombia, la plataforma web “Currículos para la paz” (en donde se publican documentos didácticos relacionados con la paz, relacionados incluso con la reincorporación de excombatientes a la vida civil) y las jornadas sobre la resolución pacífica de conflictos, lo cierto es que algunas promesas, como la construcción de 30 mil aulas, se quedaron en mitad de camino.